Internacional - Política

Elecciones en Francia, más allá del nuevo presidente

2017-05-12

En Francia, Europa y el mundo, muchos respiran ahora con tranquilidad, pues el nuevo mandatario,...


París (PL) Francia vivió en los últimos días unos complejos comicios presidenciales en los que, además de definir al jefe de Estado de los próximos cinco años, quedó evidenciada una amplia restructuración del escenario político y de la correlación de fuerzas.

Para muchos, se trata del inicio de una nueva etapa en esta nación europea, que comienza con la elección del centrista liberal Emmanuel Macron como el presidente más joven de la historia nacional.

A los 39 años, el político líder del movimiento La República en Marcha asume la dirección de un país considerado la quinta potencia económica del mundo, miembro del Consejo de Seguridad de la ONU, y con un peso político importante en las organizaciones y foros internacionales.

Pese a su atípica juventud para este tipo de cargos, su victoria electoral era previsible en la segunda vuelta de las votaciones, en la que se enfrentó a la ultraderechista Marine Le Pen y venció con una amplia ventaja de 30 puntos.

Frente a la posibilidad de que la extrema derecha llegara al poder, una hipótesis que despertó alarmas tanto en Francia como en el exterior, el triunfo de Macron era lo más esperado, y esperable.

En Francia, Europa y el mundo, muchos respiran ahora con tranquilidad, pues el nuevo mandatario, aunque se presentó como el candidato de la renovación, propone reformas que se mantienen dentro de los marcos permisibles, es decir, en la misma línea política seguida por la nación gala en las últimas décadas.

En lo interno, su programa incluye una combinación de medidas liberales y sociales que garantizaría cierto equilibrio entre empresas y sociedad para los próximos años, mientras que hacia el exterior continúa el conocido camino europeísta y de asociación estratégica con Estados Unidos.

ENTREMA DERECHA PIERDE, PERO AVANZA

Si bien Marine Le Pen terminó ampliamente derrotada, sus resultados evidenciaron el avance indiscutible de la extrema derecha y encendieron luces rojas de cara al futuro, tal como reconocen políticos y analistas.

Como antecedente, solo en una ocasión, en el año 2002, el Frente Nacional (FN) consiguió llegar a la segunda vuelta, pero en aquel momento el entonces líder, Jean-Marie Le Pen (padre de Marine), apenas acaparó el respaldo de cinco millones 525 mil electores.

Mientras en la primera vuelta consiguió 16,86 por ciento de los votos, en el balotaje solo progresó hasta 17,79, un discreto resultado, muy diferente a lo conseguido por su hija 15 años después.

En la primera vuelta Marine quedó con el 21 por ciento de los votos y para la segunda avanzó hasta casi el 34 por ciento (más de 10 millones de votantes), lo cual evidencia el terreno ganado por la formación.

No obstante, las diversas reflexiones coinciden en que una de sus grandes limitaciones es que el partido no logra desligarse por completo de su pasado de racismo extremo, violencia sectaria y casi fascismo.

Precisamente revertir esta situación parece ser el objetivo futuro de Le Pen, de 48 años, quien anunció su intención de seguir trabajando con fuerza para limpiar la imagen del FN, al cual pretende incluso cambiarle el nombre.

El FN debe renovarse para estar a la altura de esta oportunidad histórica, sostuvo, tras considerar que su movimiento se ha convertido ahora en la primera fuerza de la oposición.

Estaré a la cabeza del combate hacia las legislativas', señaló, al resaltar la importancia de esa venidera cita en urnas dirigida a definir la composición de la Asamblea Nacional.

LA CAÍDA DE LOS GRANDES PARTIDOS

Además de la victoria de Macron y el avance de Le Pen, el proceso electoral tuvo un tercer resultado relevante: la derrota estrepitosa de los grandes partidos que dominaron el panorama político francés en las últimas cinco décadas.

Por primera vez en la V República, en el balotaje final estuvieron ausentes el conservador partido Los Republicanos y el Partido Socialista, un escenario que despierta alarmas en esta nación europea.

Es el fin del bipartidismo francés, aseguran periodistas, políticos y ciudadanos, mientras que el presidente electo señaló que 'estamos cerrando una página de la vida política francesa.

De acuerdo con el mandatario electo, en las urnas los ciudadanos galos mostraron sus deseos de renovación, y ello quedó reflejado en las cifras finales.

Ahora se aproxima un quinquenio de gobierno en que conservadores y socialistas estarán en la oposición, una situación inédita que podría traer no pocas sorpresas.

Una de las grandes incógnitas hacia el futuro es qué harán ambos partidos para recomponerse con vistas a las elecciones de 2022, mientras que los más críticos se aventuran a vaticinar posibles colapsos.

Muchos coinciden en que las venideras elecciones legislativas serán cruciales para definir las posibilidades de regeneración de los grupos políticos que reinaron en Francia, en las últimas cinco décadas.



yoselin