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La importancia de los juegos tontos del padre en el desarrollo de los niños

2015-06-19

Para obtener una evaluación precisa de la contribución de los padres, Kerns...

SUE SHELLENBARGER, The Wall Street Journal

Cuando Kathryn Kerns les pidió a 30 adolescentes y preadolescentes que fueran a su laboratorio y hablaran sobre sus padres, muchos de sus padres sacaron baja nota según un criterio estándar que estaba usando su equipo de investigación para evaluar el lazo entre padres e hijos.

Sin embargo, los muchachos describieron relaciones intensas y cálidas con sus padres, dice Kerns, profesora de ciencias psicológicas de la Universidad Estatal Kent en Ohio, Estados Unidos. Decían cosas como: "Mi papá me alienta a hacer cosas", o "Mi papá me dice que piensa que me puede ir bien".

Para obtener una evaluación precisa de la contribución de los padres, Kerns revisó dos valoraciones en su estudio publicado recientemente, y agregó preguntas sobre si los padres alentaban a los hijos y les infundían confianza, y los padres comenzaron a obtener puntajes más altos.

Kerns integra una cantidad creciente de investigadores que están creando pruebas y técnicas nuevas para documentar el factor padre. Más de una decena de estudios en los últimos dos años están brindando nuevas revelaciones sobre los matices, y el valor, de los juegos aparentemente aleatorios y a veces tontos en los que muchos padres se involucran con sus hijos.

La investigación podría ofrecerles a los padres más margen en sus juegos con los niños, al sugerir que no hace falta que las madres u otras personas se preocupen cuando los padres provocan o desafían a sus hijos, mientras los niños estén felices y se diviertan. Además, a veces los padres pueden lograr que un niño deje de hacer lío o de llorar a través chistes o juegos físicos.

La capacidad de formar lazos cercanos y de confianza con los padres en los primeros años de vida predice la calidad de las futuras amistades de un niño, sus destrezas sociales y sus relaciones románticas. Los padres se desempeñan como una base segura para explorar y tomar riesgos, y brindan un refugio para un pequeño en épocas de problemas. Sin embargo muchas de las evaluaciones estándar que han usado los científicos para analizar el lazo entre padres e hijos no le dan la suficiente importancia a la exploración y la toma de riesgo, y no logran capturar el rol de los padres en alentarlo.

Las nuevas investigaciones están alentando a los padres a relajarse en los juegos con sus hijos. En un estudio, cuando un niño de preescolar se cansó y comenzó a llorar, su padre puso al niño pies para arriba. Otro padre atrajo el interés de su pequeño para jugar al gritar simulando estar preocupado: "¡Oh, qué dolor!" cuando el niño usó un kit de médico de juguete para darle una inyección imaginaria en el brazo.

Tanto hombres como mujeres tienen una respuesta hormonal a convertirse en padres, marcada en parte por aumentos en la oxitocina, un neuropéptido que favorece los lazos y la confianza. La oxitocina está relacionada con diferentes respuestas en los cerebros de los padres nuevos que en los de las madres, muestran las investigaciones. En las mujeres, está asociado con la activación de regiones del cerebro basadas en la amígdala y que expresan emociones. En los hombres, está relacionada con una mayor actividad en regiones de la corteza asociadas con planificar y mentalizarse, o entender los puntos de vista de los demás.

Los padres nuevos también exhiben diferencias en la forma en la que establecen lazos. En un estudio de 100 madres y padres que interactúan individualmente con sus hijos de cinco meses, las madres tendieron a mirar a los ojos de los bebés, imitar su balbuceo y tocarlos con afecto, según un estudio de 2013. Los padres tendían a motivar a los bebés, usando movimientos rápidos para que se rieran o alentándolos a explorar. Por supuesto, ambos géneros pueden involucrarse en ambos tipos de interacción.

Los padres que usen cualquiera de los comportamientos pueden formar lazos cercanos con los niños. Más allá del comportamiento de los padres, este proceso depende de la sincronía, el grado en el que las interacciones se producen en un buen momento, son recíprocas y agradables tanto para padres como niños.

El criterio sobre qué es ser buen padre no es siempre el mismo para madres y padres. Por ejemplo, muchos criterios consideran que ser "intrusivo" o presionar al niño —por ejemplo interrumpir el juego de un pequeño o elegir un juego en lugar de dejarlo elegir— es algo malo. Es verdad que los niños suelen reaccionar mal cuando las madres son intrusivas, pero cuando los padres son intrusivos, los niños no están tan molestos, dicen los expertos. Los matices que consideran los investigadores están cambiando: si los padres y los niños están contentos, el comportamiento no es intrusivo.

Una nueva evaluación que están probando los investigadores se conoce como "la prueba de la risa" En este procedimiento, los investigadores dejan a padre e hijo en un laboratorio sin juguetes durante dos minutos o más.

Un padre tomó una alfombra del piso y se la puso sobre la cabeza, dice Jean-Francois Bureau, un profesor asociado de psicología de la Universidad de Ottawa en Canadá y autor principal de un estudio este tipo realizado en 2014 entre 107 padres. Otros corrían a sus hijos por la sala o ponían caras cómicas.

Los niños se entusiasmaron más y mostraron un rango de emociones más amplio cuando jugaban con sus padres que con sus madres. "Una marca de un rol de padre óptimo" podría ser la capacidad de mantener una relación sensible y emocional durante un juego alborotado, dice Bureau.

Otros padres asustaron o hicieron enojar a sus hijos al usar voces de monstruos. Los padres que no son sensibles al jugar pueden afectar la capacidad de un niño de formar conexiones, generando inseguridad y temor.

Las madres en el estudio tendían a sentirse más estresadas que los padres por la falta de juguetes, pero lograron que sus hijos se movieran y divirtieran igual que los padres. Además, según el estudio era más probable que las madres lograran sincronía en el proceso.

 



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