Policrato Philodemos

Los Parquímetros, una calamidad más

2016-03-18

La calle es un espacio público, esto es, no es privatizable ni concesionable para uso...

 Alm. Manuel Rodríguez Gordillo

"Cuanto más corrupto es el Estado hay más leyes"
Publio Cornelio Tácito (55-120) Historiador romano

¿ Un servicio... o un abuso ?

Constituyen un verdadero insulto a la ciudadanía las explicaciones de las autoridades municipales y la empresa concesionaria de los parquímetros en la ciudad de Veracruz, puerto turístico, tratando de justificar el atraco que han ideado para esquilmar los bolsillos de quienes vivimos en esta ciudad.

Tal parece que estos individuos suponen que se están dirigiendo a un auditorio de retrasados mentales (quizá este sea el nivel de sus "razonamientos"), cuando afirman que los parquímetros son un "servicio", sin especificar a que clase de "servicio" se refieren, esto me recuerda al término "protección" que emplean los miembros del crimen organizado, cuando exigen "pago de piso" a los comerciantes que extorsionan con amenazas y o "castigos" por infringir sus códigos criminales, que equivaldrían a las "multas" y a los "candados vehiculares" que impone la empresa privada concesionaria de los parquímetros.

Es notoria la falta de respeto que tuvieron nuestros "mandatarios" para sus "mandantes", cuando tomaron la decisión de privatizar un espacio público, como son las calles y avenidas construidas con el dinero de nuestros impuestos, sin consultar a los verdaderos dueños de estos espacios públicos:  a la población,  olvidando que son "servidores públicos" y en vez de "servir" desde el puesto que les conferimos, lo  usan para "servirse"  como lo están haciendo.  Viendo esta arbitrariedad desde un enfoque analítico podemos decir lo siguiente concretamente.

En primer lugar  que la calle es un espacio público, esto es, no es privatizable ni concesionable para uso exclusivo o usufructo privado de personas o empresas, ya que están destinadas para el bien común, de uso general y gratuito de la población,  que su construcción y mantenimiento se hizo con los recursos de la hacienda pública, por lo que las autoridades municipales son los responsables por ley, dentro de la democracia en la que presumimos vivir y están obligadas a respondernos como tales. ¿Por qué entonces este espacio público fue privatizado?  ¿Por qué fue concesionado a una empresa privada? Acaso son incapaces e ineficientes para  asumir en tal caso tales funciones.

En segundo lugar y asumiendo que los parquímetros constituyan un "servicio", como afirman autoridades y empresa concesionaria que cobra por ello, vale preguntar: ¿cual es el servicio que nos otorgan? Ambos deben saber que quien paga por un servicio tiene derecho a saber que es lo que está pagando y porqué.

Hasta donde se conoce, y por experiencia propia, el cobro de los parquímetros al estacionar un vehículo no reditúa nada a cambio, pues dicho vehículo no es vigilado ni por las autoridades ni por la empresa concesionaria, al que tampoco asumen ninguna responsabilidad por robo o por vandalismo, como así se les exige a los estacionamientos privados, a los que la ley les obliga a tener un seguro que garantice su responsabilidad por los vehículos que guarda.

En tercer lugar existe una usurpación de funciones, lo que constituye un delito sancionado por nuestras leyes, ya que el personal de la empresa concesionaria de los parquímetros  no es ninguna autoridad legal para imponer multas, lo que se asemeja al pago de piso,  como estilan los cárteles criminales. ¿Acaso son empleados municipales?, porque de ser así no sabríamos que estos empleados del gobierno municipal a su vez fueron concesionados a una empresa privada, siendo entonces pagados con salarios procedentes de la hacienda pública y sostenidos  con nuestros impuestos?.

Estas son preguntas que viene al caso deben generar respuestas de las autoridades municipales a la población, para que esta sepamos la naturaleza de estos actos sospechosos de corrupción, que los elegimos para servirnos, no para que se sirvan a sus anchas desde los puestos que ocupan.

De la misma manera suenan a burla las explicaciones que han dado a la ciudadanía, tanto la autoridad como la multicitada empresa concesionaria, tratando de explicar los "beneficios" que han traído los parquímetros, como estas.

1.- Que han mejorado la vialidad porque antes la gente abusaba del tiempo estacionando sus vehículos.... ¿Mejorado la vialidad?.... ¿Acaso los vehículos estacionados que pagan el abuso del parquímetro estorban menos que los que se estacionaban antes?.... Aquí vuelven los razonamientos imbéciles que parecen paridos por un cerebro subdesarrollado.

2.- Qué en otros lugares del mundo desarrollado también hay parquímetros.... Cierto, pero en dichos países, les llaman por su nombre: IMPUESTOS,  y los maneja la hacienda municipal, que da cuenta de los ingresos que producen y del destino que se le da a ese dinero en beneficio de la población, mientras que aquí en Veracruz lo maneja una empresa privada y se ignora la cantidad que extorsiona ni el destino del dinero recolectado.

En el caso de que se pretenda imponer un impuesto por estacionarse en las calles, este debe ser cobrado por la hacienda municipal, que debe dar cuenta a la ciudadanía de lo obtenido, además del destino oficial de dicho dinero, todo a la luz del día y con claridad., y sin engañar a la sociedad bautizando con nombres y eufemismos ridículos a las cosas y actos, para así obscurecer las trapacerías

Ante estos hechos consumados y haciendo un ejercicio de imaginación a futuro, dado el cariz de esta visión neoliberal de ejercer el gobierno, cabría preguntarse:  ¿Por qué no privatizamos a las fuerzas públicas de seguridad y las concesionamos a una empresa privada? ¿Por qué también le entregamos la función función hacendaria gubernamental a un bufete contable y la cobranza correspondiente? Por último, la defensa del país a inversionistas  extranjeros para que se encarguen de las fuerzas armadas, o la impartición de justicia concesionándola a un bufete jurídico? Habría acaso menos corrupción y sería  mas ventajoso para el gobierno.

 ¿Acaso es también radicalmente privatizadora la visión que tienen del ejercicio de gobernar, hasta que se llegue a establecer un no gobierno?. ¿Cuál será el límite para ellos? ¿Acaso esta gente será neoliberal? ¿Anarquistas puros? ¿O quizá simples ladronzuelos del presupuesto? Juzguémoslos pues  por lo que son y por lo que hacen y saquemos conclusiones para organizarnos y exigirles que paren  sus arbitrariedades, incapacidades e incompetencia. Ya basta de seguirlos aguantando y  continuar siendo victimas de sus abusos, sufriendo sus atropellos y abusos de la autoridad que les hemos conferido. ¿No cree usted, amable lector?



JMRS