Testimonios

Una de las mayores prefiguras de Nuestra Señora

2016-09-20

La epopeya de Judit hace recordar el heroísmo de Jael que, con un martillo, clavó en...

Por Paulo Francisco Martos

El sumo sacerdote Joaquín y los ancianos de Jerusalén fueron a Betulia para informarse de los hechos. Al ver a Judit, dijeron:

Después de las conmemoraciones de la victoria, Judit vuelve a la vida de recogimiento

"¡Tú eres la exultación de Jerusalén, la gloria inmensa de Israel, y Dios se agradó de esas cosas [...] Tú eres bendita, oh mujer, junto a Dios todopoderoso, para todo siempre!" (Jt 15, 9-10).

Todas las mujeres de Israel vinieron para ver a Judit y bendecirla; y con ramos de oliva ellas realizaron una danza, seguidas por los guerreros que cantaban himnos. Entonces, la gran heroína, en acción de gracias, dijo entre otras cosas que los enemigos de Dios, "¡perecieron en la batalla de mi Señor! ¡Ay de las naciones que se levanten contra mi pueblo!. El Señor todopoderoso de ellas se vengará, en el día del Juicio las punirá" (Jt 16, 12. 17).

Después el pueblo de Betulia fue a Jerusalén, donde ofrecieron holocaustos al Señor; Judit donó al Templo todos los presentes que la población le concediera y el precioso cortinado que ella retirara de la tienda del impío Holofernes. El pueblo continuó manifestando su alegría en Jerusalén, durante tres meses, y Judit permaneció con ellos.

Después de las conmemoraciones, ella volvió a Betulia y allá continuó llevando una vida casta y piadosa. Dio la libertad a la corajuda sierva que la acompañara en la gloriosa epopeya, y falleció a los 105 años de edad. Todo Israel quedó en luto por siete días.

La epopeya de Judit hace recordar el heroísmo de Jael que, con un martillo, clavó en el piso la cabeza de Sísara, general cananeo que esclavizaba Israel (cf. Jz 4, 21). Judit y Jael fueron prefiguras de María Santísima.

Nuestra Señora aplastó la cabeza de la serpiente infernal...

El Pequeño Oficio de la Inmaculada Concepción, en la hora Nona, dice que Nuestra Señora tiene, "más que Judit, el brazo osado". Afirma Monseñor João Clá: "Mujer fuerte por excelencia del Antiguo Testamento, Judit es una de las mayores prefiguras de María Santísima".

El Padre Jourdain, que escribió una gran obra sobre la Santísima Virgen, explica las analogías entre Judit y Nuestra Señora.

- Judit era bella y muy sabia; la Virgen María es de "una belleza admirable, una sabiduría que todos los mortales deben venerar".

- La grandeza de Judit no es sino una pálida figura de la magnificencia de María.

- Nuestra heroína oraba por su pueblo, cuya liberación ella se propusiera emprender. Así hizo María Santísima, cuyas oraciones en la Tierra atrajeron la venida del Salvador, y ahora en el Cielo no cesa de interceder por nosotros.

- Los homenajes que Judit recibió de Ozías y de todo el pueblo israelí no eran sino una representación de las alabanzas dirigidas a María por los Patriarcas, Profetas y todos los fieles; y el adversario que Judit venció, Holofernes, simbolizaba imperfectamente el enemigo del género humano, o sea, el demonio, el cual mil veces postrado por tierra no deja de renovar sus ataques.

- No fue un Ángel, un Rey poderoso o un gran Profeta que Dios envió para liberar a su pueblo, sino una simple mujer: Judit. Para una obra incomparablemente mayor - aplastar la cabeza de la serpiente infernal y dar un Salvador al mundo -, el Altísimo escogió una humilde Virgen: María Santísima.

...y trajo la confusión en el imperio del demonio

- Después de haber mostrado al pueblo de Betulia la cabeza de Holofernes, Judit dijo: "Cuando [...] el Sol salga sobre la Tierra, tomaréis cada uno sus armas y saldréis, todos los guerreros, de la ciudad" (Jt 14, 2) para aplastar a los asirios. El verdadero Sol nació cuando el Verbo de Dios se hizo hombre, en el seno virginal de María. De ahí en adelante, iluminados por los rayos de ese Sol divino, podemos marchar al combate contra el mundo, el demonio y la carne (cf. Ef 2, 1-3), con tanto que estemos con los ojos fielmente abiertos a esa luz.

- Nabucodonosor representaba a Satanás. Era poderoso y nadie osaba resistir a sus ejércitos victoriosos, pero por la acción de Judit se instaló el caos en las tropas comandadas por Holofernes. Nuestra Señora trajo la confusión en el imperio del demonio. Ella confundió el orgullo de Satanás, por su humildad; la diabólica astucia, por su sabiduría; en fin, todos los vicios de aquel, por todas sus virtudes.

Una de las principales virtudes de Judit era la combatividad. Y María Santísima brilló también en el espíritu de lucha, como explica el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira:

"Concebida sin pecado original, Nuestra Señora aplastó - y aplastará para todo y siempre - la cabeza de la maldita serpiente. Actuando así, Ella agrega a sus extraordinarias y singulares prerrogativas la gloria de la lucha. Ella combatió, opuso un esfuerzo a otro, desprendió todas las energías necesarias para aniquilar al adversario. ¡Ella lo derrotó y lo tiene a sus pies!"

Que María Santísima nos conceda un elevado espíritu de oración, una seriedad sagrada y una combatividad invencible, pues los enemigos de Dios que hoy esparcen el mal por toda la Tierra son peores y más poderosos que Holofernes.



JMRS