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El niño pobre "Canelo "noqueó al rico "Chávez"

2017-05-07

Para el sexto asalto Junior parecía respirar por obligación orgánica y para el...

JAVIER BRANDOLI / ABC

El hijo del mítico Julio César Chávez termina su carrera con una apabullante derrota ante el Canelo Álvarez

Los grandes combates de boxeo suelen ser obras literarias casi perfectas que tienen introducción, nudo y desenlace. Ayer, en Las Vegas, la novela escrita a golpes lo tenía todo: un niño pobre contra un niño rico, un país peleando en dos mitades, un apellido contra un pronombre. Julio César Chávez Junior, hijo del gran Julio César Chávez, uno de los probablemente cinco mejores púgiles de la historia, frente a Saúl Canelo Álvarez, sin más. Ganó Canelo la batalla de México. Ganó un combate y una historia que comenzó una década antes.

Introducción

Chávez Junior contra él (un sin nombre), así hubiera sido está pelea hace nueve años cuando el pelirrojo Canelo le rogaba un combate, para abrirse una puerta en las grandes veladas del boxeo planetario, al vástago de una leyenda que se subía a los mejores cuadriláteros del mundo a pelear por los méritos y carrera de su padre. ¿Quién es Canelo?, contestó entonces con desprecio un Chávez que no había ganado nada importante y se paseaba ya por la grandes noches del pugilismo.

Pero el boxeo tiene la virtud de no permitir engaños ni herencias y con 26 años el Canelo es hoy cinco veces campeón del mundo y considerado uno de los diez mejores boxeadores del mundo libra por libra, y Junior, llamémosle Junior, es un boxeador de 31 años que se ha pasado su carrera profesional entrenando con devoción en los gimnasios, las revistas y los bares.

Nudo

México contra México luchando por un trono vacío, el que dejó Chávez, el viejo, el padre. Esta vez fue Junior, diez años después y con una carrera profesional casi muerta, el que tuvo que bajar su caché, su peso y sus horas de entrenamiento en las barras para que Canelo le concediera un combate que siguió en masa todo lo que queda por debajo del Río Grande.

Canelo saltaba al ring con 40 peleas ganadas, un empate y una derrota. Junior llegaba con 50 victorias, dos derrotas, un empate y un combate sin decisión porque dio positivo en el control antidoping. Canelo, el niño pobre de Jalisco, ha cobrado 20 millones de dólares, mientras que Junior, el niño rico de Sinaloa, ha cobrado 6, millones de dólares. Canelo tuvo que engordar casi cinco kilos y Junior bajar 1,5 kilos para que la lucha en peso fuera igualada.

Así, con todo tipo de declaraciones previas para calentar la pelea entre ambos púgiles, con Las Vegas convertidas en un estado más de México y con el público dividido al inicio entre el profesional niño pobre y el hijo de la leyenda que puso patas arribas tantas veces la ciudad, sonó nueve años después de aquel ruego la campana y empezó la pelea del apellido y el pronombre.

Desenlace

Desde el principio del combate el Canelo salió presionado, lanzando ganchos con su izquierda y quitando el aire de su rival con constantes golpes a su cuerpo. Sin arrasar, pero demostrando estar más en forma. Más que con hambre, con oficio. Y Junior resistía sólo por negación gravitatoria, intentaba como podía sacar algunas contras por decreto y se quedaba poco a poco con la sensación de que esa era quizá la última vez que veía un combate en Las Vegas desde el centro del escenario.

Para el sexto asalto Junior parecía respirar por obligación orgánica y para el octavo se intuía que practicaría la defensa facial, esa peligrosa estrategia que consiste en bloquear los golpes del rival con la cara, en el resto del combate. Sacaba el hijo de la leyenda algún uppercut y Canelo le controlaba con el jab como un martillo. A los puntos ya no había combate y en las gradas se decantaban por el boxeador hecho en un gimnasio frente al boxeador hecho en una cuna: "Canelo, Canelo", se mezclaban con algunos abucheos para Junior cuyo único mérito esta noche fue aguantar los 12 asaltos en posición vertical. Perdió a los puntos cada uno de los asaltos.

Ganó el Canelo como era desde hace nueve años esperado. Junior enterró ayer su carrera, volverá a sus bares y tierras y dejará el apellido Chávez, solo, en el altar que lo colocó su padre. El grande Julio César Chávez peleaba a bocados, sacando manos hasta que apagaban las luces y barrían el ring. Su hijo creyó que eso se heredaba en notarías sin entender que eso se trabajaba en gimnasios. El niño pobre le ganó al niño rico. Qué bella historia de esas que triunfan luego en el cine se inventaron ambos.



JMRS