Una Luz en Mi Ventana

Sonrisitis incurable

2016-11-03

Mi vida es igual que la de esas personas y a la vez totalmente distinta, porque sé que soy...

Guadalupe García
 
Oye Jesús, pensarían que estaba chiflada pero seguro que tú te lo estabas pasando pipa al verlo

Ayer salí de casa hacia el Metro a la hora de siempre para llegar al cole a la misa de las 16:25, con mi MP3 en la pista 2: Santo rosario con Juan Pablo II, misterios gloriosos. Con eso llegué hasta Quintana o El Carmen y cambié a Betsaida (Grupo Betsaida, www.betsaida.cl). En la segunda canción noté que me miraban de reojillo y me asusté un poco pensando que llevaba la música muy alta o que tenía un siete en la ropa o algo así.  Pero no era eso lo que vi al mirar mi reflejo en la ventana, sino que estaba sonriendo de oreja a oreja en medio de un vagón lleno de gente con cara de acelga mirando sus móviles o tablets. Era como en la canción  “Nueces” de Coti, “Allí estaba ella, única con pulseras, con flores en el pelo y la sonrisa comiéndole la cara en el vagón”. Lo único distinto era que yo no llevaba flores en el pelo.

No podía remediarlo, estaba escuchando “Es el Señor viene a mi casa, mi alma es fiesta es Jesús que viene a mí” (Betsaida 4, nº 14), ¿cómo no iba a sonreír?

Miré alrededor y me sentí una privilegiada porque parecía ser la única persona en ese vagón “petao” consciente de la presencia real de Dios en mí y en mi vida.

Me puse a pensar: ¿Por qué nadie más sonríe? ¿Es que no saben o no se acuerdan de que son hijos de Dios? ¿No notan cómo los envuelve su amor de Padre? ¿No sienten dentro de ellos el calor del amor del Espíritu Santo? ¿No tienen a Dios en su vida?

Y yo cada vez me sentía más feliz por saberlo y sentirlo y si hubiera sonreído más se me habría desencajado la mandíbula.

Mi vida es igual que la de esas personas y a la vez totalmente distinta, porque sé que soy hija de Dios y eso la llena de una luz intensa y cálida que lo envuelve todo.

En mi vida no todo es de color de rosa, hay pequeñas dificultades de vez en cuando igual que le pasa a todo el mundo: Dios no me va a pagar la hipoteca, no me va a arreglar la conexión a Internet cuando se va en el momento más inoportuno ni me va a decir qué le pasa a mi hijo que está malito, pero hace que mi vida esté llena de luz y de música, que todo sea trascendente y pleno de sentido y contenido.

¡¡Cómo no iba a sonreír!!



JMRS

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