Internacional - Población

Ocho comerciantes de Jerusalén, en pie de guerra contra el descanso en shabat

2015-08-22

En caso de no respetar la directiva, los negocios serán sancionados con multas que pueden...

María Sevillano

Jerusalén, 22 ago (EFE).- Una de las principales arterias comerciales de Jerusalén es el campo de batalla de una guerra que pone en pie a ocho comerciantes que abren en shabat frente a la decisión de la Alcaldía de obligar a cerrar en la jornada sagrada para el judaísmo, vista como una concesión a los ultrarreligiosos.

"Nunca hemos tenido problemas ni hemos recibido amenazas. Pero me avisaron de que algo le iba a suceder a mi negocio y al resto de tiendas como la mía del centro", explica a Efe Gabriel, que regenta un pequeño supermercado al margen de la céntrica calle Yafa.

Esta semana recibió una notificación del Ayuntamiento, al igual que otros siete propietarios de comercios abiertos 24 horas los siete días de la semana, en la que le informa de que a partir del próximo 5 de septiembre deberá cerrar en shabat, jornada que va desde la caída de la noche del viernes hasta la del sábado.

En caso de no respetar la directiva, los negocios serán sancionados con multas que pueden alcanzar los 427 shekels (unos 110 dólares) por cada hora abierta, denuncian los afectados.

En opinión de este judío secular, compartida por los otros empresarios, es "obvio" que el anuncio está relacionado con la reciente apertura en shabat de un centro de ocio conocido como Yes Planet, "que ha puesto nerviosos a los (judíos) ultraortodoxos", que respondieron a la inauguración con protestas y se enfrentaron a la Policía.

"Muchos éramos votantes de (Nir) Barkat (el alcalde de Jerusalén) pero sentimos que nos ha traicionado. Le llamamos el traidor. Está comprando a los religiosos con esto y tememos que poco a poco vayan a ir imponiendo su voluntad, expandiendo el cierre a restaurantes, cafeterías, etc.", se lamenta.

El Ayuntamiento rechaza que se haya producido cambio alguno en la legislación municipal de los últimos años "que permite la apertura en shabat de teatros, locales de ocio y restaurantes, pero que impone una prohibición sobre el comercio y el transporte público", declaró a Efe una portavoz de la alcaldía.

Y argumenta que la aplicación de la norma se debe a la petición del asesor jurídico municipal de definir "diferentes áreas de la ciudad donde reducir la ejecución -Ein Kerem, Talpiot o Atarot, entre otras- y aquellas en las que se reforzará" - como los barrios ultraortodoxos, Kiryat HaLeom, el barrio judío de la Ciudad Vieja y partes del centro, área donde están los ocho supermercados.

La solicitud, explica, se enmarca en el fallo del Tribunal Supremo de Justicia sobre la misma cuestión en Tel Aviv, que señala a las autoridades locales como responsables de establecer las políticas de aplicación "en caso de incumplimiento de los intercambios comerciales en shabat".

La cristiana palestina con nacionalidad israelí dueña de uno de los locales en el punto de mira de la regulación, que prefiere que no se publique su nombre, protesta por lo que califica de "dictadura disfrazada de democracia" en la que viven.

"¿Que qué voy a hacer?", pregunta y se responde: "Cerrar. No puedo hacer nada más. No soy tan grande, no tengo dinero y además soy la única cristiana de la zona, no quiero abrir la boca porque no quiero que a mis problemas se le añadan otros", afirma esta mujer tras el mismo mostrador desde el que ha vendido alimentos, bebidas y alcohol durante 20 años.

Lo mismo ocurre con uno de los hermanos de la familia Iluz, propietarios de una pequeña tienda en las inmediaciones de una de las zonas peatonales más transitadas de Jerusalén, que en shabat se torna casi desértica.

"Mi hermano, el propietario, es religioso. Yo no pero tampoco trabajo los sábados. Ningún judío trabaja aquí un sábado, está bien. Pero es un día en el que no se puede cerrar. Si lo hacemos, en un año no existiremos", lamenta.

Por el momento, entre escépticos y esperanzados, los afectados se plantean solicitar en bloque ayuda legal para orientarse en esta "batalla", como la denominan algunos.

Uno de los hermanos Iluz duda sobre si echarán el cierre o no, pero tiene claro cuál será su respuesta si la vía legal fracasa.

"No queremos, pero si fuera necesario, emplearemos la violencia como hemos hecho en el pasado, como se ha hecho en esta ciudad en tantas ocasiones. Necesito dar de comer a mi familia", advierte.



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