Migración

Más de 850,000 centroafricanos, la mitad niños, son desplazados o refugiados

2016-11-15

Más de 850.000 personas de la República Centroafricana, la mitad de ellas...

 

Ginebra, 15 nov (EFE).- Más de 850,000 personas de la República Centroafricana, la mitad de ellas niños, son desplazados internos en su país o refugiados en las naciones limítrofes, según denunció hoy Unicef.

La inseguridad reinante tras la guerra fratricida, interétnica e interreligiosa de 2013-2014 ha provocado que la mayoría de las 920,000 personas que tuvieron que huir de su hogar tras los enfrentamientos, no haya podido volver aún a su casa.

Según el recuento de Unicef, 383,000 personas son desplazados internos, mientras que otras 468,000 son refugiados en Camerún -que acoge a más de la mitad-, Chad, Congo y República Democrática del Congo.

La violencia y el desplazamiento provocan que los niños sean especialmente vulnerables a riesgos sanitarios, explotación y abuso, denuncia el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia.

Actualmente, un tercio de los niños en edad escolar no va al colegio de forma regular, y una cuarta parte de todos los niños menores de cinco años sufre malnutrición.

Además, se estima que entre 6,000 y 10,000 niños han sido reclutados desde 2013 por distintos grupos armados.

La situación no tiene visos de mejorar dado que los focos puntuales de violencia han provocado que personal humanitario de distintas organizaciones no gubernamentales haya tenido que anular o reducir sus acciones.

Un ejemplo reciente es el ataque ocurrido en el campamento de desplazados de Kaga Bandoro en el que murieron 37 personas, incluidos educadores de un programa financiado por Unicef.

Precisamente el próximo jueves tendrá lugar en Bruselas un acto de solicitud de fondos en el que participarán líderes centroafricanos, así como la Unión Europea, Naciones Unidas y el Banco Mundial.

Unicef solicitará tanto a los donantes como a los responsables nacionales que den prioridad a las necesidades de los niños al financiar programas educativos y sanitarios dedicados especialmente para ellos.

Actualmente, Unicef trabaja con el Gobierno para reforzar el sistema de educación pública a través de la formación de 1,300 profesores y la restauración de 172 escuelas.

En 2013, Bangui, la capital del país, fue tomada por la entonces coalición rebelde Séléka, que asumió el poder tras la huida del derrocado presidente François Bozizé.

Estos rebeldes son de confesión musulmana, frente a una población mayoritariamente católica, por lo que el conflicto adquirió tintes sectarios y religiosos al enfrentarse los grupos Séléka con las milicias cristianas "Anti-Balaka".

Ambas partes cometieron abusos y vejaciones y se estableció una fuerza de paz de la ONU.

Desde entonces, y a pesar de que ha habido elecciones y se ha elegido a un nuevo gobierno, las tensiones sectarias continúan y la violencia, aunque esporádica, prevalece.



JMRS
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