Internacional - Política

Trump amenaza al destituido jefe del FBI para que mantenga silencio

2017-05-12

El avance de las investigaciones de la Oficina Federal sobre sus posibles vínculos con el...

(abc.es).- Donald Trump intentó cerrar ayer el polémico episodio de la destitución del director del FBI a su particular manera: con una estruendosa traca final. El escándalo no se detiene, y menos la investigación sobre la presunta conexión rusa de su campaña electoral, pero el presidente norteamericano marcó ayer el territorio con mensajes incendiarios desde Twitter. Haciendo tierra quemada de su relación con James Comey, le lanzó este aviso final: «Mejor que no haya cintas de nuestras conversaciones que empiecen a filtrarse».

El inequívoco mensaje respondía a las informaciones que desvelaron horas antes que Trump había exigido «lealtad» al director del FBI en enero, nada más tomar posesión, durante una cena con testigos. Desde que entonces Comey se limitara a prometer «honestidad», el presidente no las tenía todas consigo.

El avance de las investigaciones de la Oficina Federal sobre sus posibles vínculos con el Kremlin antes de la elección llevó finalmente a Trump a despedir al controvertido jefe de la Oficina Federal de Investigación, como acaba reconociendo en su última entrevista, en la cadena de televisión NBC: «Cuando decidí destituir a Comey, estaba pensando en esa cosa rusa…», terminó asintiendo ante las preguntas del periodista, en un giro de 180 grados a la versión inicial, según la cual Trump había actuado por recomendación de la Fiscalía General.

Tres vías de investigación

El presidente, que ha vuelto a descolocar a una mayoría republicana cada vez con más problemas para cerrar filas en torno a él, no sólo ha incentivado una investigación que avanza en tres vías: el propio FBI, el Departamento de Justicia y el Congreso. El despido y el desprecio hacia Comey, a quien llama «fanfarrón» en la misma entrevista, le ha granjeado otro amargo frente, el de un notable malestar interno en el seno de la Oficina Federal.

La primera consecuencia fue que la Casa Blanca se vio obligada a aplazar la visita del presidente ayer a los cuarteles generales del FBI, que había sopesado durante toda la jornada anterior.

El anuncio de la portavoz, Sarah Huckabee, de que «se producirá en algún momento de los próximos días» respondía a un ambiente hostil que una fuente del edificio J. Edgard Hoover, sede del FBI, resumió así a la cadena de televisión NBC: «La mayoría de los empleados sentía lealtad hacia Comey. Y al margen de que estén o no de acuerdo en cómo llevó el caso de los e-mails (el escándalo que afectaba a Hillary Clinton durante la campaña), dado el respeto que le profesaban, el presidente Trump no sería bien recibido ahora en nuestro cuartel general».

Cambio de versión

El cambio de versión del presidente sobre su verdadera motivación casi hacía olvidar ayer que, oficialmente, la destitución de Comey como director del FBI respondía a una extralimitación de funciones, las dos veces que el jefe de la Oficina había «invadido el ámbito de la Fiscalía General», al anunciar públicamente que no se presentarían cargos contra Hillary Clinton.

Claro que el documento elaborado por el fiscal general adjunto, Rod Rosenstein (su jefe, Jeff Sessions se recusó por sus contactos previos con el embajador ruso), también estuvo rodeado de supuestas presiones de la Casa Blanca para que asumiera parte de la argumentación, según reconoció el propio Rosenstein con el calificativo de «discrepancias», a los portavoces republicano y demócrata del Comité de Inteligencia del Senado.

Como publicó ayer «The Wall Street Journal», durante un encuentro previo en el que Sessions y Rosenstein se vieron las caras con Trump, el fiscal general adjunto intentó que la versión final de su comunicado eliminara criterios que la Casa Blanca quería imponer.

Las heridas abiertas por un despido no bien visto entre la mayoría de los agentes ya se habían reflejado el miércoles en la comparecencia del director del FBI en funciones en el Senado. Andrew McCabe dejó dos mensajes contundentes: que la mayoría del cuerpo respaldaba a Comey, interpretación opuesta a la expresada desde el entorno de Trump, y que el FBI «va a continuar adelante, hasta llegar a la verdad», al margen de posibles interferencias de la Casa Blanca. Toda una declaración de intenciones, a la espera del inminente nombramiento del nuevo jefe de la Oficina Federal y de los pasos que decida dar el fiscal general adjunto.



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