Internacional - Población

Disputas internas palestinas y temores egipcios dejan a Gaza aún más aislada

2015-11-24

Saud Abu Ramadán

Gaza. (EFE).- Las disputas entre el presidente palestino, Mahmud Abás, del partido Al Fatah, y el movimiento islamista Hamás, que gobierna Gaza, acerca de quién debe operar el paso fronterizo de Rafah, en la frontera de la Franja con Egipto, mantiene el cruce cerrado para desesperación de la población.

Azam al Ahmad, un alto dirigente de Al Fatah y ayudante de Abás, anunció recientemente que los palestinos mantienen intensos contactos con Egipto para reactivar el cruce de forma permanente a través de un nuevo mecanismo y facilitar así la vida en el enclave.

Un alto cargo palestino próximo al Gobierno de Ramala y que habló con Efe bajo condición de anonimato, explicó que las nuevas disposiciones sobre el funcionamiento del cruce serían completamente diferentes de los antiguos arreglos.

Mientras que, en el pasado, la gente de Gaza solía viajar sin ningún tipo de revisión de seguridad o coordinación oficial con el lado egipcio, cuando el cruce se reabra, dijo, "los que quieran salir tendrán que presentar una solicitud. Los que no tengan manchas en su expediente y prueben la razón por la que viajan -estudiantes, pacientes, etc.- cruzarán fácilmente".

Sin embargo, los dirigentes del movimiento islamista que gobierna el enclave costero desde 2007 han mostrado firmemente su oposición a cualquier acuerdo o nuevo sistema que no cuente con su participación.

"Tan pronto como el acuerdo vea la luz, se notificará a Hamás y se le involucrará en la operación del cruce", aseguró Al Ahmad a Efe.

Pero el portavoz del movimiento islamista en Gaza, Sami Abu Zuhri, no oculta su preocupación por el supuesto acuerdo en ciernes, y critica a Ramala por tratar de conseguir la reapertura fuera del marco de la reconciliación alcanzada entre Al Fatah y Hamás el pasado año que, por otra parte, no se materializa sobre el terreno.

"Hay una insistencia clara de parte de algunos líderes para marginar los acuerdos de reconciliación y llegar a un pacto fuera de la realidad (política). Así que cualquier decisión para reactivar el paso será muy difícil de implementar", lamenta.

Ghazi Hammad, destacado dirigente de Hamás, confirmó a Efe que su movimiento "no ha recibido aún los borradores de los acuerdos", y subrayó: el movimiento se opone "a cualquier pacto unilateral en el que no estemos involucrados".

El mencionado paso se convirtió en la principal puerta de acceso al mundo exterior cuando Hamás se hizo con el control de Gaza hace ocho años, momento desde el que Israel mantiene un férreo bloqueo sobre el enclave que es secundado por el Gobierno egipcio del presidente Abdelfatah al Sisi.

Desde que llegó al poder en 2013, Al Sisi sólo lo ha abierto de forma esporádica, a diferencia de la política mantenida por el anterior presidente, el derrocado islamista Mohamed Mursi, que respetaba el tránsito de personas y bienes.

Kamel Abu Madi, viceministro del Interior de Hamás, declaró a la prensa que desde principios de año Egipto ha tenido el cruce cerrado 306 días y que en los 19 jornadas que sí lo abrió solo permitió el paso de peregrinos a Arabia Saudí.

"El número de aquellos que necesitan viajar urgentemente ha llegado a 25,000 personas, la mayoría de ellas estudiantes que necesitan continuar su educación en el extranjero y pacientes que requieren tratamiento médico urgente", dijo Abu Madi.

La combinación de las preocupaciones de seguridad egipcias y las disputas internas entre las dos facciones palestinas mantienen a la población de Gaza en la mayor cárcel del mundo, según coinciden observadores palestinos y analistas.

"Sus disputas interminables en los últimos ocho años convierten la vida cotidiana de la población en miseria y un infierno", se queja Talal Oukal, analista político, quien opina que "ambas partes deben dejar sus diferencias a un lado" y pensar en 1,9 millones de personas que tienen el paso como única ventana al mundo.

Para este analista, "Egipto no abre el paso porque tiene miedo a que militantes puedan poner en peligro su seguridad nacional, mientras que Hamás -que no tiene buenas relaciones con Egipto- quiere mantener su control sobre el funcionamiento del cruce, y la Autoridad Palestina y Al Fatah no son capaces en estos momentos de tomar el control de Gaza".

"Gaza se ha convertido en una nueva prisión de Guantánamo", opina Oukal, y agrega que "mientras las disputas entre las facciones palestinas rivales sigan sin resolverse y cada lado insista en sus intereses estratégicos y políticos, la crisis no se resolverá".



LAL