Internacional - Política

El camino a un referendo revocatorio contra Maduro es largo y complicado

2016-04-29

Este país de 30 millones de habitantes tiene una inflación de tres dígitos—la...

Por Anatoly Kumarev y Mayela Armas, The Wall Street Journal

MARACAIBO, Venezuela--Miles de personas hacían cola en esta ciudad el miércoles para firmar peticiones en favor de remover de la presidencia a Nicolás Maduro, horas después de que residentes furiosos por las condiciones degradantes del país saquearan 73 empresas y dejaran las calles de la ciudad llenas de vidrios rotos y neumáticos calcinados.

La recolección de firmas para activar un referéndum revocatorio contra Maduro tiene lugar en momentos en que ciudadanos cada vez más desesperados, viviendo durante días con prolongados cortes de energía y agua y escasez de alimentos salieran a las calles de al menos ocho ciudades para protagonizar estridentes protestas.

En Maracaibo, la segunda ciudad más grande del país y el centro de la producción de petróleo, manifestantes y saqueadores incendiaron vehículos y robaron toneladas de alimentos en una expresión de furia pública que duró hasta las 2:30 am del miércoles.

Horas más tarde, Antonio Gómez, un conductor de autobús de 45 años de edad, se unió a centenares de residentes de Maracaibo haciendo cola para firmar la petición contra Maduro, a pocas cuadras de un camión de reparto quemado y de una tienda cerrada con sus ventanas bloqueadas con tablas.

“Esto [la petición] es nuestra última oportunidad de salir de ésta democráticamente”, dijo Gómez. “Estamos llegando a la desesperación”.

Maduro, electo en 2013 para suceder al fallecido presidente Hugo Chávez, ha visto su popularidad caer en picada en medio de la peor crisis económica de la historia venezolana. Este país de 30 millones de habitantes tiene una inflación de tres dígitos—la más alta del mundo— y el Fondo Monetario Internacional pronostica que la economía se contraerá 8% este año. La falta de divisas para pagar las importaciones ha creado escasez de alimentos y medicinas.

Aunque una reciente encuesta de Venebarómetro mostró que 60% de las personas dijo que favorecía la renuncia del Maduro, no va a ser fácil sacarlo de la presidencia a través del proceso de destitución que establece la constitución.

Primero, sus adversarios necesitan recoger cerca de 200,000 firmas, el 1% de los más de 19 millones de votantes de la nación. El Consejo Nacional Electoral, que está estrechamente vinculado con el gobierno, tiene 20 días para autenticar las firmas. Si esto tiene éxito, entonces la oposición debe recoger casi cuatro millones de firmas más en tres días y antes de que finalice el año para forzar un voto real de destitución. Para ganar esta nueva elección, los opositores a Maduro deberían superar los 7,5 millones de votos que éste obtuvo en las elecciones de 2013.

El director del Hemisferio Occidental del FMI, Alejandro Werner, dijo que la economía de Venezuela es insostenible en el mediano plazo. “Está claro que es una situación en la que los efectos sobre la calidad de vida y la salud de la población están empezando a ser muy importantes”, dijo el miércoles en Ciudad de México. El FMI dice que los ingresos de Venezuela se redujeron de US$80,000 millones en 2013 a entre US$20,000 millones y US$25,000 millones en 2015.

Sumándose a esos males, en el último mes el país ha estado sufriendo apagones programados de cuatro horas, o incluso más en algunas comunidades, en medio de una grave sequía que ha ayudado a paralizar el sistema nacional de generación de energía hidroeléctrica.

La frustración pública empeoró el martes, cuando el gobierno, para ahorrar en el consumo eléctrico, redujo la semana laboral para los empleados estatales a sólo dos días, con la consiguiente reducción de los servicios públicos. En Maracaibo, la ira estalló en las calles durante la noche, cuando las luces se apagaron por segunda vez después de una interrupción previa de cuatro horas, lo que llevó a algunos a apedrear los autobuses administrados por el gobierno y oficinas públicas.

“La gente protesta porque no tiene nada para comer”, dijo la residente de Maracaibo Ana Vargas, de pie delante de una tienda de ropa destrozada y saqueada. “Esto es lo que quiero decir al presidente Maduro”.

Los saqueos y disturbios resultaron en 121 arrestos en Maracaibo y localidades de los alrededores, dijo el general Néstor Reverol, jefe de la Guardia Nacional.

Maduro afirmó que la oposición estaba detrás de los saqueos.

“Aquellos que fueron arrestados en los eventos en Maracaibo ya están hablando de quién les pagó”, dijo. “Pido a la gente que repudie a los violentos y que los violentos vayan a la cárcel”.

También restó importancia al esfuerzo de destitución e insistió en que permanecerá en el cargo.

“Nada de lo que están haciendo va a ser políticamente viable”, dijo. “La revolución continuará y tendrá este presidente hasta el año 2018”.

Líderes de la oposición como Elías Matta, un legislador del estado Zulia, donde se encuentra Maracaibo, dijo que mientras que la violencia no es una solución, el gobierno está fallando en interpretar lo que está detrás de ella.

“La gente está cansada del fuerte racionamiento de agua y luz, y también de que sus salarios no son suficientes”, dijo. “Es triste que el gobierno no vea lo que está pasando”.

El miércoles por la tarde en Maracaibo, soldados antidisturbios se encontraban de guardia frente a las estaciones de metro y en las intersecciones mientras algunas personas expresaban su esperanza de que la firma del pedido de revocación podría con el tiempo ayudar a aliviar el sufrimiento. Oficinistas con corbata hacían cola al lado empleados uniformados, limpiadores de casas y trabajadores manuales, todos empapados de sudor bajo un calor de 32 grados centígrados.

“Tengo 800 razones para inscribirme y pedir la destitución de Maduro,” dijo María Ferrer, una bibliotecaria de 40 años de edad. “Queremos libertad, porque somos prisioneros aquí en Venezuela”.

El apoyo a la petición parecía fuerte en otras partes del país.

“Estoy firmando porque tengo que esperar en cola desde las cuatro de la mañana hasta las cinco de la tarde sólo para ser capaz de obtener un kilogramo de harina de maíz y un poco de salsa de tomate”, dijo Leticia Cortina, limpiadora de la casas de 32 años de edad en Caracas, donde oficinas y tiendas estaban cerradas y había un gran despliegue de policías.

“En Venezuela, la Constitución permite a los ciudadanos a volver a evaluar el mandato del presidente de una manera pacífica”, dijo Tarek William Saab, defensor de los derechos humanos del gobierno. “Quemar y saquear no es el camino”.

El gobierno ha culpado por la escasez y el racionamiento eléctrico a una sequía que redujo los niveles de agua en la represa que alimenta las turbinas de El Guri, que proporciona dos tercios de las necesidades energéticas del país.

Los críticos, incluyendo políticos de la oposición en el Congreso y consultores de energía, dicen que la culpa es de la corrupción y la falta de inversión del gobierno. Los funcionarios del gobierno se han rehusado repetidamente a comentar sobre esas acusaciones.

Los cortes de energía han obligado a los centros comerciales —que albergan desde clínicas y bancos a minoristas— a cerrar temprano. La mayoría de las fábricas y las empresas operan con horarios reducidos drásticamente.

“Soy ingeniero industrial y en este país la industria está detenida, dijo Wilber Mejías, desde Guarenas, una ciudad fuera de Caracas, que estaba firmando la petición miércoles. “Si Maduro se queda, no hay manera de salir de esta crisis”.



KC