Ciencia y Tecnología

Los robots, cada vez mejores para las tareas delicadas

2015-12-07

Los SewBots de SoftWear no pueden producir una prenda terminada, aunque la firma espera alcanzar...

JAMES R. HAGERTY, The Wall Street Journal

ATLANTA, EU—En un antiguo taller de gabinetes de cocina en esta ciudad, más de una decena de ingenieros están creando robots para que cosan prendas y tapetes, tareas que usualmente se delegan a trabajadores de bajo costo de países muy lejanos a Estados Unidos.

SoftWear Automation Inc., la startup que emplea a los ingenieros, promete transformar la industria de confecciones, al automatizar la producción de modo que las prendas puedan ser manufacturadas por robots y un pequeño equipo de humanos supervisándolos en plantas de cualquier lugar del mundo.

Hasta ahora, los robots sólo realizan tareas básicas, como coser los bordes de ojales y ribetear tapetes de baño. En cambio, no pueden hacer cosas para las que son buenos los humanos, como sostener dos piezas de material flexible mientras se cosen en una camisa.

Los SewBots de SoftWear no pueden producir una prenda terminada, aunque la firma espera alcanzar esa etapa el próximo año. La industria de confecciones está interesada en la tecnología, pero "la gente va a empezar de forma pequeña con nosotros", asevera K.P. Reddy, presidente ejecutivo de SoftWear. "Va a ser gradual".

Lo mismo puede decirse de muchas potenciales aplicaciones de los robots, las impresoras 3D y otras formas de automatización, que varían desde el ensamblaje de innumerables productos de consumo hasta el cuidado de los ancianos. Aunque hasta ahora el progreso ha sido paulatino, las ganancias acumuladas en las próximas décadas podrían provocar una reducción significativa de la necesidad de trabajadores humanos en muchas industrias.

"Para 2030, 90% de los empleos como los conocemos hoy serán reemplazados por máquinas inteligentes", escribieron tres analistas de Gartner Inc. en un informe de 2013. Los analistas definen las maquinas inteligentes como las que hacen cosas que antes se creían exclusivas de los humanos, como aprender de la experiencia. Las máquinas, señalaron, "están evolucionando de automatizar tareas básicas a convertirse en sistemas avanzados de autoaprendizaje que imitan el cerebro humano".

Para 2050, probablemente dichas máquinas "harán todos los trabajos que hacemos en el presente", dice Vivek Wadhwa, de la Universidad de Stanford y escritor frecuente sobre tendencias tecnológicas.

"Cuanto más miro hacia adelante, más me convenzo que los empleos ya no tendrán que ver con el sustento. Debido a que todo será muy barato, nuestros trabajos se enfocarán más en el conocimiento y las artes. Eso es lo que nos mantendrá ocupados".

Las tareas más comunes para los robots industriales de hoy incluyen levantar cosas pesadas, soldar y aplicar pegamento, pintura y otro tipo de revestimientos. Los robots pueden levantar cosas más pesadas que los humanos y son mucho más precisos. A diferencia de las personas, se puede esperar que hagan exactamente lo que se les dice. También pueden trabajar las 24 horas del día.

Sin embargo, los robots no pueden igualar a los humanos en versatilidad, sentido común o improvisación.

Para demostrar las limitaciones de los robots, Rodney Brooks, presidente de la junta de Rethink Robotics Inc. y antiguo profesor del Instituto Tecnológico de Massachusetts, o MIT, mete una mano en su bolsillo y saca unas llaves. Esa tarea requiere mucha más destreza de la que pueden ofrecer los robots de hoy.

"Nuestras manos son mecanismos exquisitos", sostiene Brooks. "Estamos a por lo menos una década, tal vez dos décadas, de tener robots con una destreza" cercana a los niveles de los humanos.

Dadas las limitaciones tecnológicas, un enfoque cada vez más popular es la de crear robots colaborativos que trabajen junto a personas. Los robots hacen las partes de una tarea que requiere fuerza y precisión, mientras que los humanos proporcionan la delicadeza de ajustar cosas y el sentido común para solucionar problemas imprevistos.

Los robots se están volviendo más pequeños y ligeros, de modo que pueden ser trasladados de una tarea a otra. También se están volviendo más fáciles de programar a medida que los desarrolladores crean métodos intuitivos para enseñarles nuevas tareas.

El auge global de productos como los teléfonos inteligentes y las consolas de videojuegos ha reducido el costo de partes de robots como los sensores, las cámaras y los chips capaces de procesar grandes cantidades de información, señala Larry Sweet, profesor de robótica del Instituto de Tecnología de Georgia.

Sweet dice que el avance en el reconocimiento de voz, del tipo que usa la aplicación Siri del iPhone de Apple Inc., significa que con el tiempo la gente podrá decirles a los robots qué hacer en lugar de oprimir botones.

Los robots también tienen el potencial de aprender por su cuenta. En lugar de simplemente seguir instrucciones codificadas escritas por humanos, aprenderán habilidades por sí solos al buscar en Internet pistas de cómo problemas particulares han sido resueltos previamente, escribió hace poco Gill Pratt, ex gerente de programa de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa de EU (DARPA, por sus siglas en inglés). Si el robot no encuentra una respuesta después de la búsqueda, podría solicitar ayuda de un humano.

Fanuc Corp., de Japón, ya vende lo que llama un "robot que aprende", capaz de usar prueba y error para determinar la forma más efectiva de completar una serie de tareas de soldadura.

Por supuesto, los robots no son toda la historia. Los avances en la impresión 3D permiten la elaboración de más cosas con menos trabajo humano. Mientras tanto, la convergencia del análisis de grandes cantidades de datos y un gran poder de computación móvil significa que varios dispositivos pueden ayudar a las personas a aprender habilidades y a hacer tareas de manera más eficiente, con la necesidad de menos personas.

Mahadev Satyanarayanan, profesor de informática de la Universidad Carnegie Mellon, en Pittsburgh, está trabajando con colegas en lo que llama "la asistencia cognitiva de vestir". Cree que los trabajadores finalmente serán capaces de llevar gafas de Google o dispositivos similares que serán como "un ángel sentado en su hombro y susurrando consejos útiles". El ángel podría decirle a un aprendiz de cocina que una tortilla está a punto de quemarse, explica, o ayudar a un trabajador novato en una fábrica a reparar una máquina.

En Atlanta, SoftWear está asumiendo uno de los desafíos de automatización más complicados. La industria de confecciones ha estado rezagada en la inversión en automatización, en parte porque los márgenes de ganancias son bajos y también porque hay mucha disponibilidad de mano de obra barata. Ahora, las empresas del sector pueden estar más dispuestas a gastar a medida que se reduce la oferta de trabajadores de baja remuneración y los minoristas quieren cada vez más cargamentos de prendas que no tengan que cruzar un océano.

Un problema es que los robots suelen tratar con materiales rígidos, tales como metales o plásticos. Los textiles son más difíciles de manipular, debido a que se arrugan o cambian de forma cuando se mueven. Los empleados humanos manejan eso a través del tacto y la sensación, alisando la tela mientras la ponen en la máquina de coser.

Los robots de SoftWear utilizan cámaras para determinar dónde está la tela y brazos con aspiradoras para moverla adonde corresponde. La compañía, que comenzó como un proyecto de investigación en el Instituto de Tecnología de Georgia, ha vendido hasta el momento sólo dos máquinas a una empresa textil grande que no quiso identificar. Pero Reddy, el presidente ejecutivo, dice que espera vender entre 75 y 100 robots el próximo año.



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