Derechos Humanos

Los crímenes de guerra y la impunidad asuelan Siria, con 250,000 muertos

2016-02-23

Las fuerzas gubernamentales impusieron asedios prolongados, que cercaron a la población...

Londres. (EFE).- Todas las partes implicadas en la guerra en Siria cometieron en 2015, con total impunidad, crímenes de guerra, abusos flagrantes de los derechos humanos y violaciones del derecho internacional humanitario en un conflicto que, según la ONU, ha causado ya más de 250,000 muertos desde 2011.

En su informe anual sobre los derechos humanos, Amnistía Internacional (AI) reveló que el régimen de Bachar al Asad efectuó ataques a civiles, como bombardeos de zonas residenciales e instalaciones médicas, con artillería, morteros, bombas de barril y, según informaciones, agentes químicos, además de perpetrar homicidios.

Las fuerzas gubernamentales impusieron asedios prolongados, que cercaron a la población civil y la privaron de alimentos, atención médica y otros servicios básicos, además de detener o mantener detenidas arbitrariamente a miles de personas, como activistas, defensores de derechos humanos, periodistas, cooperantes y menores.

Los asedios más largos tuvieron lugar en zonas predominantemente civiles de Damasco y sus alrededores, como la Guta oriental, Daraya y Yarmuk, además de otras como Zabadani y Madaya, adejando a su población expuesta al hambre y sin acceso a asistencia médica y otros servicios básicos, por lo que murieron muchas personas.

Las desapariciones forzadas, la reclusión prolongada o los juicios injustos fueron numerosos, así como las denuncias de que las fuerzas de seguridad infligieron sistemáticamente y con impunidad tortura y otros malos tratos a detenidos, con miles de muertos en detención durante los últimos cuatro años.

A su vez, grupos armados no estatales que controlaban algunas zonas y se disputaban otras efectuaron bombardeos indiscriminados e impusieron asedios en lugares predominantemente civiles, como el grupo terrorista Estados Islámico (EI).

El EI lanzó ataques directos e indiscriminados contra civiles, algunos con armas químicas, y perpetró numerosos homicidios, mientras en las zonas bajo su control de Al Raqa, Deir al Zur y el este de Alepo, aplicó su estricta interpretación de la ley islámica y llevó a cabo ejecuciones públicas masivas de acusados de adulterio, apostasía, robo o homosexualidad.

El 30 de enero, el EI decapitó al periodista japonés secuestrado Kenji Goto y, cuatro días después, quemó vivo al piloto de las fuerzas aéreas jordanas Muath al Kasasbeh.

En julio, los yihadistas divulgaron un vídeo que mostraba a algunos de sus niños soldados aparentemente disparando contra soldados gubernamentales cautivos en presencia de una multitud en un anfiteatro de Palmira, ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y que fue destruida por los islamistas.

Otros grupos armados también cometieron crímenes de guerra, como el Frente al Nusra, filial de Al Qaeda en Siria, o Yaysh al Islam.

Además, las fuerzas dirigidas por Estados Unidos efectuaron ataques aéreos contra el EI y otros blancos en los que murieron 243 civiles durante el año, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos.

En septiembre, Rusia comenzó a lanzar ataques aéreos y con misiles de crucero disparados desde el mar contra zonas controladas por grupos armados de oposición y contra objetivos del EI, en los que también murieron cientos de civiles, al menos 600 según informes en poder de AI.

Según la ONU, al concluir el año el conflicto había causado 250,000 muertes, con 7,6 millones de desplazados internos y 4,6 millones de refugiados en otros países.



LAL