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Las aplicaciones de citas cortejan a usuarios mayores

2016-10-27

Los solteros entre 35 años y 44 años tienen el doble de probabilidad de pagar por...

Georgia Wells, The Wall Street Journal

Luego de ganar popularidad entre los estudiantes universitarios y los profesionales jóvenes, las startups dedicadas a ayudar a ayudar a los solteros a encontrar su “media naranja”, como Tinder Inc., happn SAS y The League App Inc., están acogiendo a personas que se acercan a los 40 años y de más edad. ¿La razón? Su dinero.

The League, un aplicación de citas románticas que busca captar a jóvenes profesionales “ambiciosos”, permitió en mayo el registro de mayores de 40, un grupo demográfico que no podía hacerlo cuando se lanzó el servicio hace dos años. El cambio se debe a que es mucho más probable que los usuarios más maduros paguen por las citas en la web y hayan acumulado suficientes en una lista de espera para tener una experiencia agradable, dice su presidenta ejecutiva, Amanda Bradford.

“La gente que va a financiar nuestro desarrollo tiene más de 38 años”, dijo la ejecutiva, de 31 años. Los mayores de 35 representan un 30% de los ingresos de la empresa, aunque sólo constituyen un 20% de sus usuarios, indicó.

Los solteros entre 35 años y 44 años tienen el doble de probabilidad de pagar por citas románticas hechas en internet que los de entre 18 y 24 años, según el Centro de Investigación Pew e IBISWorld, una empresa de estudios de mercado.

Al igual que muchas empresas de tecnología que forjaron sus negocios en torno a un modelo conocido en inglés como freemium, una combinación de gratuito y premium. En la práctica, eso significa que primero se dedican a acumular una comunidad de usuarios y luego tratan de que encontrar una forma de que paguen por el servicio.

“Una vez que haya llenado las estanterías, se puede empezar a monetizar”, explica Mark Brooks, presidente ejecutivo de Courtland Brooks, una empresa que asesora a las aplicaciones de citas en su desarrollo de negocios. Los solteros mayores de 35 años, señala, “saben lo que quieren y están dispuestos a pagar”.

La mayoría de los sitios para buscar pareja obtienen el grueso de sus ingresos cobrando tarifas de membresía. En Estados Unidos, estos pagos recurrentes representan más del 80% de los ingresos anuales de US$2,600 millones del sector, según los cálculos de Brooks.

La facturación de The League saltó 10% cuando la empresa permitió que los mayores de 40 años compraran membresías, cuenta Bradford, quien predice si la lograr atraer a una mayor cantidad de usuarios más maduros, los ingresos podrían aumentar 35% durante el actual trimestre.

Mike Smith, un residente de San Francisco de 47 años, paga US$20 mensuales a Tinder para conocer personas en los lugares adonde viaja. Los usuarios de Tinder que no pagan sólo pueden conocer a personas ubicadas en un radio de 160 kilómetros. Smith no está seguro que habría pagado por esta función cuando era un veinteañero.

Happn, una aplicación de citas con sede en París que reúne a personas que se han conocido en la vida “real”, estaba orientada originalmente a personas de entre 18 y 30 años. Recientemente, sin embargo, empezó a cortejar a usuarios mayores de 30 y planea cobrar más a los clientes de más edad.

Tinder, que es parte de Match Group Inc., cobra a los usuarios de 30 años y mayores el doble que a los menores de esa edad por sus servicios premium. Por US$20 al mes, los clientes de ese grupo de edad reciben beneficios adicionales, como ver una mayor cantidad de posibles parejas.

Los primeros sitios de internet orientado a un público masivo surgieron a fines de los años 90 e inicios de los 2000, como eHarmony y Match.com, de Match Group, estaban principalmente dirigidas a solteros mayores de 30 y cobraban entre US$40 y US$60 mensuales.

Tinder se lanzó en 2012 con otro enfoque: una aplicación gratuita con una interfaz sencilla que mostraba fotos de personas en las inmediaciones del usuario gracias a una tecnología de localización, junto con escasos detalles biográficos.

Tinder decidió tempranamente no cobrar por descargar la aplicación para obtener escala, cuenta su presidente ejecutivo, Sean Rad. “Toda nuestra estrategia era llegar a comunidades estrechamente conectadas para que corrieran la voz”, señala. Tinder se concentró en los grupos sociales en las universidades, bares y en personas influyentes en las distintas comunidades.

A comienzos de 2015, varios meses antes de que su matriz Match Group se escindiera del conglomerado de medios IAC/InterActiveCorp., Rad introdujo servicios por los que había que pagar. Por un cobro mensual de US$10 para los veinteañeros y de US$20 para los que cumplieron más de 30, los clientes pueden acceder a los perfiles de usuarios ubicados más allá de su ubicación inmediata y contactar más personas.

Con una base más amplia de usuarios, estas aplicaciones tienen que interponer barreras entre usuarios que no quieren tropezarse entre ellos, como estudiantes universitarios y personas con edad para tener hijos en la universidad. Como resultado, la mayoría de ellas sólo conectan personas cuando sus edades caen dentro de ciertos rangos mutuamente especificados. En el caso de Tinder, 80% de los usuarios fijan sus preferencias para conocer personas no más de 10 años mayores o menos que ellos.

Muchos de los solteros más jóvenes siguen siendo renuentes a pagar. “Lo estoy pasando bien con la aplicación gratis de Tinder, pero no tanto como para pagar”, dice Sachie Weber, una alumna de pregrado de la Universidad de Stanford.

La estrategia de Tinder parece rendir frutos con una parte importante de su audiencia. La empresa reveló en mayo que un millón de usuarios paga por el servicio y prevé que el número se duplique este año. Tinder dijo en 2014 que contaba con más de nueve millones de usuarios activos y estaba sumando un millón de usuarios a la semana.

Poco después de que Eric Garris, de 62 años, empezara a usar la aplicación en junio de 2015, empezó a pagar para impedir que Tinder limitara sus posibles parejas. “Si voy a pasar tiempo en Tinder, quiero que sea lo más provechoso posible”, afirmó.



JMRS