Cultura

"Crónicas de La Habana", la Cuba antes del turismo masivo y el fin de la URSS

2017-03-31

El choque cultural para aquel veinteañero mesetario, que llegó de turismo con una...

Sergio Andreu

Barcelona (España), 31 mar (EFE).- Cuando Mauricio Vicent llegó a Cuba en 1984, la isla vivía una época de cierta bonanza y no era el enjambre turístico actual. Un momento, antes de que la URSS "cerrara el grifo" de las ayudas, que resume "Crónicas de La Habana", novela gráfica creada junto al maestro cubano de la animación Juan Padrón.

Padrón -autor del mítico filme "Vampiros en La Habana"- y Vicent, que tras estudiar Derecho y Psicología en Cuba, trabajó como corresponsal para medios españoles, están en Barcelona invitados por el Salón Internacional del Cómic, para presentar este divertido trabajo que recuerda cómo era el país caribeño cuando el embargo económico de EU obligaba a sus habitantes a ingeniárselas únicamente con productos de origen soviético.

"Mi historia es una excusa para contar con humor cómo era aquella Cuba, muy distinta a la actual, cuando todavía existía la órbita socialista, y en la que nadie imaginaba lo que iba a ocurrir, un país más potable para la gente, donde todo era más fácil", comenta el periodista, que huyó del Madrid de la Movida, para recalar en una isla que vivía "con su propia lógica", explica a Efe.

El choque cultural para aquel veinteañero mesetario, que llegó de turismo con una maleta repleta de encargos para españoles instalados allí -como entregar un poder con la pensión del gobierno para un antiguo fiscal republicano del que acabó haciéndose amigo- fue brutal.

El clima, la economía paralela vinculada al dólar, las libretas de racionamiento, la picaresca sobre productos que escaseaban, la manera de entender la vida de los isleños, los giros indescifrables de la lengua cubana... todo era sorprendente para "un observador que llegaba tan virgen", afirma Vicent.

El autor reconoce que la beca de estudios fue una buena razón para quedarse, pero que la gota definitiva fueron las mujeres de la isla: de hecho, se casó con una cubana.

De aquello han pasado más de tres décadas, y Cuba, que tras la caída de la Unión Soviética vivió lo que se llamaría el periodo especial, es ahora un lugar bien diferente, para lo bueno y para lo malo.

"Mucha gente nos dice que gracias al libro se enteran de cosas que no leyeron entonces en la prensa. Creo que se vivía bastante bien, sobre todo del 86 al 87. Luego comenzaron las dificultades, nadie podía pensar que aquello se iba a romper como se rompió y que iba a comenzar una etapa tan difícil", rememora Padrón.

El día a día de Vicent en Cuba está repleto de anécdotas que permiten conocer las contradicciones de aquel régimen y del propio país.

Un país capaz de combinar la mejor calidad educativa de Latinoamérica -con la obligación de estudiar ruso- y acoger ciudadanos africanos de países en desarrollo (había 30,000 estudiantes extranjeros en aquella época), con el estraperlo de divisas o el racismo latente que la Revolución no pudo borrar.

Los autores de "Crónicas de La Habana" (Astiberri) también recogen en la obra la "obsesión" que Estados Unidos tiene con la isla caribeña.

"Puede que fuera por la reforma agraria, que tocó a la multinacional norteamericana de la fruta, no pudieron soportarlo, no pudieron negociar y aquello fue su reacción brutal", asegura el dibujante, que tenía 14 años cuando comenzó el "bloqueo".

A Vicent le sorprende el trato "anacrónico" que las distintas administraciones estadounidenses han dado a Cuba, peor incluso que el concedido a países con los que EU tuvo "experiencias más dolorosas", como Vietnam, donde murieron 50,000 soldados, y con los que dos décadas después volvieron a establecer relaciones.

"Seguramente fue la comunidad exiliada en Florida que se convirtió en un lobby de peso o la mafia que tenía sus negocios en Cuba y que fue expulsada, quién sabe, seguramente tenían miedo de que el país se convirtiera en una caja de resonancia de otras revoluciones en el resto del continente", argumenta Vicent, que regresó a España en 2011.

¿Y sobre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump? Por experiencia con los anteriores gobiernos de EU, Padrón y Vicent no creen que se echen atrás los pequeños logros de apertura conseguidos en los ultimas décadas, especialmente durante el mandato de Barack Obama, como la apertura de la embajada en La Habana o los vuelos directos de compañías norteamericanas. "No les interesa a las empresas norteamericanas", afirman casi al unísono.



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