Derechos Humanos

El éxito comercial, una amenaza de muerte para los refugiados somalíes

2017-02-09

Apuntalada por unos hábitos espartanos que reducen aún más sus gastos, la...

Marcel Gascón

Johannesburgo, 9 feb (EFE).- Los pequeños colmados regentados por inmigrantes y refugiados somalís son una constante en el paisaje de las zonas deprimidas de Sudáfrica, donde vive la mayor parte de la población negra.

Parapetados detrás de rejas en contenedores que sirven de tienda, venden sus productos a precios más bajos que sus competidores gracias a una solidaridad comunitaria que les permite comprar más barato que unos tenderos locales divididos y carentes de su tradición comercial.

Apuntalada por unos hábitos espartanos que reducen aún más sus gastos, la receta permite a estos inmigrantes y refugiados ser sus propios jefes y enviar dinero a sus familiares en Somalia, pero les convierte también en el blanco de la ira de muchos de los sudafricanos entre los que viven.

Según datos del Consejo de la Comunidad Somalí de Sudáfrica, una media de cien somalís mueren asesinados en Sudáfrica cada año, la mayor parte de ellos por "violencia relacionada con el comercio", y la organización ya ha documentado 16 de estas muertes por disparos en lo que va de año.

"Solo los somalís son atacados. Es un persecución organizada, son percibidos como una amenaza por la comunidad de comerciantes locales", dice a Efe Amir Sheik, presidente del Consejo, que se ha dirigido a las autoridades para que atajen los asesinatos.

Casi la mitad del centenar de asesinatos que se registran cada año ocurren en la provincia del Cabo Occidental, de la que es capital Ciudad del Cabo. De las 16 víctimas contabilizadas este año, 14 murieron a balazos en la barriada de Khayelitsha, el mayor de Ciudad del Cabo.

"Si hay un pequeño incidente entre un miembro de la comunidad local y un tendero somalí, la tensión se dispara rápidamente y se extiende", dice a Efe un investigador del fenómeno de los colmados en los "townships", que pide el anonimato porque vive en una de las zonas calientes.

El experto cita la xenofobia y los altos niveles de pobreza y desempleo de estas zonas como factores, además de la impotencia que muchos sudafricanos sienten hacia los mejores precios y mayor variedad de productos ofrecida por los somalíes.

Una mejor organización común da a estos inmigrantes y refugiados la posibilidad de comprar al por mayor y apoyar a comerciantes en apuros con sistemas de crédito propios, algo que no tienen la mayor parte de tenderos sudafricanos.

En los "townships" y poblados chabolistas donde operan los somalís, los locales citan otro elemento para explicar su pujanza: que muchas tiendas de sus competidores extranjeros -a los que acusan de reventar el mercado- funcionan ilegalmente y no pagan impuestos.

Algunas de las muertes se producen en las olas de violencia xenófoba que sacuden estas zonas de Sudáfrica cada cierto tiempo. En 2008, 62 personas inmigrantes de otros países africanos murieron en el peor brote xenófobo registrado hasta ahora.

En abril de 2015, siete personas murieron en incidentes similares, en los que sudafricanos de los "townships" atacaron tiendas y casas de inmigrantes acusándoles de quitarles trabajo y oportunidades de negocio. Miles de inmigrantes retornaron tras los disturbios a sus países de origen.

Otros crímenes, los que se producen en ataques a tiendas regentadas por somalíes aislados o en estallidos violentos de menor magnitud, pasan generalmente desapercibidos y no reciben más atención que un breve en la prensa local.

Algunos ministros han relacionado la hostilidad de los sudafricanos más pobres con los muchos comercios de somalíes y otros inmigrantes que abren sus negocios de forma irregular, y han pedido a los comerciantes extranjeros que compartan sus "secretos de negocio" con los locales. 



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