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Diez años después del huracán Katrina, un balance a media tinta

2015-08-24

Hoy, lustrosas mansiones construidas sobre pilotes han reemplazado la mayoría de las...

Jordan Flaherty | AFP

Hace diez años, el huracán Katrina arrancó edificios desde los cimientos y provocó tal diluvio en Nueva Orleans que hubo personas que murieron ahogadas en sus propios hogares.

Los que consiguieron subir al tejado de sus casas o alcanzaron la relativa seguridad de la tierra firme tuvieron que esperar los servicios de socorro durante varios días, mientras la "Big Easy", el apodo de Nueva Orleans (Luisiana, sureste de Estados Unidos), se sumergía en el caos.

Hoy, lustrosas mansiones construidas sobre pilotes han reemplazado la mayoría de las estructuras podridas que fueron halladas cuando esta ciudad costera, más baja que Amsterdam, se drenó.

Las orquestas desfilan de nuevo en el animado barrio francés atrayendo locales y turistas a su paso, mientras el paraíso gastronómico se puede jactar de tener 600 restaurantes más que antes del huracán.

"Nuestra ciudad se ha levantado, y este restablecimiento es una de las historias de tragedia, triunfo, resurrección y redención más extraordinarias del mundo", declaró el alcalde Mitch Landrieu la semana pasada. Es, "en una palabra: resiliencia", afirmó.

Más de 1,800 personas murieron a lo largo de la costa del sur de Estados Unidos, la mayoría en Nueva Orleans, y más de un millón de habitantes fueron evacuados cuando el huracán de categoría 5 (la más alta de la escala) golpeó la zona el 29 de agosto de 2005.

El balance financiero va más allá de los 150,000 millones de dólares.

El derrumbe de diques mal construidos y poco mantenidos que no resistieron la presión de la tempestad fue lo que provocó más muertes. Cerca del 80% de Nueva Orleans se inundó por el ascenso del nivel de agua, que alcanzó hasta seis metros de alto.

Los fallos en la respuesta de las autoridades pusieron en evidencia el fracaso del país a la hora de mejorar sus procedimientos de urgencia, a pesar de los millones de dólares invertidos en seguridad interior tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.

- Una economía floreciente -

Antaño principal mercado de esclavos de Estados Unidos, la Nueva Orleans de antes del huracán era una ciudad dividida por el color de piel donde había importantes problemas de criminalidad, una baja financiación de la educación, infraestructuras envejecidas y una economía letárgica.

La ciudad tuvo que hacer frente a una cuestión fundamental a la hora de reconstruirse: ¿Hacemos todo igual que antes o vemos la oportunidad de hacer un cambio positivo?

"Tras la catástrofe del Katrina, me parece que una ciudad se percibe casi como un individuo traumatizado", confía a la AFP Sean Cummings, un promotor de alta gama que ha renovado la mayoría del centro. "¿Tengo la vida que quiero tener?", pregunta, explicando que Nueva Orleans necesitaba cambiar.

Diez años más tarde, la economía de la ciudad es floreciente.

La tasa de ocupación hotelera es más elevada que antes del desastre, se han creado 14,000 empleos desde 2010 y el ritmo de creación de empresas es un 64% más constante que la media nacional. La criminalidad ha disminuido, el número de homicidios alcanzó su nivel más bajo de los últimos 43 años en 2014 y la población carcelaria ha bajado dos tercios.

Sin embargo, el presidente del consejo municipal Jason Williams estima que, aunque se ha recuperado en varios aspectos, aún hay mucho que hacer. "Nueva Orleans es una ciudad particularmente desprovista y sufrimos una pobreza generacional", dijo a la AFP.

Muchas obras de restablecimiento de estructuras y edificios dañados por el Katrina, como líneas de alta tensión, supermercados, hospitales, casas o diques, todavía están por terminar.

- El duelo de una comunidad -

Algunos habitantes dicen que el ambiente de la ciudad, que antes era más afrocaribeño y criollo que estadounidense, ha cambiado. Gran parte de la población nunca volvió. Nueva Orleans perdió 100,000 personas tras el desastre y muchos de los residentes actuales son recién llegados.

La población negra perdió 115,000 personas y, según los últimos censos, era del 60% en 2013, frente al 68% de 2000.

Asia Rainey, poeta y empresaria que se crió en Lower Ninth Yard, un barrio duramente golpeado por el Katrina, hoy añora a sus amigos, a su familia y a una comunidad que jamás regresó.

"Es difícil llevarlo", comenta. "No puede seguir siendo Nueva Orleans sin las personas que la construyeron".



EEM

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