Nacional - Economía

El robo de combustibles no solo financia al crimen organizado, también la corrupción

2016-08-26

Hay quienes atribuyen a la Sustracción directa en oleoductos como la modalidad que...

Alfonso Alvarez, Intermex-press

* Sólo entendiendo a Pemex desde su interior se puede visualizar la magnitud del problema

* La estrategia de seguridad del Ejército Mexicano no solo se enfoca en la vigilancia
de los ductos, sino en la integridad de la cadena productiva y de distribución 

Existen argumentos sobre la diversificación de las modalidades del robo de combustible, entre las que se precisan dos: la extracción directa de hidrocarburo a través de tomas clandestinas en ductos y el robo de pipas de Pemex cargadas de combustibles. Se piensa que el robo de auto tanques se incrementó a raíz del aumento de vigilancia en la red nacional de ductos; lo cual es impreciso, ya que el robo de auto tanques es muy esporádico y, en cambio, ha aumentado el de tomas clandestinas debido a la proliferación de instrumentos para la perforación de fácil adquisición.

Por lo anterior, Petróleos Mexicanos ha establecido y reforzado estrategias para contrarrestar los actos que puedan perjudicar a la empresa, logrando que los volúmenes de producto sustraído disminuyan.

Hay quienes atribuyen a la Sustracción directa en oleoductos como la modalidad que más pérdidas le genera a PEMEX, sin embargo, hay indicios probatorios de que no es así: el ilícito ocurre al interior de las instalaciones, donde se genera mayor porcentaje de pérdida económica, debido a la falta de controles de medición de volúmenes de producto, la alteración del hidrocarburo, el desvío de producto recuperado derivado de las bajas de presión, inclusive el robo hormiga. Actos que probablemente cuentan con la participación de personal sindicalizado, funcionarios y empleados petroleros desleales que forman parte de una red de colusión.

Lo que sí es un hecho es que la delincuencia organizada, del mismo modo ha reclutado a trabajadores de Pemex, funcionarios y a autoridades de diferentes niveles, para que le brinden apoyo logístico y los conocimientos necesarios de cómo, cuándo y dónde sustraer combustibles, además de contar con la protección de algunos habitantes de comunidades que se benefician de las tomas clandestinas.

Hay quien dice que el crimen organizado roba ductos de Pemex al mismo tiempo que inyecta agua al tubo para que la baja de presión no sea detectada por los sistemas de medición y se alerte a las autoridades. Lo cual es Inverosímil. Porque esa acción involucra una serie de elementos técnicos que solo un ingeniero podría calcular: desde el conocimiento para extraer producto, la medición de la presión con la que se transporta el combustible y la presión con la que se inyectará el agua para compensar la extracción ilegal, además de que hacerlo, se utilizarían dos auto tanques: uno para extraer combustible y el otro para inyectar agua.

Lo anterior hace inviable realizar este tipo de robo, que implica mayor número de personas, pérdida de tiempo para realizar una extracción, el requerimiento de más recursos materiales –al menos una pipa vacía como contenedor de combustible a extraer, otra pipa llena de agua y al menos una bomba para alimentar el tubo-.

De lo anterior, no existe registro alguno que verifique ese modus operandi, ni razón alguna para que la delincuencia organizada quiera llevarlo a cabo. Por el contrario, les resulta mejor llenar al mismo tiempo de combustible 2 pipas con dos perforaciones al ducto, o bien, a través de una válvula doble.

Quienes se dicen sabedores del tema explican que a mayor número de tomas, mayor cantidad de hidrocarburo robado. En la realidad, no existe tal correlación: el aumento de tomas clandestinas indica que las acciones de seguridad del gobierno mexicano les está pegando, y el crimen organizado ha optado por fragmentarse en cientos de células que incluyen la participación de pobladores locales dispuestos a sustraer hidrocarburos, toda vez que los instrumentos y conocimientos de perforación de ductos se han simplificado.

No obstante, es el patrullaje y la vigilancia del Ejército Mexicano que en coordinación con la petrolera mantienen a raya a esos delincuentes, logrando en los primeros meses de 2016 contener el robo de combustible.

La situación que vive Pemex proyecta una imagen negativa hacia el exterior generado una sensación de inestabilidad. Ambos puntos negativos para atraer inversión; sin embargo, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) reconoce que la primera ola de Reformas Estructurales en México ha conducido a importantes avances en el mercado de energía y acrecentando las expectativas entre los inversionistas.

Aunado a ese reconocimiento, el Presidente Enrique Peña Nieto, en reunión con integrantes del Consejo Mexicano de Negocios (CMN), atestiguó el anuncio de inversión privada para este año, por 33 mil 500 millones de dólares, mientras que en 2013, fue de 27 mil millones de dólares, en 2014 fue de 27 mil 450 millones, y en 2015 la cifra subió a los 33 mil millones, inversiones que pese a todo tienen confianza y han ido en aumento.

Al término del primer cuatrimestre del presente año, Peña declaró que México atrajo inversiones extranjeras por 7 mil 786 millones de dólares, haciendo hincapié en que se superaron metas que no se veían desde hace 17 años. Fruto de un proceso de transformación en el modelo económico basado en el petróleo.

El robo de combustible es más complejo que atribuirlo a la perforación de los ductos y hurto de pipas. Las tomas clandestinas apenas comienzan a denunciarse durante los últimos 4 años y ello explica el crecimiento exponencial de ellas; no obstante, la cantidad de crudo y petrolíferos robados es una constante en estos últimos años y parece ser que el mecanismo de hurto está enterrado tan profundamente que sólo al interior de Pemex y de unos cuantos, se sabe.



JMRS
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