Migración

Un drama tras otro para los refugiados sirios en campamentos en el Líbano

2017-03-05

El campo, localizado en un terreno de piedras, tiene una miríada de tiendas de...

Kathy Seleme

Ghazi (Líbano), 4 mar (EFE).- En el campamento de Ghazi III, localizado en las afueras de la ciudad de Zahle, en el valle oriental de la Bekaa, los refugiados sirios viven en condiciones deplorables y la ayuda les da para sobrevivir apenas día a día.

El campo, localizado en un terreno de piedras, tiene una miríada de tiendas de campaña de plástico cedidas por las organizaciones humanitarias, pero durante el invierno la lluvia penetra en su interior y el peso de la nieve derrumba la parte superior de algunas.

Durante el día, en el interior de ellas, uno no se sabe ni qué hora es. Parece que es de noche, pues la tela impide que la luz penetre.

Lo que más se ve en esas aglomeraciones son mujeres y niños, algunos incluso descalzos y con ropa inapropiada para el invierno.

Sin embargo, los pequeños reciben sonriendo a todo aquel que acude al campamento con una frase en inglés: "¿Qué tal? Bienvenidos", y no tardan en llamar a sus hermanos, primos y amigos cuando se ven reflejados en la pantalla de la cámara de fotos.

La risa de estos niños contrasta con el rostro de las madres, como la de Amal Mohamad Torfa, que tiene entre sus brazos a la menor de sus cinco hijos, que huyó hace tres años de la ciudad siria de Homs, en el oeste del país, por los bombardeos de los aviones.

"Nuestra situación sigue siendo muy difícil aquí. El agua (de la lluvia) entra en el interior de las tiendas, y mis hijos ya no saben ni leer ni escribir. Estamos endeudados porque mi marido está sin trabajo desde hace cuatro meses y tenemos que hacer todo lo posible para sobrevivir", dijo a Efe Torfa.

Pero lo que más le preocupa es que una de sus hijas tiene un quiste en el pecho, que va creciendo y teme que le afecte al corazón. "Me piden hasta 4,000 dólares para hacerle la revisión y operarla, pero, ¿de dónde los saco?", se pregunta.

Las quejas sobre la falta de medios para curarse son recurrentes en este campo. Uno de los hijos de Yusala Abdala Mohamed, que fue alcanzado por un obús, necesita una operación, pero se pregunta también dónde puede obtener el dinero, si solo dos de sus siete hijos trabajan una vez cada diez días.

En el campamento se pueden ver adolescentes casadas como Iraka Baruk, de 15 años, que asegura a Efe que acepta su destino, ya que no fue obligada a contraer matrimonio por sus padres. Argumento que repite su cuñada de 16 años.

Iraka ya es madre de un niño de un año y tres meses, y confiesa que si no hubiera existido la guerra en Siria, habría seguido con sus estudios y no hubiera pensado en casarse.

Por otro lado, Nura Ali Assad, madre de una hija que se casó a los 14 años, declara a Efe que "hizo bien por su seguridad. No la obligué, pero le expliqué que su situación sería diferente si hay un hombre a su lado. No podía salir del campamento y dejarla sola. Nadie sabe lo que puede pasar ya que hay toda clase de gente. Mi responsabilidad era buscarle un marido".

Ghazi es escenario de dramas de discapacitados psíquicos y físicos, y de otros afectados por la guerra. Marian, de 14 años, cuida a sus hermanos, entre ellos, un discapacitado, y pasea junto a él por el campo en una silla de ruedas. Además, hace las tareas del "hogar", mientras sus padres trabajan.

Otro caso es el de Ayar Achache, que tiene una hija con deficiencia cardíaca y necesita unos 16,000 dólares para operarla. Padre de seis hijos, solo dos de ellos trabajan: dos niñas de 10 y 7 años que cosechan patatas para el dueño del terreno donde levantaron su tienda para pagarle el alquiler.

Jesús Capilla, un responsable de Acción contra el Hambre (ACH) en el Líbano, es consciente que la ayuda suministrada es ínfima teniendo en cuenta los problemas existentes.

"Cooperamos con UNICEF y con OCHA (Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios) para hacer frente a la crisis de refugiados", afirma a Efe, recordando que el Líbano ya tenía problemas estructurales antes de la llegada de esas personas.

En este sentido, asegura que para este año están "haciendo estudios de agua y saneamiento para poder realizar proyectos mas sostenibles. La situación ha empeorado estos últimos años porque desde hace tiempo los recursos han llegado a su límite".



JMRS

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