Tendencias

Un nuevo ciclo económico

2017-03-21

El agotamiento de varios experimentos populistas de América Latina comienza a proyectarse...

Carlos Pagni, El País

El agotamiento de varios experimentos populistas de América Latina comienza a proyectarse sobre los mercados. El cambio de ciclo político inspira un cambio de ciclo económico. En el centro del fenómeno están Brasil y Argentina. La imagen de esos países está dando un vuelco en los centros donde se deciden inversiones. Es la novedad más nítida de un giro regional.

La razón principal de esta mutación es la combinación de dos tendencias. En Brasil y la Argentina la inflación tiende a bajar y el nivel de actividad se recupera. Los brasileños celebran para este año el regreso del crecimiento, aunque sea microscópico, de 0% o 0,5%. La economía argentina viene de cinco años de estancamiento. Este año la expansión superaría 3%.

El jueves pasado, el registro de empleados de Brasil consignó que durante febrero se crearon 35.612 puestos de trabajo. Es la primera vez que aparecen nuevos empleos en 22 meses. El mismo día, el instituto estadístico argentino informó que la tasa de desocupación, que en el tercer trimestre del año anterior se había ubicado en 8,5%, cayó a 7,6%. En los últimos seis meses se recuperaron 68,000 puestos de los 106,000 que desaparecieron en el primer semestre de 2016.

Los mercados aplauden que estas tendencias se insinúen con una inflación que tiende a disminuir. Michel Temer se ufanó el viernes pasado de que en los últimos 12 meses los precios sólo aumentaron 4,5%. Habían llegado a 10,6%. En la Argentina, donde se acaba de reconstruir el sistema estadístico, el consenso es que en 2016 la inflación rozó el 40%. Para este año estaría entre 17% y 22%.

El retroceso inflacionario permite a los bancos centrales una disminución en la tasa de interés. En Brasil se prevé que haya dos reducciones consecutivas de 100 puntos básicos, lo que llevaría el costo del dinero a 9,5% a fin de año. Hoy es de 12,25%. El Banco Central argentino también recortó el martes pasado la tasa que paga por sus letras de 22,75% a 22,25%. En el Gabinete de Macri muchos esperan que profundice ese proceso.

Los ejecutivos de numerosos fondos soberanos, de pensión o grandes bancos de inversión, destacan otros factores de entusiasmo: el precio de las materias primas y de las monedas se está estabilizando. Manifiestan, además, un gran apetito por las compañías brasileñas y argentinas que cotizan en bolsa. No sólo los precios llegaron al piso. Las empresas debieron hacer ajustes severísimos durante la recesión. Por lo tanto, toda expansión se traducirá en ganancias. Los sectores más interesantes para estos inversores son infraestructura, servicios, energía, es decir, las grandes carencias regionales. Basta consignar el éxito de la reciente licitación de aeropuertos de Brasil entre empresas europeas: la alemana Fraport ganó los de Fortaleza y Porto Alegre; la francesa Vinci Aiports, el de Salvador; y la suiza Zurich International Airport, el de Florianópolis.

Los mercados se sienten atraídos también por las reformas que se están llevando adelante en Brasil y la Argentina. Temer consiguió el martes pasado que el Senado apruebe una enmienda constitucional para poner un techo al gasto público: por 20 años no podrá aumentar más que la inflación del año anterior. Ahora debe conseguir la aprobación de la innovación más controvertida: el cambio el sistema de pensiones.

Mauricio Macri normalizó el mercado de cambios, acordó con los acreedores de la deuda impagada y comenzó a corregir un gigantesco retraso en las tarifas de los servicios públicos. Su ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, negocia con los gobernadores de provincias una ley de responsabilidad fiscal similar a la de Temer.

La orientación conceptual de los Gobiernos entusiasma a los inversores. Perú tiene, como la Argentina, un presidente empresario: Pedro Pablo Kuczynski. Ecuador y Chile podrían tenerlo, si en las próximas elecciones se imponen Guillermo Lasso y Sebastián Piñera. Cuando una ola de proteccionismo nacionalista recorre los países desarrollados, los latinoamericanos optan por administradores que favorecen el librecambio. Ya no es sólo el caso de los países de la Alianza del Pacífico. Macri y Temer pretenden que las tratativas para un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea concluyan antes de fin de año. La España de Mariano Rajoy se ofreció, en el reciente viaje del presidente argentino a Madrid, como abogada de ese proceso en Bruselas.

El gran enigma es qué consistencia tiene esta nueva dirección. Brasil y la Argentina comparten hoy otro aire de familia. Ni Lula da Silva ni Cristina Kirchner sucumbieron del todo. Atrapados en turbias crónicas policiales, son los abanderados de la resistencia al ajuste. Sus simpatizantes suponen que las penurias actuales derivan de los ajustes de Temer y Macri. No de los descalabros que ellos produjeron. Esta incógnita por la continuidad podría despejarse si el oficialismo argentino se impone en las próximas legislativas de octubre. Sobre todo en la provincia de Buenos Aires. Para Temer debe generar un sucesor para 2018. En el horizonte despunta João Doria Jr. Es el alcalde de São Paulo. Otro empresario.



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