Agropecuaria

Vital "rehacer el tejido social de zonas cafeteras" en Colombia

2016-08-17

En un escenario de posconflicto tras la esperada firma de la paz con la guerrilla de las FARC,...

Laura Barros

Bogotá, 17 ago (EFE).- El gerente de la Federación Nacional de Cafeteros (FNC) de Colombia, Roberto Vélez, consideró vital "rehacer el tejido social de las zonas cafeteras" en la "nueva Colombia en paz", un sector tradicionalmente importante en la economía del país y que se vio afectado por "un conflicto absurdo".

"Nosotros tenemos que jugar un papel importantísimo en lo que sea la nueva Colombia, la nueva Colombia en paz", dijo en una entrevista con Efe Vélez, economista y diplomático que desde hace un año está al frente de la FNC, entidad que reúne a unas 560,000 familias caficultoras.

En un escenario de posconflicto tras la esperada firma de la paz con la guerrilla de las FARC, Vélez puso a disposición del Gobierno "la institucionalidad cafetera" para canalizar los recursos que el país destine a las zonas golpeadas por el conflicto.

"Nosotros creemos que vamos a canalizar recursos, pero también somos conscientes de que si uno sobrepone el mapa de la violencia colombiana sobre el mapa cafetero encuentra que buena parte de los municipios cafeteros (...) han sido afectados de manera directa o indirecta por este conflicto absurdo", añadió.

Vélez señaló que la actividad cafetera produce "un impacto social gigantesco", entre ellos el haber evitado la propagación de los sembrados de amapola, materia prima de la heroína, que en el país fueron sustituidos por cafetales.

Según el gerente, son "casi dos millones y medio de personas directamente impactadas" por los 6,5 billones de pesos (unos 2.225 millones de dólares) que por cuenta de la actividad cafetera circulan en los 590 municipios productores del grano.

"A uno como que el café le suena a cosa del pasado y resulta que el café, como digo yo, el café tiene más presente y más futuro que pasado", anotó el ejecutivo.

Pero además el café debe asumir un papel preponderante en la nueva economía colombiana, que "ya no va a tener el petróleo ni la minería como base" sino a la industria agropecuaria en la que "el café definitivamente sigue siendo el rey", añadió.

Colombia ha sufrido la bajada de los precios del petróleo, su principalmente fuente de ingreso y cuya cotización pasó de cerca de 100 dólares en 2014 a los menos de 50 dólares por barril actuales.

"Hoy tenemos un entorno distinto: el petróleo, para mal de algunos y entre ellos el Gobierno, ya no es lo que fue hace tres, cuatro años y hay la necesidad de revitalizar nuevamente el sector exportador, los sectores tradicionales de Colombia, y en esos está el café", consideró.

El dirigente dijo que "poquitos países" se han "contagiado tan duro de la enfermedad holandesa" como Colombia, donde, explicó, un sector domina la economía -en este caso el petróleo- y el resto de bienes de transacción se empiezan a "morir".

"A la luz de las buenas noticias, porque para Colombia era una buena noticia haberse vuelto un país petrolero (...) se vino una revaluación terrible del peso", indicó.

Ese entorno "mata a los otros sectores económicos que no son capaces vía competitividad de ajustarse a esas nuevas condiciones macroeconómicas", lo que "le estaba pasando al café", señaló.

"Tenemos un momento muy especial para hacer unos cambios estructurales en la caficultura (...) para devolverle la rentabilidad al sector y poder seguir participando de una manera más dinámica en toda la actividad económica colombiana", estimó.

Para el gerente de los cafeteros, para ello se requiere un cambio en la mano de obra y en la productividad.

"Se nos volvió un cuello de botella la mano de obra en Colombia", admitió al relatar que "una de las cosas que le ha venido golpeando el ingreso de los cafeteros es el costo de la mano de obra y la escasez" de trabajadores.

Calculó en 60,000 los recolectores que requiere el sector y recordó que el café suave lavado, del que Colombia es el principal productor mundial, aún se recoge de forma manual.

A este resto hay buscarle "una respuesta que sea contundente y la respuesta está en la tecnología" y que se logre "una recolección más barata, más rápida, más económica" con la cual se pueda mejorar el costo de producción, sostuvo.

El otro "cambio estructural" tiene que ver con la productividad, sobre la cual resaltó que el país pasó de 10 sacos por hectárea producidos entre 2010 y 2011 a 18 sacos actuales.

"Pero estamos lejos de una meta que puede ser 22 ó 25 sacos por hectárea", concluyó. 



JMRS
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