Internacional - Política

Las elecciones de Corea del Sur ponen en cuestión los planes de Trump

2017-05-09

Corea del Sur ha comenzado a votar este martes en unos comicios presidenciales en los que la...

JAVIER ESPINOSA / El Mundo

(EM).- Corea del Sur ha comenzado a votar este martes en unos comicios presidenciales en los que la previsible victoria del candidato progresista Moon Jae-In puede confirmar el declive acelerado de la influencia de Estados Unidos en Asia que adelantaba hace días un sondeo del Instituto Iseas-Yusof Ishak, un think-tank de Singapur.

La encuesta ponía de relieve que un 70 por ciento de los consultados -que incluían miembros de gobiernos, empresarios, periodistas y activistas de la sociedad civil- piensan que la reputación de EU en el sudeste asiático ha sufrido un serio deterioro bajo el nuevo gobierno, es menos fiable (un 54 por ciento) y ha perdido "terreno estratégico" (51,4 por ciento) frente a China.

La misma consulta reflejaba una abrumadora mayoría en torno a la opinión de quien será el principal referente del poder en esa zona en 10 años: China. Los que optaban por EU eran un mero 3 por ciento de los consultados.

El espíritu general que refleja este sondeo se encuentra personificado en Corea del Sur en la figura de Moon Jae-In, un abogado y ex activista en favor de los derechos humanos, que ha recordado que su país debe aprender a decir "no" a Washington.

Si la jornada electoral confirma los vaticinios de las encuestas, que colocan a Moon como favorito con cerca de 20 puntos de ventaja en las encuestas, los sufragios representarían una ingente debacle de los principales aliados hasta ahora de Washington, los conservadores que se mantenían en el poder desde 2008.

"La derecha surcoreana va a sufrir una bofetada similar a la que tuvieron que afrontar los republicanos tras el Watergate", vaticinó el politólogo Robert Kelly, de la Universidad de Busan, en declaraciones a la agencia Afp.

Pese a su alianza desde el final de la Segunda Guerra Mundial, las relaciones entre Washington y Seúl han atravesado por momentos de graves crisis en especial cuando los primeros apoyaban a personajes señalados por sus masivas violaciones de los derechos humanos como los dirigentes Syngman Rhee o Park Chung-hee.

Irónicamente, el último encontronazo significativo entre ambos gobierno se registró cuando en EU gobernaba un republicano, George Bush, y en Corea del Sur, un progresista, Roo Moo-hyun. El principal asesor de este último no era otro que Moon Jae-In.

Sin embargo, Trump ha conseguido desestabilizar las relaciones entre las dos capitales en un tiempo récord. En sus primeros 100 días de gobierno el presidente norteamericano ha logrado generar una desazón general afirmando primero que enviaba a la zona un portaaviones que en ese mismo instante se dirigía en dirección contraria, afirmando que Corea perteneció a China -un asunto especialmente sensible en este país-, poniendo en cuestión el futuro del tratado de libre comercio que mantienen ambos estados y exigiendo que Seúl pague 1,000 millones de dólares por el despliegue del escudo antimisiles norteamericano.

El mismo sistema que Washington se apresuró a desplegar el 25 de abril pese al rechazo de Moon, que había dicho que una decisión de tal calado debía ser adoptada por el nuevo gobierno y no en medio del periodo de transición generado por la recusación de la presidenta Park Geun-hye.

"Los americanos nos han apuñalado en la espalda", llegó a decir el principal asesor de la campaña electoral de Moon, Song Young-gil, tras conocer la exigencia de Trump.

"Nuestro temor de que Trump trate a todo el mundo como si fuera parte de un acuerdo monetario se ha convertido en realidad. Muchos surcoreanos se han sentido traicionados, enfadados y bajo shock", le secundó el diario conservador Chosun Ilbo en su editorial, reflejando un sentimiento que ha trascendido las ideologías y que los manifestantes opuestos al THAAD resumieron en una pancarta donde se leía: ¡Oye, Estados Unidos! ¿Sois amigos o fuerzas de ocupación?".

El acceso de Moon al poder podría propiciar un giro mayúsculo de la situación política en la Península ya que el candidato se ha mostrado proclive a retomar las negociaciones con Pyongyang, reabrir proyectos comunes como la zona industrial de Kaesong y recuperar los contactos con China para intentar poner fin a la crisis generada precisamente entre Seúl y Pekín a causa del THAAD.

El aspirante liberal pretende asimismo recuperar el control absoluto de su ejército, que todavía hoy en día pasaría a estar bajo el mando norteamericano en caso de un nuevo conflicto. "Nos encargaremos de nuestra propia defensa en todos los sentidos", manifestó Moon en abril al describir sus objetivos en materia de seguridad.

"No es deseable para Corea del Sur que ocupe el asiento trasero y se dedique a observar las discusiones entre EU y China, y el diálogo entre Corea del Norte y EU. Corea del Sur tiene que tomar la iniciativa", aseguró en una reciente entrevista con el diario The Washington Post.

Todo un ideario que choca frontalmente con los propósitos que han mantenido hasta ahora la Casa Blanca y que anticipa serias tensiones entre los dos países.



yoselin