Migración

El período menstrual, peligro y estigma para las mujeres refugiadas

2017-03-08

Por Anna Pujol-Mazzini

LONDRES (Thomson Reuters Foundation) - Cuando a Sarah le vino el período por primera vez estaba en Egipto, a medio camino de una larga odisea que la llevaría desde Eritrea hasta Reino Unido, tuvo que utilizar "papel higiénico, pañuelos, cualquier cosa" para absorber la sangre.

Estaba preparándose para iniciar su viaje a través del Mediterráneo, de Egipto a Italia, y no tenía acceso a productos sanitarios.

"Viajas con una bolsa pequeña, una bolsa vacía porque te piden que aligeres el peso cuando te subes en la embarcación", dijo Sarah a la Thomson Reuters Foundation en Londres, subrayando las dificultades añadidas que afrontan las mujeres en estos peligrosos viajes con destino a Europa.

Durante su travesía, a Sarah -que no quiso dar su nombre real- le resultó difícil hasta pedir lo que necesitaba.

"¿Cómo puedo describir estos productos a los hombres, sobre todo si no hablo el idioma? No conocen la palabra", dijo.

En un día cualquiera, más de 800 millones de mujeres de entre 15 y 49 años menstrúan. Sin embargo, a nivel global 1.250 millones de mujeres no tienen acceso a un aseo durante su período, de acuerdo con la ONG WaterAid.

Para las mujeres refugiadas, que escapan de su hogar en busca de seguridad, los desafíos que supone la menstruación pueden ser todavía mayores.

"No hay ningún tipo de dignidad en tener la regla cuando eres una refugiada", dijo a la Thomson Reuters Foundation Terri Harris, de Global One, una organización impulsada por mujeres musulmanas.

PIEZAS DE UN COLCHÓN

Un estudio llevado a cabo por Global One en campos de desplazados y refugiados en Siria y Líbano reveló que casi el 60 por ciento de las mujeres refugiadas no tienen acceso a ropa interior y muchas no disponen de ningún producto sanitario durante sus períodos.

"¿Puedes imaginar estar menstruando sin bragas y sin artículos sanitarios?", dijo Harris, que encuestó a más de 800 mujeres durante la investigación.

"No tener acceso a productos significa que acabas utilizando objetos que no necesariamente son higiénicos. Nos han contado casos de mujeres que utilizaban trapos viejos, pedazos de musgo, trozos de colchones".

El uso de este tipo de objetos, junto a las precarias instalaciones sanitaria y de suministro de agua, pueden provocar infecciones y otros problemas de salud.

Más de la mitad de las mujeres entrevistadas habían sufrido infecciones del tracto urinario que frecuentemente no recibían tratamiento alguno, según el estudio.

La falta de suministros sanitarios también puede impedir que las mujeres se desplacen dentro de los campamentos por el estigma que rodea a la menstruación y el riesgo de mancharse de forma visible.

"No pueden acceder a los alimentos, recibir servicios o información, interactuar con otras personal", advirtió Ugochi Daniels, una jefa de asuntos humanitarios del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés).

"Tiene un efecto dramático en su bienestar, en su estado de ánimo", añadió.

NO ES UNA PRIORIDAD

Las necesidades específicas de mujeres y niñas en situaciones de emergencias tienden a ser pasadas por alto, a pesar de cierto progreso al respecto, dicen los expertos.

"Siempre tenemos dificultades a la hora de obtener recursos para satisfacer las necesidades de higiene menstrual", dijo Ann Burton, una responsable en la agencia de la ONU para los refugiados, ACNUR.

A pesar de que los suministros de ropa interior, jabón y barreños, además de aseos seguros con cerradura y agua limpia, sean esenciales para las mujeres en su período, no son considerados una cuestión prioritaria.

"No se tiene en cuenta con el mismo nivel de importancia porque afecta a mujeres y niñas y frecuentemente quienes toman las decisiones son hombres", dijo Daniels.

"Ahora empieza a mejorar la situación, porque antes estaba fatal la cosa".

Las agencias de ayuda humanitaria han distribuido "kits de dignidad" a mujeres en Irak, Nigeria y Bangladesh, entre otros países, que contienen ropa interior, jabón y paños sanitarios.

En el campo de refugiados de Zaatari, en Jordania, se estableció una pequeña fábrica para que los refugiados produjeran sus propios paños sanitarios, formándolos en el uso de las máquinas compradas gracias a donaciones por internet.

Las iniciativas como esta son importantes, pues el estigma que rodea a la menstruación también impide que mujeres y niñas pidan ayuda a las agencias humanitarias cuando sufren problemas de salud.

Esto hace que muchos profesionales sanitarios solo vean a las mujeres cuando estas están embarazadas, mientras que les es imposible recabar información sobre cómo puede afectarles su período menstrual , especialmente en el caso de las mujeres jóvenes que todavía no han contraído matrimonio.

"Una mujer no va a dejar de menstruar porque haya una crisis", dijo Daniels.

"No hay excusa alguna para no asegurarnos de que se cumplen las necesidades de higiene menstrual de las mujeres y las niñas".

 



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