Ciencia y Tecnología

Las cinco maneras en que Facebook planea cambiar nuestras vidas

2017-05-11

El jefe de desarrollo tecnológico de Facebook, Mike Schroepfer, asegura que un prototipo de...

Eva Catalan, Olivia López Bueno, El País

La competencia en el mundo tecnológico es feroz. Facebook asegura estar investigando en serio (y en serio quiere decir que le dedican millones de dólares anuales) avances en software y hardware que suenan a ciencia ficción, pero, afirman, podrían estar aquí en menos de 20 años. ¿Cómo cambiarían nuestras vidas si ese futuro cercano se confirma? Hemos preguntado a tres expertos sobre los planes más locos del gigante tecnológico.

1. Dictar con el cerebro.

Trasladar los pensamientos al ordenador directamente sin pasar por un teclado podría ser factible en 10 años y sería, según Facebook, cinco veces más rápido. Esto se conseguiría con unos sensores de ondas electromagnéticas cerebrales, presuntamente discretos y no demasiado molestos, capaces de detectar ese pensamiento voluntario y deliberado de "quiero decir esto", pero sin adentrarse en pensamientos más profundos o involuntarios. Es decir, ese momento en el que estamos a punto de dictar algo, pero sin necesidad de llegar a decirlo en voz alta. El discurso pensado, como lo han definido los ingenieros de la compañía.

El jefe de desarrollo tecnológico de Facebook, Mike Schroepfer, asegura que un prototipo de estos sensores "no invasivos" (es decir, que a diferencia de los propuestos por Elon Musk no tendrían que ser implantados en el cerebro quirúrgicamente) puede estar listo en unos 18 meses.

En realidad, esta posibilidad es menos ciencia ficción de lo que parece."Eso es posible ahora mismo, la tecnología existe", explica Marvin Andújar, investigador de BCI (brain-computer-interface en inglés) de la Universidad de Florida que puso en marcha el año pasado la primera carrera de drones impulsados con ondas electromagnéticas cerebrales. "Lo que ocurre es que es menos fiable cuando se hace sin cables y existe todavía el problema de la batería, conseguir más autonomía, que se caliente menos y que sea muy pequeña". Según explica Andújar, se enseña primero a lo sensores qué pensamos cuando queremos decir, por ejemplo, la letra m. Después, cada vez que pensamos en la letra m los sensores descifran esas ondas y ejecutan la orden. De momento no parece el más rápido de los sistemas, pero Andújar está convencido de su potencial. "Que Facebook entre en este campo nos ayuda mucho, porque aportan dinero y publicidad".

En InteraXon, una pequeña empresa canadiense, ya hace años que fabrican la banda Muse, una especie de Fitbit para la cabeza que lee las ondas electromágneticas y ayuda a meditar. Cuesta 350 dólares y cuenta entre sus clientes con la familia real de los Emiratos Árabes Unidos. "Nuestro producto es de los pocos con tecnología BCI en el mercado. Es una tecnología que existe desde hace más de 100 años pero nosotros lo hacemos sin cables y con un diseño excepcional", explica Derek Luke, CEO de la compañía, que ha vendido 3,5 millones de dólares en bandas cerebrales. Muse obtiene datos del cerebro (como el nivel de ansiedad o de concentración) para ayudar a los usuarios a conocerse mejor. "No para saber qué estás pensando", precisa, "sino para conocer cosas más amplias como si estás feliz o sientes dolor o ansiedad". Sin embargo, Luke cree que para dictar al ordenador o al móvil hay maneras más directas y eficaces que usar un sensor. "Creo que usar la voz es más eficaz. Pero hasta que uno no pone a las mejores mentes a pensar en algo no se consigue, y es bueno tener una visión ambiciosa".

2. Adiós al móvil.

¿Por qué prescindir solo del teclado, si podemos olvidarnos de ese incómodo aparato que llevamos a todas partes? Uno se levantará y se pondrá sus gafas inteligentes. Nada de alambicados cascos que le hacen parecer a uno un extra despistado de Blade Runner: serán bonitas, ligeras, y asequibles. O eso dicen.

¿Quiere Facebook acabar con los teléfonos inteligentes?

Michael Abash, jefe de investigación de Oculus: "Dentro de 20 0 30 años preveo que no utilizaremos nuestros smartphones a todas partes, sino unas gafas que ofrecerán realidad virtual, realidad aumentada y todo los que exista y las llevaremos todo el día puestas". Si la comunicación entre las gafas y la mente se hace realmente eficaz, sería posible usarlas como una especie de memoria adicional o un traductor simultáneo, y nos darían super poderes del tipo ver la temperatura de un niño con solo mirarle o entender el estado anímico de una persona leyendo sus gestos.

En Interaxon ya están trabajando en un prototipo de gafas con la la compañía Safilo al que van a incorporar tecnología de EEG (siglas de electroencefalograma) para medir cosas como el tiempo de exposición al sol o la carga de trabajo, a las que ven enorme potencial en el mundo de los deportes y del entrenamiento. "Serán súper ligeras y bonitas. Creo que muy pronto, en cinco años, todas las gafas de sol podrían llevar esta tecnología incorporada" asegura su CEO.

Pero las gafas con las que sueña Facebook harían muchas más cosas. "Llegará un momento en que habrá multitud de ordenadores a nuestro alrededor, interconectados: en casa, en el coche, y con una conexión mucho más ubicua a internet uno podrá salir de paseo, por ejemplo, en una ciudad desconocida, y usar sus gafas para aprender sobre la marcha, y sin necesidad de mirar a una pantalla, cosas sobre los edificios que está viendo o los restaurantes con que se encuentra", explica Gerard Casale, inversor y fundador de la incubadora en Los Ángeles TYLT Ventures. Las gafas conseguirían superar uno de los problemas más graves que ha tenido y tiene todavía la realidad virtual para poder usarse de manera masiva. "Uno de los principales obstáculos para el avance de la realidad virtual y su uso masivo es que a nadie le gusta ponerse esos cascos, y la experiencia de los usuarios es imperfecta. Hay gente que se marea, te desorientas". Para Casale tiene sentido que Facebook quiera encontrar estas gafas mágicas: será su manera de poder sacar rendimiento a una inversión millonaria en la realidad virtual (2,000 millones por la compra de Oculus) que hasta el momento no ha dado los resultados deseados.

Así si estas gafas están conectadas directamente con nuestra mente y aprenden a distinguir una serie de órdenes concretas podríamos, por ejemplo, hacer fotos de algo con un movimiento de los ojos, o buscar información en internet sin tener que teclear o mirar una pantalla.

Más allá de usos en medicina, ayudando a detectar enfermedades mentales con más precisión y antelación, y a avanzar en la investigación y el tratamiento de dichas enfermedades, Andújar ve en esta tecnología una herramienta para conocernos mejor a nosotros mismos. "Para las personas introvertidas, una sistema de BCI con realidad aumentada que te permita ver, por ejemplo con colores o con luces, el estado de ánimo de la persona con la que estás tratando, puede ser muy útil a la hora de relacionarte con los demás", explica el investigador, que se imagina un mundo en que nuestros amigos en Facebook no necesiten avisarnos si se sienten mal, porque nuestras gafas nos enviarán la señal correspondiente.

Para todo aquel que, llegado a este punto, empiece a sentirse incómodo (¿acaso quiero que todos mis amigos sepan en todo momento cómo me siento?) Andújar asegura que este tipo de aplicaciones serían siempre voluntarias. "La gente se pone nerviosa cuando hablamos de poner sensores en el cerebro. Les da miedo. Pero en mi opinión, la tecnología que más miedo debería darnos es el teléfono móvil. Tiene toda nuestra información. Y la gente ya está todo el día compartiendo todo lo que hace y come y siente y piensa en Facebook”.

Más allá de las gafas, Facebook también investiga otro tipo de wearables capaces de comunicarse con el cerebro, como por ejemplo un chaleco o una pulsera que envíe mensajes al cerebro a través de vibraciones en la piel. "La idea es que este aparato pase a formar parte de ti, de una manera natural, y use una manera de comunicarse (el tacto) que es innata y no necesita pantallas", explicaba . A esto se refieren quienes han hablado de "escuchar con la piel", aunque la compañía no ha entrado en detalles.

3. La pantalla es el mundo entero.

Una vez que te pones las gafas, las posibilidades para vivir en un mundo de realidad aumentada son infinitas. Aquí es donde el énfasis de Facebook en realidad virtual, y, aún más, en realidad aumentada, cobra todo su sentido. Desde ver proyectado un tablero de ajedrez para echar una partida virtual con un contrincante real o virtual; hasta ver la tele en una app que por un euro te plante una gran pantalla en el salón de tu casa, pasando por desplegar grandes obras de arte en un muro vacío.

La vida cotidiana de los usuarios de la red social se verá "enriquecida" con la realidad aumentada de tres maneras: con la cámara de Facebook (Camera Effects), primero, y con las gafas, cuando estén listas, la información se podrá ver en el mundo real, sin necesidad de pantallas; se añadirán objetos virtuales a nuestro campo de visión o se modificarán y adornarán los reales (al estilo de SnapChat). Mark Zuckerberg imagina un mundo en que apuntemos con nuestras cámaras a un tazón de cereales y podamos a través de una app crear pequeños tiburones nadando en la leche, o que apuntemos al muro de un restaurante y podamos ver otras que previamente nos han dejado los amigos, sobre sus platos preferidos. (Idealmente, más adelante no tendremos que usar el móvil para hacerlo, sino nuestras gafas.)

"Facebook ha entendido que es más accesible y rápido empezar por la realidad aumentada, donde hay muchas más utilidades para el usuario a corto plazo que en realidad virtual", explica Casale. Mientras Oculus, propiedad de Facebook, ha lanzado la versión beta de Spaces, un lugar donde avatares virtuales pueden hacer monerías juntos (y, con los cascos Rift y los mandos manuales -Oculus Touch- apropiados, pueden charlar o hacerse un selfies), la realidad aumentada puede usarse de manera más "práctica", más allá de video juegos o películas. "Es el gran salto que creo que sucederá pronto, en el que más y más compañías están invirtiendo: el cambio de la pantalla física a otros tipos de despliegue digital, de proyecciones". Casale ve inminente (bueno, en los próximos 10 años) ese salto cualitativo que nos permitirá ver información superpuesta en el mundo real, y pulsar botones virtuales, sin necesidad de usar una pantalla física. Sin embargo también advierte de que se tratará, al principio, de algo mucho más rudimentario de lo que veíamos en Minority Report. Y que se tardará mucho en conseguir construir aparatos que lo ofrezcan con un precio de mercado competitivo. "En realidad, incluso el iPhone es una máquina todavía muy cara de fabricar; creo que aun nos falta para poder prescindir totalmente del teléfono".

4. Hacer de tu ordenador un asistente personal que realmente piense por sí mismo.

La Inteligencia Artificial es uno de los campos en los que Facebook lleva más tiempo invirtiendo y casi todos sus descubrimientos los han hecho open source. El objetivo es lograr máquinas más capaces cada vez de incorporar el input personal del usuario y aprender sobre la marcha acerca de sus necesidades.

Y es que la inteligencia artificial está en el núcleo del negocio y es uno de los campos a los que más recursos y tiempo dedican en la compañía. La vemos cada día, en forma del sistema complejo de algoritmos que hacen a Facebook decidir qué noticias y publicaciones aparecen en su muro (reducir, de un potencial de 2000, a unas decenas).

Un paso más allá será conseguir que la máquina piense sola. "¿Cómo enseñar a una computadora a ingestar un montón de datos sin ordenar, como por ejemplo el contenido de una entrada entera de Wikipedia, y después a contestar preguntas concretas sobre esa información (al estilo de lo que logró Watson, de IBM? “Ahora mismo, esa es la frontera en la que nos encontramos con la IA. Conseguir que se capaz de razonar y entender por su cuenta, sin la ayuda de una persona que ha utilizado un formato de valores predeterminado y los ha introducido en la máquina", explicaba el jefe de tecnología de la compañía.

Esta posibilidad, la de que la incipiente inteligencia artificial que se usa hoy (Siri, Alexa, y Messenger bots de Facebook, que se quedan de momento lejos de lo prometido) acabe dando lugar a una máquina que sea capaz de programarse sola, que no necesite a los humanos, y que pueda aprender de la experiencia, es lo más emocionante del futuro a medio plazo, en opinión del investor Casale. “Y está a punto de suceder”.

Con ella llegan otro tipo de preocupaciones: donde poner el límite entre un ordenador que te conozca y un ordenador excesivamente cotilla. Echo, (el asistente personal de Amazon) ya va a venir con cámara incorporada. Es un aparato que está en funcionamiento todo el tiempo, a no ser que lo apagues específicamente, y está grabando, y ese audio permanece en la nube por una temporada", explica Casale. "No sólo las compañías, como Google, pueden saber un montón de ti, sino que el Gobierno en un momento dado puede solicitar esa información judicialmente". Así las cosas, no es de extrañar que el futuro planteado por la compañía resulte para algunos algo asfixiante, máxime si metemos en la ecuación sensores de ondas electromagnéticas y gafas conectadas con el cerebro. Por eso, Regina Dugan, responsable de todos los proyectos de futuro de Facebook, ya se ha apresurado en explicar que tienen planes para formar un panel de expertos que investigue todas las repercusiones éticas y de salud de los sensores cerebrales.

5. Internet para todos.

Para que todos estos sueños de futuro sean realmente viables es imprescindible lo más básico de todo: que internet funcione rápidamente y sin fallos en todos sitios. La red ya está al límite de su capacidad a medida que se consumen más videos y fotos de alta definición y la realidad aumentada y virtual no harán sino ampliar la demanda. La compañía de Menlo Park trabaja en diferentes proyectos: un sistema experimental de conexión llamado Terragraph que permitiría mejorar el acceso a internet en zonas "muertas" de las ciudades a mucho menor coste que con fibra óptica (usando nodos de 60GHz) y que ya está siendo probado en la ciudad de San José, California; el programa ARIES para hacer las torres de radiofrecuencia en las zonas rurales más productivas con más antenas en lugar de más torres; y un modelo de drone llamado Aquila que llevaría conexión a internet a áreas rurales remotas. En el caso de los drones Aquila, que se mueven con energía solar, servirían también para desplegarse puntualmente en zonas de desastres naturales para paliar fallos en la red habitual.

No es que Facebook, claro está, pretenda de repente convertirse en una fábrica de antenas. Al igual que con la mayoría de sus proyectos la idea es trabajar con autoridades locales o compañías de telecomunicaciones o hacer sus descubrimientos abiertos para el resto de la comunidad científica. "No queremos dedicarnos a hacer funcionar estas redes, sino construir la tecnología necesaria para compartirla con los operadores", explicaba Schroepfer a Forbes.

Ser percibida como una compañía del futuro, una empresa que mira hacia delante y que traerá cambios tangibles, es vital en el mundo de Silicon Valley. En realidad, es pronto para saber la aplicación práctica de cada uno de estos avances tecnológicos por lo que Facebook apuesta. "Las compañías grandes funciona así, necesitan poner cosas en el mercado sin estar muy seguros de cuál será su uso cotidiano. Necesitan que la gente las compre, y las use, y es el público el que acaba encontrando o no la utilidad. Así ha pasado con las gafas de Google, por ejemplo", reflexiona Andújar. Y para el que se pregunte qué pinta Facebook, que vive en realidad de la publicidad, en campos tan dispares como la lectura de ondas electromagnéticas o la realidad aumentada, cabría sugerir que a más reveses (auge de las noticias falsas y la mala imagen derivada de los vídeos en directo con violencia real), más necesidad de mirar al futuro.

"Es verdad que hay mucho de relaciones públicas, y de imagen, en estos anuncios de Facebook. En el mundo de la tecnología a veces hay cosas que se ponen de moda y todo el mundo tiene que dedicarse a ellas"; admite Casale. "Pero también son las grandes áreas en las que se van a producir los avances más espectaculares en los próximos años, y Facebook necesita estar ahí".



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