Espectáculos

Emma Stone y la vida de una estrella en ascenso

2015-07-02

Es este tipo de naturalidad ágil lo que ha permitido que EU se enamore de ella, empezando...

Por Josh Eells, The Wall Street Journal

En una mesa en un rincón de un restaurante de mariscos de la autopista costera del Pacífico, Emma Stone escucha con atención mientras un mesero con bigote tipo manubrio describe los platos especiales de la noche: rufo antártico, róbalo entero, langosta a la parrilla a precio de mercado, erizos de mar frescos, guiso de mariscos elaborado con mejillones y almejas del mar que podemos ver por la ventana. Tal vez sea por las velas, pero los ojos verdes de Stone parecen más grandes de lo normal mientras asiente con entusiasmo, absorbiéndolo todo. El mesero se da la vuelta para marcharse y la actriz de 26 años se quita la careta. "Estaba concentrándome tanto en hacer que mi rostro pareciese que estaba escuchando que me olvidé por completo de escuchar", confiesa. "¡No estaba escuchando nada!".

Hace sólo seis minutos que nos hemos encontrado, pero este parece ser un momento muy Emma Stone. La modestia, la bobada, la risa bufona. Stone es una famosa que es muy buena en no parecer famosa. Es este tipo de naturalidad ágil lo que ha permitido que Estados Unidos se enamore de ella, empezando con Súper cool, la película de 2007 que fue su carta de presentación, hasta su nominación al Oscar por Birdman el año pasado.

Stone vive cerca de aquí, en una casa alquilada a medio amueblar que comparte con su hermano menor y Ren, una mezcla de golden retriever y setter irlandés de tres años y medio. Hace seis años vivía en Los Ángeles, en West Hollywood, y recientemente regresó de Nueva York. "Se siente diferente estar al lado del agua", dice. "Te sorprendería saber cuánta vida puede pasarse haciendo yoga y nada más".

Si suena un poco abúlico es porque Stone viene de un año muy ajetreado. El año pasado rodó una película de Woody Allen —Irrational Man, que en EU se estrena en julio— y luego fue directamente a ensayos para un trabajo de tres meses en Broadway, donde fue la cocainómana Sally Bowles en Cabaret. Luego vino la temporada de los Oscar, que vivió por primera vez como nominada, y el especial del 40º aniversario de Saturday Night Live, donde la fanática de la comedia pudo hacer el papel que originalmente hizo una de sus heroínas, Gilda Radner, como Roseanne Roseannadanna. ("No estuve muy bien", dice Stone de su actuación, "pero fue divertido"). Cuando cumplió su ciclo en Cabaret en febrero, Stone salió corriendo a California para volver a rodar algunas escenas de Aloha, la película de Cameron Crowe que se estrenó en mayo en EU, en la que hace de piloto de un cazabombardero F-22 de la Fuerza Aérea estadounidense y la contraparte romántica de Bradley Cooper. (Crowe la llama el "alma de la película"). Ahora al fin tiene un par de meses libres, que está aprovechando para relajarse y hacerse pequeñas preguntas como qué hacer con el resto de su carrera. "He estado hablando por teléfono todo el día, intentado poner todas las piezas juntas", cuenta. "Cuando me siento en mi casa durante mucho tiempo, pienso demasiado, pero me gusta mucho sentarme en mi casa".

"Hay algo en la inmediatez de la actuación. No puedes permitirte pensar en un millón de otras cosas. Actuar me obliga a ser una maestra zen". Photography by Angelo Pennetta, Styling by Francesca Burns
Stone pide una docena de ostras y una copa de Sancerre, y advierte que a veces hace que sus entrevistas sean complicadas. Ella duda constantemente de sí misma, preguntándose cómo se verán las cosas una vez impresas, preocupándose de que tal vez cambie de opinión en dos horas. "Ese es mi problema, simplemente voy 20 pasos por delante", dice. Por otro lado, su aversión a la falta de sinceridad y al artificio puede dar lugar a momentos deliciosos, como una vez en que, durante una gira de presentación de un rímel respondió una pregunta sobre consejos de belleza con una historia sobre cómo, en una visita reciente a las catacumbas de París, se le había cruzado el pensamiento de que todos seríamos huesos algún día. "A todos en la mesa, a todas esas mujeres de 25 años que trabajaban en sitios web de belleza, simplemente se les cayó la mandíbula del horror", recuerda Stone riendo. "¡Pero es verdad! Todos vamos a morir, y ya no vamos a tener rostros. Así que haga lo que quiera con su cara, porque muy pronto será un cráneo".

El mesero regresa con las ostras y, mientras las deja sobre la mesa, se sonroja (algo que no es inusual ante la presencia de Stone). "Perdón", dice volcando la cabeza hacia la luz roja sobre la mesa. "La grabadora me incomoda". Stone mira hacia él y sonríe. "Lo sé", dice. "¡A mí me pasa lo mismo!".

De niña, en Scottsdale, Arizona, Emily Jean Stone era una campeona de certámenes de deletreo, tenía acné recurrente y vivía frente al hoyo 16 de un campo de golf. ("Wikipedia dice que mis padres eran dueños del campo, pero no es cierto"). Sufría de ansiedad y ataques de pánico. "Estaba muy mal", explica. "La primera vez que tuve un ataque de pánico estaba sentada en la casa de una amiga y sentía que la casa se estaba incendiando. Llamé a mi mamá y ella me trajo a casa, y durante los siguientes tres años no paró. Iba a la enfermería del colegio durante el almuerzo la mayoría de los días y me frotaba las manos. Le pedía a mi mamá que me contara exactamente cómo iba a ser el día, luego le volvía a preguntar 30 segundos más tarde. Necesitaba saber que nadie iba a morir y nada iba a cambiar".

Los padres de Stone la llevaron a un terapeuta, pero lo que realmente le ayudó fue empezar a actuar en un grupo local de teatro. Lo que a la mayoría de las personas le causaría ansiedad —actuar en un escenario frente a cientos de extraños— a ella le ayudaba a calmarse. "Hay algo en la inmediatez de la actuación", dice Stone. "No puedes permitirte pensar en un millón de otras cosas. Tienes que pensar en lo que estás haciendo. Actuar me obliga a ser una maestra zen: ¿qué está pasando en este momento?"

Cuando tenía 15 años, Stone, una fanática de la informática que ya había publicado su propio boletín utilizando código HTML, creó una presentación de PowerPoint para intentar persuadir a sus padres para que la dejaran mudarse a Hollywood. Funcionó. Alquiló un apartamento con su madre en Los Ángeles y obtuvo un trabajo horneando galletas para perros. Al poco tiempo se graduó para ser la voz de un perro en una comedia de Disney Channel. Al año obtuvo papeles de invitada en la serie Malcolm el de en medio y Lucky Louie, la serie de HBO de corta duración de Louis C.K. En 2006, el que hubiera sido su último año de preparatoria, rodó Súper cool y se abrió camino en la industria.

Desde entonces, la carrera de Stone puede dividirse más o menos en tres épocas. Primero, la de los papeles secundarios, siendo la chica graciosa que estaba tercera o cuarta en los créditos finales (Tierra de zombies, La casa de las conejitas). Luego sus años de protagonista, haciendo comedias para adolescentes (Se dice de mí) y comedias dramáticas (Historias cruzadas). Más recientemente ha tenido la época de los cómics, siendo Gwen Stacy en El sorprendente Hombre Araña y su secuela, y la hija drogadicta en recuperación de Michael Keaton en Birdman, que se mofa de ese tipo de películas. (Stone rodó Birdman durante un descanso del rodaje de El sorprendente Hombre Araña 2). Cuando la nominaron al Oscar entre luminarias como Meryl Streep y Laura Dern, dice que ni se preocupó en escribir agradecimientos. ("¿Estás loco? ¿Estás realmente loco? ¡ Patricia Arquette lo tenía asegurado!"). Pero sí se llevó una estatuilla Oscar de Lego (gracias a los productores de La gran aventura Lego), que hasta hace poco estaba en su mesa de noche. Ahora está en un cajón.

Fue en la primera película del Hombre Araña donde Stone conoció a su novio, el actor Andrew Garfield, quien si uno cree en todos los rumores, es ahora su ex novio. El estado de su relación es sujeto de tanta especulación que ayer mismo, cuando los paparazzi la pillaron saliendo de la oficina de su estilista —que comparte con Garfield— con una bolsa de papel con el nombre "Andrew Garfield", las fotos causaron miles de entradas de blogs. ¿Le estaba devolviendo sus cosas tras haber roto? ¿Le estaba haciendo un favor porque aún era su novio? ¿O le estaba tomando el pelo a todo el mundo?

"Ves, nunca hablo de estas cosas por esta precisa razón, porque todas son especulaciones y sin base alguna", dice Stone. "Una vez que empiezas a responder, una vez que dices: No, eso no es cierto, entonces dicen: Bueno, si presionamos lo suficiente tendremos comentarios, así que veamos qué más nos podemos inventar. Entiendo el interés completamente", agrega, "porque lo he tenido también. Pero es tan especial para mí que nunca me siento bien hablando de ello, así que sigo sin hablar de ello".

La feroz protección de su privacidad fue asaltada recientemente con el ya famoso ciberataque a Sony Pictures. Ha hecho nueve películas con ese estudio, por lo que naturalmente su nombre salió en varios de los e-mails filtrados. Aun así, estaba más preocupada por sus colegas del estudio a los que les robaron sus números de Seguro Social de Estados Unidos, hasta la semana pasada, cuando su dirección de correo electrónico y su número de celular fueron publicados en WikiLeaks. "Hice una de las peores cosas, que fue reaccionar rápido", dice. "Empecé a recibir e-mails y mensajes de texto de gente que no conocía, diciéndome: Hola, soy Joe del Reino Unido. Me gustan tus películas, y me agobié tanto que fui a mi bandeja de entrada y borré todos mis mensajes. En cuestión de 30 segundos le di a Seleccionar todo y Eliminar para siempre y miles de e-mails, como seis años de e-mails, se fueron para siempre. Estaba tan asustada de que alguien estuviera ahí dentro".

El hecho de que su cuenta no había sido hackeada fue de poco consuelo. "Fue horrible, lloré como por una hora. La mayoría de los correos que echo de menos son de gente con la que aún puedo hablar y que puedo volver a tener. Pero hay otros de personas que se han ido. Es realmente horrible". Le pregunto cuántos correos recibió para tener una reacción tan dramática. ¿Cientos? ¿Miles?

"No, no", dice Stone, de repente sonriendo tímidamente. "Probablemente fueron cinco e-mails y cinco mensajes de texto. Simplemente lo hice".

Ya han limpiado la mesa, y la luz dorada que se colaba por las cortinas se ha vuelto oscura. Stone pide café solo y se mete un cubito de azúcar en la boca. "¿Sólo los niños comen cubitos de azúcar? Ahora me siento rara de haberlo hecho. Cómete tú uno". Guiña el ojo dos veces, fuertemente. "Mi crispación de ojo de cuando he tomado demasiada cafeína ha vuelto," dice.

Aunque es una actriz galardonada, graciosa y con talento cuya cara, según me dijo Woody Allen, "vale el precio de la entrada", Stone no está libre de excentricidades. Compra ingredientes para hacer sus propios productos de belleza. "Hubo un momento durante Cabaret que estaba tomando esteroides durante una semana porque perdía la voz, y no duermes cuando tomas esteroides, así que una noche estaba despierta a las 3 de la mañana y debí haber leído un artículo sobre cómo hacer tu propia loción para el cuerpo, porque tres días más tarde llegaron todas estas cajas de Amazon. Había pedido tantas cosas". Se mete en blogs de extraños, de madres o de repostería. "Algunas veces si me parecen muy buenos los sigo en secreto durante un año y luego les envío un e-mail", dice. Une vez hizo una cita para conocer a una bloguera llamada Joy; Stone fue a su casa y elaboraron donas de sidra de manzana juntas. No le faltan cosas que le irritan: animales vestidos con ropa, gente que envía ocho mensajes en vez de uno ("¡tómate un segundo!"), nombres clásicos mal escritos intencionalmente, "como Emily escrito E-M-A-L-I-E," dice asqueada. "Me vuelve loca".

Todo esto la hace perfecta para una película de Woody Allen. Fanática del director desde que vio Annie Hall a los 14 años, solía ir al Café Carlyle en Manhattan a verlo tocar el clarinete; incluso tiene un perro llamado Alvy, como Alvy Singer, el personaje de Annie Hall. Conoció al director cuando él pidió que se encontraran para hablar sobre su última película, Magia a la luz de la luna, de 2014. Allen dice que la había visto en "una de esas películas de jóvenes", mientras estaba en la cinta de correr y pensó: "Dios mío, esta chica es extraordinaria". La reunión duró cuatro minutos. "No creo que siquiera me haya quitado el abrigo," dice Stone. Cuando llegó al estudio, cuenta, estaba "completamente convencida de que me iban a despedir".

"Es aterrador", añade. "Él no hace lecturas o ensayos. Ni siquiera puedes hacer preguntas sobre tu personaje, porque te contestaría; Sabes que esto es una película, ¿verdad?" Allen dice: "Nunca hablo con ninguno de los actores en ninguna de mis películas sobre nada si puedo evitarlo".

Irrational Man, su segunda producción juntos, es, según dice al comienzo de la película Joaquin Phoenix, el compañero de reparto de Stone, una historia sobre "moralidad, elección, la estética de la vida, el azar y el asesinato". Stone hace el papel de Jill, una universitaria entusiasta que se embarca en una mala, y posiblemente peligrosa, aventura amorosa con el personaje de Phoenix, un profesor de filosofía alcohólico. Cuando Allen comenzó a escribir el guion, no pensaba en Stone. "Pero una vez que tenía 10 páginas, pensé: Oh Dios, quién más haría este papel tan perfectamente ¿Una hermosa joven universitaria, una intelectual estudiante de filosofía? Emma podría sólo presentarse y ser buenísima".

En este momento, para Stone, hacer lo que realmente quiere hacer es cuestión de elegir. "Hay algo loco que pasa cuando estás en un punto en el que empiezas a hacer cosas no sólo porque tienes suerte de que te hayan dado el trabajo, sino porque realmente empiezas a elegir", dice. Aún gravita naturalmente hacia la comedia, la cual siente más liberadora y gratificante. "Pero últimamente estoy empezando a disfrutar de tener en el escenario experiencias que no me permitiría a mí misma tener en la vida real, como la de Sally (de Cabaret) en el escenario y el tipo de descompostura mental por el que pasa. Hacer eso frente a una audiencia fue superliberador. Últimamente estoy interesada en cosas que realmente me asustan y son ambiciosas. Obviamente Birdman fue así. Y luego al hacer la obra de teatro, estaba como: Siento que todo podría salir mal cada día. Hay algo en eso que se siente vital. ¿Es estúpido decir esto?"

Aunque el estudio tenía mucho interés en ella, recientemente dejó de lado la oportunidad de participar en la próxima versión de Los cazafantasmas, con un elenco de mujeres. "El guion era muy gracioso", dice. "Simplemente no sentí que fuera el momento adecuado. Una franquicia es un gran compromiso, es una cosa completa. Creo que quizás necesito un minuto más antes de meterme en esas aguas". Le emocionaría hacer el papel de alguien loco o peligroso, algo en lo que pudiera realmente darlo todo, quizás incluso ser una villana. "Eso sería increíble", señala. "Me encantaría eso".

"Ella puede manejar todo lo que le den", afirma Will Gluck, quien la dirigió en Se dice de mí y Amigos con beneficios. "Es tan buena en todo", coincide Allen. "Veo muchos de los mejores rasgos de Diane Keaton en ella. Keaton era alguien que podía estar en El padrino y películas con Meryl Streep, y hacer comedia y cantar y bailar. Emma tiene el potencial de ser una de las mayores estrellas femeninas por años".

Tras presentar Irrational Man en Cannes y pasar unos días en Londres con su madre, ya de vuelta en Los Ángeles, Stone empezará a trabajar en La La Land, un musical contemporáneo sobre una aspirante a actriz y un pianista de jazz, dirigido por Damien Chapelle (Whiplash: Música y obsesión) y en la que compartirá protagonismo con su frecuente compañero de reparto Ryan Gosling (Fuerza antigángster; Loco y estúpido amor). Stone cantará y bailará. Ya está ensayando los números de baile, al tiempo que intenta seguir el consejo de su buen amigo Bill Murray, que le recomendó mantener algunas cosas —como cantar— para sí misma.

"Me dijo que dejara algunas cosas que amo sólo para mí", dice Stone. "La idea es tener algunas cosas que no sientas que necesitas compartirlas con el mundo. Tener algunas cosas que sean sólo tuyas". Sonríe. "Por supuesto, ahora estoy haciendo un musical. Estoy trabajando en ello".



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