Internacional - Seguridad y Justicia

Cooperación israelí pone a fuerzas palestinas en un aprieto

2016-02-25

La coordinación de seguridad también ha beneficiado al presidente palestino, Mahmud...

 MOHAMMED DARAGHMEH

RAMALA, Cisjordania (AP) — Eran casi las 2 de la mañana cuando Amjad Sallaj oyó una fuerte explosión fuera de su casa. En cuestión de segundos, tropas israelíes irrumpieron en el edificio y revolvieron los apartamentos buscando puerta a puerta a milicianos palestinos.

Cuando terminó la redada, los apartamentos estaban destrozados, había muebles rotos y el hijo de 30 años de Sallaj, Ahmad, había sido detenido.

Las autoridades palestinas afirman que estas redadas en territorio controlado por palestinos se han convertido en algo diario desde que estalló una oleada de violencia hace cinco meses y socavan la confianza de la población en sus propias fuerzas de seguridad, poniendo en peligro una de las últimas áreas de contacto oficial entre Israel y los palestinos.

"Las fuerzas israelíes entran en nuestro territorio cada noche, desde el comienzo de la actual insurgencia, y esto ha tenido un impacto significativo en la moral de nuestras fuerzas y en la imagen de estas fuerzas a los ojos del público", dijo Adnan Dameri, portavoz de las fuerzas de seguridad palestinas.

"En cada reunión conjunta, decimos al bando israelí que las incursiones diarias abochornan a las fuerzas palestinas", añadió.

La cooperación en seguridad entre el ejército israelí y las fuerzas de seguridad palestinas comenzó tras los acuerdos interinos de paz de la década de 1990, y concedía a los palestinos una autonomía limitada en el 40% de Cisjordania.

Aunque esos acuerdos concedían a Israel el control de seguridad general en Cisjordania, asignaban considerables tareas cotidianas a las fuerzas palestinas, en un esfuerzo conjunto por controlar a los milicianos islamistas y prevenir la fricción entre tropas israelíes y civiles palestinos.

El sistema se derrumbó durante la segunda intifada palestina de primeros de la década de 2000, pero se reanudaron tras remitir los combates y ha seguido funcionando durante casi una década.

Ahora, con los esfuerzos de paz paralizados y altas tensiones, la seguridad es una de las últimas áreas de cooperación entre ambas partes, y juega un papel clave para evitar que la violencia casi diaria se salga de control.

La coordinación de seguridad también ha beneficiado al presidente palestino, Mahmud Abás. Una campaña de sus fuerzas y las tropas israelíes ha mantenido a raya al grupo armado rival Hamás.

Pero los palestinos señalan que al aumentar sus operaciones, Israel les coloca en una posición difícil. Los acuerdos de coordinación siguen en vigor, de modo que la población considera que sus fuerzas —y los líderes políticos israelíes— básicamente ayuda a perpetuar la ocupación israelí en Cisjordania iniciada hace medio siglo. Israel capturó la zona, junto con el este de Jerusalén y la Franja de Gaza —todos territorios reclamados por los palestinos para un futuro estado independiente— en la guerra de Oriente Medio de 1967.

La cooperación también ha golpeado a la moral. Según los procedimientos en vigor, las fuerzas israelíes informan a las palestinas de que van a entrar y les ordenan retirarse a sus barracones hasta que se complete la operación.

"Es muy deprimente dejar tu posición y nuestras misiones sólo porque las fuerzas de ocupación tienen una operación que uno sabe que es contra su gente", comentó Saleh Naser, agente de policía en Ramala.

Sallaj señaló que durante la redada del martes por la noche en su casa, que se encuentra en el campo de refugiados de Askar cerca de la ciudad de Nablús, en el norte de Cisjordania, las tropas volaron la entrada principal al edificio y después forzaron las puertas de los cuatro apartamentos donde viven sus hijos con sus familias.

Cientos de soldados recorrían el campo de refugiados, y sólo en su edificio había varias docenas, afirmó.

Sallaj, de 55 años, señaló que cada familia se vio confinada a una habitación de su apartamento mientras los soldados avanzaban, dejando un rastro de destrucción a su paso. Cuando las tropas encontraron fotos de niños con armas de plástico, señaló, interrogaron a dos de sus nietos, de 9 y 5 años, sobre las imágenes. Sallaj dijo desconocer por qué se había detenido a su hijo. Es la primera vez que está encarcelado, añadió.

"Esto es la ocupación", dijo. "No esperamos otra cosa que la destrucción de nuestra vida y nuestras propiedades".

En un comunicado, el ejército dijo haber confiscado armas, munición y granadas durante la redada en varios puntos de Nablus, y anunció la detención de nueve palestinos. Los soldados fueron atacados por una turba que les lanzaba piedras y un hombre fue baleado "a la luz del asalto continuado", añadió el ejército.

La actual oleada de violencia estalló el pasado otoño con choques entre los manifestantes palestinos y las fuerzas de seguridad israelíes por un lugar de culto en Jerusalén, y pronto se extendió por todo Israel y Cisjordania. En el lado israelí han muerto 28 personas por ataques palestinos con armas blancas, disparos o automóviles, mientras que al menos 166 palestinos han muerto, 119 de ellos considerados como agresores por Israel.

El teniente coronel Peter Lerner, portavoz del ejército, confirmó que se ha producido un "aumento de actividad" en Cisjordania debido a la creciente violencia. La ampliación de las operaciones se basa en una "evaluación de amenaza", indicó.

Lerner dijo que Hamás intenta aprovecharse de la inestabilidad y que Israel ha descubierto laboratorios de explosivos y frustró tramas de atentados suicidas, secuestros y tiroteos contra israelíes. Las redadas se realizaron "para impedir esos ataques antes de que pusieran vidas inocentes en peligro".

Amani Sarahneh, portavoz del Club de Prisioneros Palestinos, dijo que ahora documenta nuevas redadas todos los días.

"Cada día, reúno los nombres de los detenidos arrestados durante la noche. Por lo general tengo hasta 30 personas arrestadas cada noche en varios lugares en Cisjordania", dijo.

Las autoridades israelíes dijeron estar al tanto de las preocupaciones palestinas y que las tienen en cuenta cuando establecen la política de seguridad, pero que en definitiva hacen lo que requieran las condiciones de seguridad.

Alon Eviatar, ex alto cargo del COGAT, el organismo militar israelí que supervisa los asuntos civiles palestinos, señaló que lasquejas palestinas no son un "fenómeno nuevo" y que las autoridades israelíes son conscientes de esa complicación.

"Mientras el aparato de seguridad palestino pueda hacer el trabajo, Israel quiere dejar que lo hagan", afirmó. "Si pueden hacerlo, háganlo. Mejor para Israel".



LAL