Disparates y Desfiguros

México ofendido

2016-08-31

La reunión del candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, el hombre que...

Luis Prados, El País

La reunión del candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, el hombre que reiteradamente ha insultado a los mexicanos llamándoles "ladrones" y "violadores", con Enrique Peña Nieto este miércoles en Ciudad de México es una iniciativa de altísimo riesgo político para el presidente mexicano cuando vive sus horas más bajas de popularidad. Las redes sociales expresaban anoche de forma unánime la sensación de millones de mexicanos: ofensa, humillación, desaliento. La cita, penúltimo golpe de efecto del magnate neoyorquino en vísperas del anuncio de su nueva y corregida política de inmigración en un mitin previsto en Arizona, llegó por sorpresa a México tras un rocambolesco intercambio de tuits entre el propio candidato y la presidencia de México. Un vertiginoso trayecto de la perplejidad – Trump sopesa viajar a México, anticipa el Washington Post; México informa que el viernes cursó una invitación al magnate; Trump acepta la invitación y finalmente Los Pinos confirma que la reunión, vestida de visita privada, tendrá lugar hoy- a la vergüenza.

El hombre que ha hecho bandera de la construcción de un muro en los 3,000 kilómetros de frontera, que dijo que iba a deportar a 11 millones de inmigrantes, la mayoría mexicanos, que criticó a Jeb Bush por hablar español, que expulsó de una conferencia de prensa al periodista mexicano Jorge Ramos, se sentará hoy con el presidente de un pueblo que desde hace meses exigía desde sus voces más moderadas a las más airadas una respuesta más contundente de su Gobierno ante las ofensas del gran demagogo, del gran manipulador que ha puesto a la presidencia de México en uno de los bretes diplomáticos más delicados de los últimos años.

Los vecinos distantes, México y Estados Unidos, con unas relaciones históricas complicadas donde se unen en zigzag el amor y el odio, la admiración y el desprecio, están condenados a entenderse, a superar las heridas del pasado, con una dependencia económica mutua sin parangón en otras latitudes y a cultivar esa sociedad híbrida que se extiende desde hace ya muchos años de forma continua desde Los Ángeles hasta la capital mexicana. No es esta la intención de Trump, expresada hasta la náusea durante más de un año de campaña por mucho que suavice su discurso en Arizona, por lo que es difícil de entender que el presidente haya aceptado el riesgo de legitimar a un charlatán, una bomba de relojería política de discurso incontrolable y sin escrúpulos con la verdad. México se acostó este martes humillado y ofendido. No será fácil, salvo que Peña Nieto maneje la reunión con extraordinaria destreza, recuperar la dignidad.



JMRS