Internacional - Población

La Ciudad Vieja de Jerusalén recupera la normalidad aunque sigue en alerta

2015-10-05

Los turistas y ciudadanos israelíes (incluidos palestinos con esa nacionalidad) pueden...

Ana Cárdenes

Jerusalén. (EFE).- La Ciudad Vieja de Jerusalén empezó hoy a recuperar la normalidad, aunque en estado de alerta y con fuertes medidas de seguridad, un día después del cierre masivo de tiendas por la huelga palestina contra las restricciones de acceso israelíes tras el atentado del sábado.

En la calle principal del barrio musulmán de la ciudadela son visibles grupos de hasta una decena de policías y guardas de fronteras cada diez metros, con los accesos cortados a calles en que residen colonos judíos y custodiados por fuerzas armadas.

Si bien la zona empieza a retomar su pulso normal, la presencia de armas es masiva, menos de dos días después del asesinato allí de dos colonos israelíes y heridas a otros dos por un joven palestino de 19 años, que fue abatido por la policía.

Las principales puertas de las murallas están cerradas con vallas y vigiladas por cientos de agentes, tras la imposición ayer de Israel de un cierre de 48 horas de la ciudadela para los palestinos, a excepción de los residentes y de quienes trabajan o estudian en su interior.

Los turistas y ciudadanos israelíes (incluidos palestinos con esa nacionalidad) pueden acceder a la ciudadela empedrada sin problemas.

De hecho, cientos de judíos acudieron hoy al Muro de las Lamentaciones para conmemorar la fiesta judía de Simjat Torá, que marca el fin del periodo vacacional de Sucot.

Decenas de turistas recorrían hoy las estrechas callejuelas empedradas con tranquilidad, parándose a hacer compras, y declaraban sentirse seguros.

"Siento que la policía está aquí para dar seguridad. En los ocho días que llevamos de viaje no hemos tenido ningún problema, nos hemos sentido seguros todo el tiempo", aseguró a Efe Cecilia Vázquez, una turista mexicana de viaje en la zona por motivos religiosos.

Grupos de peregrinos cristianos hacían también con normalidad el recorrido de la Vía Dolorosa, parándose a rezar en las estaciones que marcan el recorrido que hizo Jesús, según la tradición.

"Tenemos a miles de agentes en la Ciudad Vieja", señaló a Efe la portavoz policial Luba Samri, que prefirió no precisar la cifra.

Los comerciantes palestinos abrieron sus puertas tras la jornada de cierre de ayer y denunciaban las medidas de seguridad y las restricciones impuestas por Israel como "una agresión".

"Hoy hemos abierto las tiendas para mostrar que es nuestro derecho. Esta es nuestra tierra, nuestro país, nuestra ciudad. Los judíos son los ocupantes y quienes generan problemas", declaró a Efe Mohamad Alí, dueño de una tienda para turistas en el barrio musulmán, situada apenas a unos metros del sitio donde tuvo lugar el ataque del sábado.

"Toda la noche del sábado fue una locura. Estuve encerrado dentro de la tienda con cuatro turistas belgas durante cinco horas. Estaban tan asustados que a uno de ellos, un niño, parecía que se le iba a salir el corazón", narra.

En su opinión, los problemas que han hecho aumentar la tensión en los últimos días surgen fundamentalmente porque "en los últimos años ha aumentado la presencia de los colonos, protegidos por el Ejército y la Policía, y sus agresiones en la Ciudad Vieja y contra la mezquita de Al Aqsa".

"Al Aqsa es una línea roja para los musulmanes. Moriremos antes de permitir que nos la quiten", asegura, y denuncia que "grupos de colonos judíos llegan cada mañana a atacar a los fieles musulmanes que rezan en las mezquitas y a hacer sus rezos", pese a estar prohibido en la Explanada de las Mezquitas el rezo no islámico.

El lugar es uno de los más explosivos de la región, considerado sagrado tanto por judíos, que lo denominan Monte del Templo, como por musulmanes, que lo llaman Noble Santuario, y se encuentra, como toda la Ciudad Vieja, en territorio palestino que Israel ocupa desde 1967 y que se anexionó en 1980 en una decisión no reconocida por la comunidad internacional.

En la misma calle por la que circulan turistas y en la que Alí se queja de las restricciones, charla con un grupo de mujeres Judit, una colona israelí residente en la ciudadela que afirma sentirse segura a pesar del último ataque.

"Nos quedaremos aquí para siempre. Esta tierra nos pertenece. Pertenece a los judíos desde hace miles de años, antes de que naciese Mahoma y existiese el islam", afirma con rotundidad.



LAL