Cultura

Niños inundan, con sinfonías de Beethoven, la mayor barriada de Bangkok

2016-11-22

A través de una raída puerta de madera de una escuela de la mayor barriada de Bangkok...

Noel Caballero

Bangkok, 22 nov (EFE).- A través de una raída puerta de madera de una escuela de la mayor barriada de Bangkok se escapan, perfectamente interpretadas a golpe de violín, las notas de las sinfonías compuestas por el alemán Ludwig van Beethoven.

Algunos de los componentes de la orquesta no superan aún el metro de altura y varios conservan algún diente de leche, pero saben leer las partituras y tocar los instrumentos como si se tratara de profesionales, a pesar de vivir en un barrio marginal.

La escuela de música Immanuel, ubicada en la barriada de Klong Toey donde residen cerca de 100,000 personas, abrió sus puertas a finales de la década de los 90 por iniciativa de Solveig Johannessen, una misionera noruega en Tailandia.

Desde entonces cerca de 500 niños y jóvenes, de entre 3 y 20 años, han participado en esta iniciativa inspirada en el exitoso Sistema de Orquestas Juveniles de Venezuela.

Uno de los alumnos de la primera generación, Warin Artvilai, emprendió hace tres años su regreso a las aulas con el objetivo de formar nuevos talentos procedentes de la barriada.

"La gente piensa que la música clásica está reservada para los ricos y gente de alto estatus social, pero yo le digo a mis alumnos: no tenemos el poder de elegir de dónde venimos, pero podemos decidir a dónde vamos", declara a Efe Warin, de 24 años y desde hace tres el único profesor a tiempo completo del colegio.

Warin, licenciado en música por la universidad de Mahidol gracias a una serie de ayudas gubernamentales, creció en Klong Toey y recuerda cómo el amor a primera vista fue esquivo con el violín.

Además de tocar varios instrumentos, el joven instructor, quien trabajó durante un tiempo en la Filarmónica de Tailandia, también canta y dirige la orquesta juvenil, que cuenta con unos veinte componentes.

Uno de los pequeños más talentosos es Fon, quien aparta la pelota en un banco antes de calzarse el violín al cuello y afinar las cuerdas para el inicio de la práctica.

"Vengo aquí todos los días para practicar y tocar el violín. La música clásica suena hermosa", cuenta el chiquillo de 9 años.

A su lado, pizpireta y sonriente, se encuentra Ploy, también con nueve años, que dice "se divierte practicando y tocando en los conciertos".

"Toco tres instrumentos, pero mi favorito es el violonchelo. De mayor me gustaría ser música y actuar en Francia", asegura la niña con gran desenvoltura.

La iniciativa, financiada exclusivamente por donaciones y que mantiene abierta una recaudación a través del micromecenazgo hasta finales de noviembre, es completamente gratuita para los pequeños y les ayuda a solicitar becas que completen la formación de los intérpretes más destacados.

"El objetivo principal es mostrar a los niños que la música puede ser un trabajo y ayudarles, con ella, a olvidar los problemas derivados de la zona donde viven y que se diviertan", señala Warin, quien instruye a los pequeños seis días a la semana.

El devoto profesor trata de amenizar la enseñanza de la música clásica mientras les narra las razones por las que compositores como Beethoven, Bach o el reciente fallecido rey de Tailandia, Bhumibol Adulyadej, escribieron las canciones.

Warin rememora alegre su "increíble" experiencia vivida mientras tocaba el violín junto a profesionales en un auditorio de Londres.

"Ese es el sonido que pretendo enseñarles tocar a los niños. Me encantaría llevarlos algún día a Europa", manifiesta esperanzado.

Al menos dos veces al año, la orquesta juvenil Immanuel actúa en la capital tailandesa, y en ocasiones acude a iglesias y otros eventos para ensayar.

"Aunque no tengamos mucho dinero, tenemos conocimiento. El conocimiento es poder y te abre las puertas a oportunidades. A través del conocimiento, todos somos iguales", sentencia el violinista.



JMRS