Ecología y Contaminación

Para combatir el esmog, ¿qué tal plantar jardines en los techos de los autobuses?

2017-01-16

Una densa capa de esmog desciende sobre Delhi cada otoño, y eleva las lecturas de...

Por Nida Najar 

En India han practicado durante mucho tiempo la ciencia voluntariamente inexacta —algunos la llamarán arte— del jugaad.

Se trata de una palabra en hindi cuyo significado específico es un vehículo parecido a un camión ensamblado a partir de cualquier cosa disponible: partes de un autobús viejo, quizá, con algunas vigas de madera y tal vez el motor de un tractor. Pero en sentido amplio, puede referirse a cualquier tipo de solución improvisada, la innovación de cara a la escasez.

Ahora, ese ingenio se enfoca en uno de los problemas modernos más difíciles de remediar en el país asiático: el aire tóxico de Delhi.

Una densa capa de esmog desciende sobre Delhi cada otoño, y eleva las lecturas de polución del aire a niveles casi intolerables. Así que cuando una sede de la Universidad de Chicago en Nueva Delhi lanzó una competencia de ideas nuevas para solucionar el problema de la contaminación, muchas de las propuestas recordaban a la jugaad.

Algunas de las propuestas eran cuestionables, por decir lo menos. Un participante propuso plantar jardines en los techos de los autobuses para crear filtros naturales de aire móviles. Otro sugirió poner un dispositivo que pudiera aspirar las partículas contaminantes en los escapes de los autos, pero no pudo explicar cómo funcionaria realmente la tecnología para hacerlo.

Hubo ideas más adecuadas, como la de jardines verticales con paredes de plantas hidropónicas en los barrios bajos de la ciudad para absorber algo de la polución proveniente de estufas al aire libre y humo de autos. Esa fue una finalista. También lo fue una sugerencia de construir casetas aisladas a los guardias que vigilan afuera de las casas enrejadas de los ricos para que dejen de quemar basura en las noches para mantenerse calientes.

Al final, los ganadores, anunciados en octubre, fueron los planes que parecían ser los más sostenibles y realizables. Entre ellos hay una máquina que convierte pacas de arroz en fertilizante para que los campesinos de la capital ya no quemen sus campos después de cada cosecha.

Otra idea ganadora consiste en captar algunas de las emisiones de los generadores a diésel y convertir las partículas de hollín en tinta y pintura negra.

Los proyectos elegidos se llevarán a la práctica este año como pequeños programas piloto, pero Anna Agarwal, gerente general del Laboratorio de Energía y Medioambiente de la universidad, dijo que en algún momento podrían hacerse a mayor escala.



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