Salud

El lazo entre el zika y el síndrome Guillain-Barré inquieta a Colombia

2016-03-11

Los funcionarios colombianos están investigando un caso sospechoso de microcefalia y temen...

Sara Schaefer Muñoz, The Wall Street Journal

CÚCUTA, Colombia—Cuando se sintió mal en enero, Karina Andrea Luque, una médica de 25 años en un pueblo rural del sofocante noreste del país, reconoció inmediatamente los síntomas del virus del zika, que es transmitido por mosquitos.

El salpullido de color rosa en su piel y el dolor en las articulaciones pasaron en unos pocos días. Sin embargo, unas dos semanas más tarde, mientras estaba viendo pacientes, su boca comenzó a perder la capacidad para articular palabras y una sensación de hormigueo se extendió por sus brazos. Un día más tarde estaba internada en la sala de cuidados intensivos, apenas capaz de mover las piernas o de abrir sus ojos por completo.

Hasta ahora, gran parte de la preocupación por la propagación del virus del zika se ha centrado en sus supuestos vínculos con el aumento en Brasil de una anomalía congénita llamada microcefalia, en la que los recién nacidos tienen la cabeza y el cerebro más pequeños de lo normal.

Los funcionarios colombianos están investigando un caso sospechoso de microcefalia y temen que a medida que embarazos lleguen a término se produzcan más. Sin embargo, en este caldo de cultivo del zika se ha registrado un fuerte aumento en el número de personas afectadas por el síndrome de Guillain-Barré, una falencia del sistema inmunológico que afecta los nervios, causando una parálisis temporal pero potencialmente grave. Una investigación dada a conocer en la prestigiosa publicación de investigaciones médicas The Lancet del 29 de febrero confirmó un vínculo entre el virus del zika y el Guillain-Barré.

Aunque rara vez fatal con el tratamiento adecuado, a largo plazo este síndrome puede causar daño nervioso. Sus víctimas pueden tardar meses en recuperar habilidades básicas como hablar y caminar.

"Perdí sentido en los pies y siento una parálisis facial", dijo Luque desde su cama de hospital, esforzándose para hablar. "Yo me siento afortunada porque puedo respirar por mí misma".

Según las autoridades sanitarias, ochenta y seis personas han sido afectadas por el síndrome de Guillain-Barré en Colombia este año, alrededor de tres veces la cantidad habitual. En el Hospital Universitario Erasmo Meoz, de la ciudad de Cúcuta, en el departamento de Norte de Santander, cerca a la frontera venezolana, se han visto 33 casos de Guillain-Barré desde finales de diciembre, cuando normalmente se registran seis a ocho al año.

"Es preocupante", dijo Jairo Lizarazo, un neurólogo que ha trabajado allí desde hace 28 años. "Aquí, sólo en el hospital, se ha visto lo que se ve en todo el departamento".

Este aumento de Guillain-Barré coincide con la propagación del zika en Colombia, el país con la mayor cantidad de casos reportados fuera de Brasil. Las autoridades dijeron que hasta fines de febrero hubo 42,706 casos confirmados o sospechosos de infección del virus. El caluroso departamento de Norte de Santander, con sus campos de arroz y sus selvas, ha sido la zona más afectada del país, con más de 7,500 casos reportados.

Las autoridades dicen que podría ser demasiado pronto para ver en Colombia un aumento de microcefalia en los recién nacidos. El zika comenzó a propagarse rápidamente en este país en octubre, y las mujeres infectadas durante su primer trimestre de embarazo no van a dar a luz hasta mediados de año.

El síndrome de Guillain-Barré, sin embargo, ya se ha cobrado la vida de tres personas en Colombia y al menos tres más en la vecina Venezuela, donde los expertos en virus transmitidos por mosquitos estiman que hay decenas de miles de personas afectadas por el zika. Brasil no registra oficialmente casos del síndrome, pero funcionarios de salud dijeron que el país el año pasado hubo 1.868 visitas al hospital con sospecha del síndrome de Guillain-Barré, frente a 1.439 en 2014.

De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, este síndrome a menudo sigue a una infección bacteriana o viral. Además, puede causar una parálisis que a veces se propaga tan rápido que los infectados no son capaces de buscar atención médica a tiempo, advierten doctores.

Luque sabía que su condición iba a afectar sus pulmones, lo que requeriría que fuera conectada a un respirador artificial, probablemente por varios días. Tales manifestaciones graves, que ocurren en alrededor de un tercio de los casos de síndrome de Guillain-Barré, pueden significar meses de recuperación y entrañan un riesgo de daño permanente.

"No puedo permitir que me pregunte si mi cara podría terminar contorsionada o no me recuperaré totalmente", dijo Luque, que cuando se enfermó estaba en su primer año de práctica como médica.

Lizarazo y las enfermeras del hospital se han visto obligados a encontrar más camas en la abarrotada sala de terapia intensiva y dedicar más horas a los pacientes con Guillain-Barré, controlando cuidadosamente a los pacientes recién admitidos en busca de signos de dificultad respiratoria.

En una mañana reciente, Lizarazo se acercó a la cama donde yacía inmóvil un corpulento hombre de unos 30 años con tubo en la garganta. Dos monitores cercanos emitían unos pitidos insistentes. Había estado así durante casi una semana, dijo el médico, después de que la parálisis afectó sus pulmones.

El síndrome provoca una angustia particular: aun cuando los pacientes no puedan hablar, abrir sus ojos ni respirar, siguen siendo plenamente conscientes. "Están sedados", dijo Lizarazo.

Aleyda Zabaleta, quien trabaja como médica general en el hospital de la municipalidad de El Zulia, al oeste de Cúcuta, dijo que la gente en zonas rurales es especialmente vulnerable al zika. Muchos viven lejos de un hospital y no buscan tratamiento inmediato pese a que tengan síntomas severos.

Otro problema es que los cultivos de arroz circundantes y las granjas de pescados locales están entrelazados por canales de riego y depósitos de agua dulce. Este es un caldo de cultivo ideal para los mosquitos portadores del virus del zika, dijo la doctora. Además, la mayoría de la población rural no tiene instalaciones de plomería y almacena agua potable en tanques abiertos.

"Hemos hecho muchas campañas de concientización de la enfermedad como tal y de prevención con respecto de tratamientos de las aguas que sean estancadas" con productos químicos para matar las larvas de mosquitos, dijo la enérgica profesional.

Durante una mañana reciente, la doctora se puso una bata blanca de laboratorio sobre sus pantalones y junto con un administrador del hospital manejó una hora hacia el norte, a una clínica rural, mientras la música de salsa crujía en el equipo del auto.

Cuando llegó a la clínica, una pequeña estructura rodeada de barro, una decena de personas estaban esperando. Tres de ellas tenían en su piel el salpullido rosado asociado con el zika. Zabaleta les dio antihistamínicos para la picazón y analgésicos. Aunque aún no ha visto un caso de síndrome de Guillain-Barré en la zona, les dice a los pacientes que busquen atención médica si experimentan hormigueo o una dificultad repentina para mover sus extremidades.

"¿Cómo se siente?", le preguntó a Ana Yaruro, una joven de 19 años que vive en una plantación de arroz y que reportó síntomas de zika en diciembre. En enero, Yaruro quedó embarazada.

La doctora tomó la presión arterial de Yaruro y la examinó en busca de signos de síndrome de Guillain-Barré, tales como debilidad muscular.

Ese mismo día, en el hospital de Cúcuta, la respiración de Luque empeoró. Los médicos la conectaron con una máscara de oxígeno a un respirador artificial y esperaron toda la noche. Estaban listos para insertar un tubo en su tráquea si su respiración comenzaba a fallar por completo.

Sin embargo, su parálisis comenzó a disminuir y su respiración se normalizó. Ahora está en su hogar y puede caminar por su cuenta, aunque todavía tienen dificultades con las escaleras, tiene sesiones de terapia del lenguaje y con frecuencia se despierta con un fuerte dolor en sus piernas.

"Los médicos esperan que esté 100% recuperada en más o menos un mes", dijo por teléfono. "Pero he tenido miedo. Y es muy doloroso".



LAL