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Los food trucks luchan por hacerse un lugar en México

2015-10-03

Las camionetas suelen agruparse en un terreno privado que promocionan mediante las redes sociales,...

Yemeli ORTEGA | AFP

Con su cultura de comida callejera, Ciudad de México destila olor a fritura, maíz tostado y cilantro. Pero un vacío jurídico mantiene a raya los food trucks, una propuesta gourmet sobre ruedas que lucha por triunfar después de su éxito en metrópolis como Nueva York.

El crujir de un filete de carne sobre la plancha caliente resuena desde una camioneta pintada de flores multicolor. La palabra Nanixhe, que quiere decir delicioso en zapoteca (un pueblo indígena del sur de México), enmarca la gran vitrina que se abre sobre el costado del vehículo.

Desde ahí se observan todas las maniobras del chef, Luis Castillejos, que se esmera para preparar sus tlayudas, grandes tostadas de maíz con carne deshebrada, aguacate, queso y salsa picante.

Este excontable alega que su propuesta está lejos de "los típicos tacos y tortas" de los puestos ambulantes, que en ocasiones tienen condiciones insalubres y muchos operan en la vía pública gracias a los sobornos que pagan a las autoridades, reconocen sus propios dueños. El propósito de los food trucks o camiones de comida es "trabajar de forma legal" para llevar una propuesta "con toque gourmet" a diferentes partes de la capital, dice Castillejos a la AFP mientras modula el fuego de su cocina profesional de acero inoxidable.

Pero su restaurante móvil no se mueve. No está en ninguna avenida ni tiene un itinerario previsto. Ante la falta de una regulación que permita el funcionamiento de los food trucks en México, Nanixhe está estacionado, como la inmensa mayoría de estos camiones, en terrenos baldíos privados o ferias.

- Promoción en las redes sociales -

Centenares de puestos ambulantes se multiplican por las calles de la capital, pero cuando un camión se instala en la vía, "llegan los [policías] de tránsito o autoridades de las delegaciones", se queja Fernando Reyes, presidente de Foodtrucks DF, una asociación que agrupa a decenas de los cerca de 300 food trucks del Distrito Federal. Pese a que "el movimiento food truck ya se extiende desde Tijuana (extremo noroeste) hasta Cancún (sureste)", las camionetas no pueden operar de manera libre y legal, como ocurre en metrópolis como Nueva York o París, lamentó.

Así, las camionetas suelen agruparse en un terreno privado que promocionan mediante las redes sociales, donde además publican fotos de sus jugosos menús: desde sushi hasta sofisticados platos libaneses de carne de cordero.

"Es algo original porque no hay muchos lugares para comer variado cerca de la oficina", estima Miguel Mendoza, un contable de 39 años apasionado de los cebiches.

Twitter, Facebook o Instagram son "el motor fundamental del negocio", reconoce Jorge Udelman, un chef con 20 años de experiencia que ahora instala su camioneta en autocines, conciertos o fiestas particulares. "El 90% de la gente que nos visita es por que ve publicadas nuestras campañas", apunta. Este venezolano que vende arepas en su combi turquesa de estilo vintage duda que el gobierno empiece a otorgar los permisos para food trucks, pues "está más interesado en votos para permanecer en el poder que en permitir propuestas [gastronómicas] más bonitas".

En su gran mayoría, los food truckeros son emprendedores de entre 20 y 35 años que invierten entre 24,000 y 120,000 dólares (entre 21,000 y 107,000 euros) para poder lanzar su negocio.

- "Cuotas" de ambulantes -

La Asamblea Legislativa de la capital ha visto pasar varias iniciativas de ley para otorgar permisos a los food trucks a cambio de que sus dueños regulen el manejo de sus tanques de gas y aguas residuales ante las autoridades de Protección Civil, así como la calidad de los alimentos ante Salubridad.

Pero todo quedó en letra muerta debido a las "complicidades" entre las autoridades y los líderes de los ambulantes, dice Priscila Vera, exdiputada del conservador Partido Acción Nacional, que apoyó una de las iniciativas de ley. Al pagar "cuotas" ilegales y participar en manifestaciones para "apoyar al partido político en turno", los ambulantes consiguen que las autoridades "hagan de la vista gorda", explica.

Muchas calles de Ciudad de México están bordeadas de enclenques puestos de comida que no cuentan con agua corriente o sistemas de refrigeración y, en ocasiones, están junto a coladeras del drenaje. En cambio, los food truckeros buscan "trabajar pagando impuestos" y tienen estándares como una "cocina de acero inoxidable, tanques de agua, planta de luz, refrigeración, uso de guantes, cubre-bocas" y protocolos de cocción de los alimentos, alega el presidente de Foodtrucks DF, que lucha para que los legisladores retomen la iniciativa de ley.



JMRS

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