Internacional - Política

Mélenchon, el tribuno rojo que encandila a la izquierda francesa

2017-04-18

Cuando en 2008 Jean-Luc Mélenchon cerró de un portazo 30 años de militancia en...

Luis Miguel Pascual

París, 18 abr (EFE).- Cuando en 2008 Jean-Luc Mélenchon cerró de un portazo 30 años de militancia en el Partido Socialista (PS) nadie imaginó que el histriónico senador que azotaba con su conciencia progresista la vida del partido se convertiría en una figura esencial de la izquierda gala.

Como Syriza en Grecia o Podemos en España, Mélenchon representa la corriente más radical de la izquierda, aunque a diferencia de los líderes de esos dos movimientos su carrera política se ha hecho en el seno del PS.

El político, que a sus 65 años afronta su segunda campaña presidencial, ha comprobado que, desprovisto del lastre de todo aparato, tiene un gran tirón electoral.

Mélenchon ha sido siempre un verso suelto que ha encontrado más eco entre el público cuando ha acudido en primera persona a su encuentro.

Dirigente estudiantil, consejero municipal, cargo electo departamental y senador con 35 años, el más joven de la V República, Mélenchon fue ascendiendo escalones en la vida interna del partido, que le pagó su valía con la entrada en el Gobierno como responsable de Enseñanza Profesional, puesto que ocupó entre 2000 y 2002.

En 2004 fue uno de los rostros visibles que desde dentro del PS hizo campaña por el "no" a la Constitución Europea, en contra de la postura oficial del partido. Entonces, tomó consciencia de su poder de convicción de las masas y de la lejanía que mantenía con el "partido de notables" en el que militaba desde 1976.

Tardó aún cuatro años en comprobar que el aparato socialista le era demasiado hostil. "Mitterrandista" convencido, "jospinista" fiel, Mélenchon denunció con vehemencia la deriva liberal del PS bajo los auspicios de Ségolène Royal y, siguiendo el ejemplo del exministro de Economía alemán Oskar Lafontaine, fundó el Partido de Izquierda.

Un movimiento que se resume al carisma de su líder, tribuno avezado provisto de una dialéctica punzante y eficaz que le permite conectar con el pueblo.

Sus libros se sitúan en cabeza de ventas de obras políticas, su blog recibe miles de visitas de internautas, al igual que su canal de "Youtube", y sus mítines son grandes acontecimientos populares.

Hasta tal punto que sus detractores aseguran que su carismática figura esconde un programa antieuropeo, proteccionista y neocomunista, además de una alianza bolivariana que le acerca al presidente ruso, Vladimir Putin, o al líder sirio, Bachar al Asad.

Azote de la derecha y de las posiciones más liberales de los socialistas, Mélenchon decidió presentarse a las presidenciales de 2012 asociado con el Partido Comunista de Francia, en el que nunca ha militado.

Tras convertirse en una de las figuras que agitó aquella campaña, acabó con algo más del 11 % de los sufragios en la primera vuelta, un resultado que él mismo consideró decepcionante.

Deseoso de acabar con el gobierno conservador de Nicolas Sarkozy pidió el voto para el socialista François Hollande en la segunda vuelta, a condición de que rompiera con la política de austeridad liderada por la canciller alemana, Angela Merkel.

Tardó poco en denunciar el incumplimiento de los compromisos sociales del presidente elegido y, en pocos meses, se convirtió en uno de sus principales críticos.

En los cinco años de gobierno de Hollande no dejó de trabajar en la construcción de una alternativa de izquierdas que cristalizó en una nueva candidatura presidencial.

Nacido en Tánger en 1951, Mélenchon es hijo de un telegrafista y de una profesora de instituto originarios del norte de África, adonde emigraron sus padres, ambos de origen español.

A los 11 años se instaló en Normandía, donde fue destinada su madre tras su divorcio y donde Mélenchon estudió en un colegio privado y se licenció en filosofía.

Pese a que acumula casi 40 años en política, Mélenchon se define como un resistente "antisistema" y reivindica sus orígenes obreros.

Si en 2012 se dirigía esencialmente a la izquierda, cinco años más tarde asegura defender un programa que aglutine a todo el país para acabar con lo que él define como "la monarquía republicana" e instaurar un sistema parlamentario más representativo.



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