Poker de Ases

Videgaray desmiente a Peña Nieto

2016-02-25

Piso parejo promete el gobierno para la nueva ola de gasolineras, y lo será tanto que Pemex...

Carlos Fernández-Vega, La Jornada

Muy contento estaba el inquilino de Los Pinos reparte que te reparte abundantes beneficios inexistentes, cuando se le ocurrió la brillante idea de anunciar que a partir del primero de abril de 2016 cualquier empresa (distinta de Pemex) podrá importar gasolinas y diésel, lo que deberá reflejarse en mejores precios para los consumidores.

Qué bueno, pero más tardó Peña Nieto en prometer mejores precios que la Secretaría de Hacienda en desmentirlo públicamente: el Presidente de la Republica anunció ayer que a partir del primero de abril (de 2016) se permitirá la libre importación de gasolinas y diésel. En este sentido, la SHCP aclara que con esta medida no se modifica ni el esquema fiscal ni el de precios máximos que aplica desde el primero de enero de 2016 a estos combustibles. Los cambios a la Ley del IEPS aprobados por el Congreso el año pasado establecen que el gravamen a los combustibles automotrices se paga en el momento de su importación o en su primera enajenación.

Así es. Peña Nieto, feliz y automotivado por supuestos mejores precios a los consumidores como producto de la citada apertura, y de inmediato su ministro del (d) año, Luis Videgaray, le apestó la celebración y lo paró en seco. Qué bonito se ve que un subordinado del Ejecutivo brinque a la palestra para desmentir tajantemente a su jefe, y peor aún que éste se quede calladito.

Dicen que la intención del inquilino de Los Pinos era noble, aunque a todas luces falsa, porque si de algo ha vivido últimamente el erario es de los voluminosos impuestos que se aplican al precio de los combustibles (con la gasolina a la cabeza) y que, obvio es, pagan los consumidores. Casi la mitad del precio final al consumidor está relacionado con el fisco. ¿De dónde, pues, que con la apertura mejorarían los precios de los combustibles?, que para evitarlo allí está el chile de todos los moles con casa en Malinalco.

De cualquier forma, con reforma, liberación, adelanto o como quieran llamarlo, el precio de los combustibles que se venden en México (tanto los de producción nacional como los de importación) está por las nubes y cada día más alejados del supuesto objetivo de la política oficial en la materia, es decir, equiparar los precios internos con los externos (los de aquí con los gringos).

A estas alturas, el precio interno de la gasolina Premium resulta 46 por ciento superior al de igual combustible en Estados Unidos (76 centavos de dólar por litro contra 52, respectivamente). En los últimos tres meses en el vecino del norte tal precio se redujo casi 20 por ciento (de 64 a 52 centavos de dólar por litro), mientras en México tuvieron la generosidad de reducirlo tres centavos de peso mexicano. He allí sus mejores precios.

En este México reformado y modernizado el actual precio de la gasolina es equiparable al que registran países como Afganistán, Botsuana, Siria y/o Chad, y ello es así porque, como bien contextualiza el Centro de Análisis Multidisciplinario de la UNAM, a lo largo de los años el gobierno mexicano se negó a desarrollar la infraestructura para refinar el petróleo. Bajo el cobijo de la reciente reforma energética, el grueso de la inversión ya no será mexicana y continuará la dinámica de extracción petrolera; así, cuando México necesite utilizar los productos derivados tendrá que importarlos.

Dicha política lo único que genera es una mayor dependencia del extranjero, primero porque el precio de los derivados que son necesarios se compraran en dólares y si el tipo de cambio continúa al alza, serán más caras las importaciones, de tal forma que no invertir en la industria nacional será comprar caro aunque la materia prima sea mexicana, además de la devastación ambiental causada por la extracción desmedida de las compañías trasnacionales. Aunado a eso el campo mexicano ha dejado de producir los alimentos que satisfacen las necesidades de su población, y éstos también se han importado a precios elevadísimos.

Pero que los consumidores sean los sacrificados no quiere decir que otros no gocen del pastel. La Jornada (Víctor Cardoso) nos ilustra: la liberación adelantada de las importaciones de gasolinas automotrices representa dejar en manos de la iniciativa privada un negocio de por lo menos 54 mil 232 millones de pesos al año, sólo por el margen de operación fijado por la Secretaría de Hacienda al precio de las gasolinas y diésel. Ello sin que Hacienda deje de sacar su gruesa raja.

De acuerdo con datos oficiales de Pemex, en enero pasado México importó 421 mil 300 barriles (casi 67 millones de litros de gasolina) por día en promedio, mientras de diésel se adquirieron en el extranjero 122 mil barriles (19 millones 398 mil litros) en promedio diario. Eso representa que el mes pasado se importaron diariamente 86 millones 384 mil 700 litros de combustibles automotrices, que multiplicados por 1.72 pesos de margen, arroja un negocio de más de 148.5 millones de pesos por día, es decir, una cifra que se eleva a 54 mil 242.3 millones anuales abierto para las empresas particulares (ídem).

De acuerdo con el titular de la Unidad de Política de Ingresos no Tributarios de la Secretaría de Hacienda, Eduardo Camero, el monto de (dicho) margen no influirá de inmediato en el precio final o al público de los combustibles y será sólo hasta el mediano plazo cuando los consumidores finales comiencen a observar competencia basada en precio. Los efectos inmediatos de la medida pueden ser la ampliación y fortalecimiento de la infraestructura de transporte, así como una mayor densidad de estaciones de servicio, ya que el país cuenta actualmente con alrededor de 11 mil gasolineras, mientras otros países, como España y no se diga Estados Unidos, triplican esa cantidad.

Piso parejo promete el gobierno para la nueva ola de gasolineras, y lo será tanto que Pemex quedará fuera de la jugada, como en todo lo demás. Entonces aquello de mejores precios forma parte de la fallida propaganda oficial. Después de dos décadas de aumentos continuos a los combustibles, ahora pretenden vender el cuento de que bajarán. Sí, Chucha.

Las rebanadas del pastel

Con todo y la carretada de dólares (2 mil millones) que la Comisión de Cambios metió al mercado cambiario, el pesito se mantiene como perro en el Periférico. Ayer se necesitaron 18.47 de ellos para comprar un pinche dolarito… Petición no atendible: que Iguala no quede marcada por la tragedia (léase masacre) de Ayotzinapa, exige Peña Nieto en su ya supérenlo, segunda parte.



LAL