Internacional - Política

La rebelión contra el "brexit" reabre la crisis en el laborismo británico

2017-02-09

El líder laborista tachó de

Guillermo Ximenis

Londres, 9 feb (EFE).- La rebelión de 52 diputados laboristas que se negaron a votar por el "brexit" ha reabierto una crisis en el primer partido de la oposición en el Reino Unido y obligado a su líder, Jeremy Corbyn, a desmentir hoy que tenga intención de abandonar la dirección.

Corbyn niega que el partido se dirija hacia el "desastre", a pesar de que se debate entre el pragmatismo de apoyar la salida de la Unión Europea (UE) y una estrategia más crítica contra el Gobierno conservador.

El líder laborista tachó de "noticias falsas" las especulaciones sobre su posible dimisión que surgieron después de que su grupo volviese a evidenciar su división en la Cámara de los Comunes, que ayer miércoles aprobó por 494 votos a favor y 122 en contra la ley que permitirá iniciar la ruptura con Bruselas.

Corbyn ordenó a sus diputados alinearse con el Ejecutivo de la primera ministra, la conservadora Theresa May, en favor del "brexit", pero un nutrido grupo alegó que ese voto traicionaría a los electores de sus circunscripciones, que se manifestaron a favor de la UE en el referéndum del 23 de junio.

Para el politólogo de la Universidad de Sussex Paul Taggart, la dirección laborista se enfrenta al reto de contentar a una masa de votantes "fundamentalmente dividida" sobre el papel del Reino Unido en Europa.

En zonas del norte de Inglaterra, golpeadas por el declive industrial de las últimas décadas, el electorado laborista se decanta por el "brexit", mientras que en áreas más cosmopolitas, con una economía de servicios, como Londres, defienden en cambio la permanencia en la UE.

"Coexisten tres versiones distintas dentro del Partido Laborista. Los diputados son fundamentalmente favorables a la UE. Los afiliados tienden hacia la permanencia, pero su principal interés son las políticas de izquierdas. Y los votantes están divididos", describió a Efe Taggart.

Ante la dificultad de contentar a todos los sectores, Corbyn argumentó que el partido debe asumir el resultado del referéndum de junio, en el que el 51,9 % de los votantes británicos optaron por abandonar la UE.

Por eso, decretó apoyar el proyecto de ley para iniciar la ruptura con Bruselas, a pesar de que el Partido Conservador tumbó todas las enmiendas de la oposición para tratar de matizar la postura del Gobierno, que apuesta por un "brexit duro" que saque al país del mercado único.

El empeño de Corbyn en imponer la disciplina de voto forzó la dimisión de su portavoz de Negocios, Energía y Estrategia Industrial, Clive Lewis, que cree que dejar la Unión "dañará" a la ciudad que representa, Norwich, en el este de Inglaterra.

"Sé que comprendes la honda división que este problema ha abierto en nuestro país", le dijo Lewis al líder laborista en una carta abierta.

"No puedo, en consciencia, votar por algo que creo que en último término va en contra de los deseos y los intereses de la circunscripción que tengo el honor de representar", sostuvo Lewis, a quien algunos medios británicos sitúan como futuro candidato para dirigir la formación.

La disidencia interna ha hecho regresar el fantasma de la crisis que ya vivió el Partido Laborista el pasado verano, cuando el grupo parlamentario forzó a Corbyn a convocar unas primarias, entre acusaciones de que había saboteado la campaña en favor de la permanencia en la UE.

A pesar de que Corbyn "siempre ha sido un euroescéptico", según Taggart, su "principal preocupación" no es el papel del Reino Unido en Europa, sino la aplicación de un programa de izquierdas, lo que llevó a la militancia a reelegirle con una amplia mayoría.

El líder izquierdista dirige el barco laborista en un momento en el que el radical eurófobo Partido por la Independencia del Reino Unido (UKIP) amenaza con seducir a parte de su electorado en zonas favorables al "brexit".

Ese escenario "no ha hecho que el Partido Laborista se haya vuelto 'probrexit', pero sí más pragmático", señaló el politólogo.

Una de las pruebas de fuego para su estrategia llegará el 23 de febrero, cuando los laboristas defenderán en una elección parcial el escaño por la circunscripción de Stoke-on-Trent, en el centro de Inglaterra, que mantienen desde 1950, pero que está amenazado por el UKIP.

El 70 % de los habitantes de Stoke votaron por el "brexit" y podrían entregar su representación en el Parlamento al líder del UKIP, Paul Nuttall, que les ha prometido "hacer Gran Bretaña grande de nuevo" si sale elegido, parafraseando al presidente de Estados Unidos, Donald Trump. 



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