Internacional - Política

Macron se apoya en políticos veteranos para poner en marcha su "revolución"

2017-05-17

El anuncio del Gabinete llegó con un día de retraso. Inicialmente previsto para el...

Marc Bassets, El País


El presidente Emmanuel Macron colocó este miércoles a políticos veteranos en los ministerios clave del primer Gobierno de su quinquenato. Tras nombrar a un primer ministro de derechas, el centrista Macron presentó un equipo con personalidades del socialismo y otras de la derecha moderada, un número igual de hombres y mujeres, y políticos de carrera y miembros de la sociedad civil. El anuncio es un paso más en el esfuerzo del presidente por reconfigurar el paisaje político francés.

Los ministerios del poder duro van a personas experimentadas y de la confianza del presidente. Los ministerios del ámbito económico, a políticos de la derecha, encargados de impulsar algunas de las reformas para sacar a Francia del estancamiento.

Los ministros proceden de seis partidos o familias distintas: En Marche!, el PS, Los Republicanos, MoDem, los radicales de izquierda y los ecologistas.

Gérard Collomb, alcalde de Lyon y una de las primeras figuras de peso del PS que durante la campaña prestó su apoyo a Macron, será el Ministerio del Interior, cargo clave en el organigrama gubernamental, el hombre que guarda las llaves de la seguridad y de la maquinaria del Estado.

El actual ministro de los Defensa, Jean-Yves Le Drian, otro peso pesado del PS, será el ministro de Asuntos de Exteriores.

François Bayrou, el veterano centrista que dio su apoyo a Macron en plena campaña, será el ministro de Justicia.

La diputada europea Sylvie Goulard, conocedora de la maquinaria comunitaria, procedente del MoDem, el partido de Bayrou y cercana a Macron, se encargará de la cartera de Defensa, rebautizada como Ministerio de los Ejércitos.

El Ministerio de Economía lo dirigirá Bruno Le Maire, miembro de Los Republicanos, el gran partido de la derecha tradicional, exministro, diputado y candidato a las primarias presidenciales. Y el de Finanzas, rebautizado como Ministerio de la Acción y las Cuentas Públicas, lo ocupará otro conservador, Gérald Darmanin, diputado y hasta hoy alcalde de Turcoing, en el norte de Francia.

Nicolas Hulot, popular figura televisiva e influyente activista por las causas ecologistas, será el ministro de la Transición Ecológica y Solidaria.

Françoise Nyssen, editora de la exquisita editorial Actes Sud, es la nueva ministra de Cultura.

Sólo un ministro es más joven que Macron, nacido en 1977: Darmanin, nacido en 1982.

No hay ministros procedentes del mundo sindical, y sí en cambio del de la empresa, como la responsable de Trabajo, Muriel Pénicaud, hasta ahora directora general de Business France, el organismo público dedicado a la promoción internacional de empresas francesas. Antes Pénicaud ostentó cargos de responsabilidad en Danone y Dassault Systèmes.

El Gobierno es provisional. Su viabilidad dependerá de que en las elecciones legislativas del 11 y el 18 de junio los franceses den una mayoría suficiente a La República en marcha, el partido de Macron, y a sus aliados en el centroizquierda y el centroderecha.

Si es así, el Gobierno continuará. Si, no habrá sobrevivido poco más de un mes. De ahí que su misión hoy no sea sólo gobernar sino ganar los comicios.

El anuncio del Gabinete llegó con un día de retraso. Inicialmente previsto para el martes, el Elíseo lo aplazó para someter a los ministrables a un examen sobre sus declaraciones fiscales y sus posibles conflictos de interés. Macron quería evitar que saltase un escándalo por falta de diligencia a la hora de seleccionar al personal.

La composición del Gobierno le obligó a delicados equilibrios personales y partidistas. El secretismo con que mantuvo las deliberaciones disparó las especulaciones en París, una ciudad en el que buena parte de la actividad gira en torno al poder y al Estado. Decenas de políticos llevaban días pegados al teléfono, pendientes de la llamada que decidiría su futuro.

El nombramiento, el lunes, de Philippe como primer ministro abrió una grieta en la derecha. Más de 170 miembros de Los Republicanos y de UDI, el pequeño partido centrista aliado de la derecha, firmaron un manifiesto a favor de la "mano tendida" con el Gobierno Macron-Philippe.

El fenómeno Macron, desde que en 2016 irrumpió por sorpresa en el paisaje electoral, ha agravado la crisis de los partidos que en las últimas décadas dominaron, el Partido Socialista y Los Republicanos.

El candidato socialista a la presidencia, Benoît Hamon, sacó un 6,4% de votos en la primera vuelta del 23 de abril, uno de los peores resultados de su partido. Quedó fuera de la segunda vuelta. Destacadas figuras del socialismo se han pasado a las filas de Macron, que fue asesor y ministro del presidente socialista François Hollande.

Quebrar a la derecha no resulta tan fácil. El candidato de Los Republicanos al Elíseo, François Fillon, tampoco se clasificó para la segunda vuelta, pero obtuvo un 20% de votos.

Pero, al nombrar como primer ministro a Édouard Philippe, un hombre de derechas, ahonda en unas divisiones que se evidenciaron en las primarias del año pasado. Philippe pertenece a la órbita del ex primer ministro y hoy alcalde de Burdeos, Alain Juppé, la personalidad más influyente del ala moderada de Los Republicanos. Juppé defiende desde hace tiempo la necesidad de unir "a las personas razonable" para que "gobiernen juntas y dejen de lado a los dos extremos, de derechas y de izquierdas, que no han entendido nada del mundo". "Quizá un día habrá que pensar en cortar las dos puntas de la tortilla", resumía en 2015. Es exactamente lo que ahora intenta Macron.

Macron ganó las elecciones presidenciales del 7 de mayo al derrotar a la candidata de la extrema derecha, Marine Le Pen. El vencedor obtuvo un 66,1% de votos. Le Pen, un 33,9%.

El nuevo presidente cree que la división izquierda/derecha ha quedado obsoleta y ha contribuido al bloqueo de Francia. Sostiene que la división real es entre progresistas y conservadores, y que ambos —progresistas y conservadores— se encuentran en la izquierda y la derecha. Él quiere reunir a los progresistas franceses bajo el paraguas de su partido, La República en Marcha.

Las legislativas servirán para evaluar si esta intuición es certera o si los franceses siguen creyendo en la validez de los ejes ideológicos tradicionales. Servirán para comprobar la efectividad de la operación de demolición del PS y de Los Republicanos. O, para decirlo en lenguaje macroniano, la "recomposición".



yoselin