Nacional - Seguridad y Justicia

Una niña es asesinada por su hermano y un amigo en Chihuahua

2016-08-08

La niña vivía en El Terreno, una comunidad rural del municipio de Namiquipa (20.300...

ZORAYDA GALLEGOS, El País

Paola, una niña de 10 años, fue asesinada por su hermano de 12 años y otro menor de 14 en Namiquipa, una pequeña localidad del norteño Estado de Chihuahua. Los menores le amarraron un cable en el cuello y la colgaron de un árbol porque les había destruido una “casita”, según relata El Diario, un periódico local de la entidad. El incidente ocurrió la tarde del pasado viernes en el patio de una pequeña vivienda donde la pequeña vivía con sus padres y sus hermanos. Según contaron los dos menores de edad a la Policía municipal todo se trataba de un juego, pero al bajar a la niña del árbol ya no reaccionaba. Paola fue sepultada el fin de semana en el panteón municipal rodeada de sus vecinos y algunos familiares.

La niña vivía en El Terreno, una comunidad rural del municipio de Namiquipa (20,300 habitantes) donde la gente se dedica a la agricultura y la ganadería. Sus padres, jornaleros indígenas, trabajaban todo el día en una huerta de manzanas. Según relató un vecino a un periódico local, los menores estaban siempre solos y se les veía jugar frente a su casa o a las orillas de un río sin supervisión de algún adulto.

Antonio, el hermano de Paola, es inimputable del delito de homicidio por su minoría de edad, informó la Fiscalía local. Esto significa que no será detenido ni declarará sobre los hechos, pero tendrá que recibir atención terapéutica,. El otro adolescente fue trasladado al Centro de Readaptación Social de Menores Infractores. La pena máxima que podría alcanzar sería una condena de tres años de prisión, según el nuevo Código de justicia penal para adolescentes.

El padre de los menores contó que su hijo era muy rebelde y que han decidido internarlo en un Centro de Rehabilitación para que reflexiona sobre lo que hizo. Otro de los hermanos de la niña dijo que Antonio y su amigo consumían marihuana y era muy probable que estuvieran drogados. “Cuando llegué mi hermano tenía los ojos bien rojos”, comentó.

El crimen de Paola no es el primer caso donde los agresores y las víctimas son niños. El asesinato de Christopher ocurrido en Chihuahua hace más de un año conmocionó a los mexicanos. El 14 de mayo de 2015, tres primos y dos amigos -de 12 a 15 años de edad- invitaron al niño a jugar al secuestro. El Negrito, como lo apodaban, terminó muerto tras una larga tortura. Sus amigos lo amordazaron, lo acuchillaron y lo enterraron en un hoyo.

Christopher vivía en una colonia popular, cerca de la prisión de Chihuahua. El día que ocurrió el homicidio, El Negrito caminaba por las calles de su colonia y se encontró con Valeria que llevaba arrastrando a un perro moribundo que jalaba de una cadena. La niña le pidió que la acompañara a un barranco a tirar al animal. En el camino encontraron a los hermanos de la niña y al resto de los amigos. Cuando llegaron al terreno baldío, mataron al perro y luego a su amiguito. “Ese día en el arroyo jugábamos a ser sicarios cuando a Irving se le vino a la mente secuestrar a El Negrito… le tapamos la cara con el hule de un paraguas que estaba en el arroyo. Irving le dijo que callara, como no se callaba le puso un plástico en la boca y un palo en el cuello…”, relató uno de los niños en declaraciones que dio a conocer el diario El Universal, quien tuvo acceso al expediente judicial.

En México cada año 4,500 menores de edad son privados de su libertad. Un diagnóstico difundido hace unos meses por Unicef y las autoridades mexicanas, revela que la política de reinserción social para los adolescentes está fallando en el país. La situación es calificada como preocupante porque lo que se halla en juego es la posibilidad de dotar a los jóvenes de herramientas que les permitan reincorporarse de manera sana y productiva a la sociedad. De no lograrse, se arraigarán a una carrera delictiva.



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