Religión

Tras el comunismo, un renacimiento y nuevos retos: Papa Francisco

2017-05-05


(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 5 Abr. 2017).- El papa Francisco al recibir al Colegio Pontificio Pío Rumano les pidió custodiar dos cosas: la memoria y la esperanza, para evitar conformarse con una vida normal, donde uno se convierte en guardián de su tiempo y bienestar. Por el contrario siguiendo el ejemplo de los grandes testigos de la fe, hay que aspirar a un ministerio encendido de Evangelio, que tenga el sabor fuerte y genuino del don.

Fue este viernes por la mañana, en la sala del consistorio del Palacio Apostólico, donde el Pontífice concedió una audiencia con motivo del 80 aniversario de la fundación del Colegio.

“Custodiar la memoria”, pidió el Papa porque “vuestro Colegio surgió en un período de desarrollo para las comunidades católicas orientales; más tarde se vio afectado por los trágicos sucesos relacionados con la persecución atea, para ser testigo después de un hermoso renacimiento y abrirse, en los últimos años, a nuevos retos”.

“Custodiarla, no para permanecer anclados en el pasado, sino para vivir los eventos que cada época presenta con el apoyo de una memoria evangélica viva, que abarca una historia más grande que nosotros y siempre está abierta a la acción del Espíritu”.

“Fortalecer vuestra memoria eclesial”, ayudará a superar una tentación peligrosa que puede aparecer: la de acostumbrarse a la mediocridad, la de conformarse con una vida normal -entre comillas- donde todo continúa sin entusiasmo y sin pasión, y donde, tarde o temprano, se termina por convertirse en guardianes celosos del tiempo propio, de las seguridades propias, del propio bienestar”.

En cambio, exhortó el Papa, “estimulados por los ejemplos de vuestros grandes testigos en la fe, aspiren a un ministerio encendido de Evangelio, que tenga el sabor fuerte y genuino del don”. Custodiar la memoria, entonces “no es simplemente recordar el pasado, sino sentar las bases para el futuro, un futuro de esperanza. Si no se custodia la memoria acabaremos en la mediocridad del clericalismo”.

“Hay tanta necesidad de alimentar la esperanza cristiana, esa esperanza que da una mirada nueva, capaz de descubrir y de ver el bien, incluso cuando está oscurecido por el mal”. Y llegando al final de sus palabras, el sucesor de Pedro recordó a “tantos fieles de vuestras tierras, tantas familias que se ven obligadas a abandonar sus hogares golpeados por oleadas de violencia y sufrimiento”.



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