Internacional - Política

Los iraníes eligen más diálogo, aperturismo y libertades

2017-05-21

Rohaní agradeció expresamente ante las cámaras su apoyo al ex presidente...

LUÍS MIQUEL HURTADO / El Mundo

La mayoría de iraníes tuvieron el domingo una de las resacas electorales más dulces que recuerdan en 38 años de República Islámica. Igual que había ocurrido durante los días previos a los comicios, miles de personas se reunieron en la histórica calle teheraní de Enghelab por la tarde; esta vez, con la Policía protegiéndolas, para celebrar la reelección del presidente pragmático Hasan Rohani, quien se impuso con un 57,13% sobre su principal rival, el rigorista Ibrahim Reisí, que recibió un 38,3% de apoyos.

"¡Victoria!", corearon los partidarios del vencedor, la mayoría jóvenes, entre velos púrpura y lazos verdes, los colores identificativos del reformismo, que aupó al ganador. Las calles de Teherán y de las mayores urbes del país jalearon así a Rohani, quien se expresó por primera vez por Twitter - censurado en Irán - al poco de conocer su victoria, pasado el mediodía: "Me mantendré leal a las promesas que os he hecho", dijo. "La gente ha rechazado la llamada de quienes querían devolvernos al pasado", añadió.

Posteriormente, el presidente electo habló en directo por televisión. Aseguró que el resultado, conocido un día después de los comicios, manifestaba la unidad del país y que, pese a la polarización política, nadie podría arrastrarlos a fracturas "inútiles". En un desafío sin precedentes, Rohaní agradeció expresamente ante las cámaras su apoyo al ex presidente Jatamí. El ex dirigente reformista está vetado en los medios, por orden de la Fiscalía, desde que apoyó a los derrotados en las polémicas elecciones de 2009.

Estos mensajes dieron cuenta del deseo de Rohani de prolongar, otros cuatro años - la Constitución limita la Presidencia a dos mandatos consecutivos -, unas políticas marcadas por el contrapeso al establishment rigorista, la moderación en el discurso político, el estrechamiento de lazos con el exterior, la liberalización económica y la relajación de restricciones en la esfera pública. "Nuestra nación quiere vivir en paz y amistad con el mundo, pero, a la vez, no aceptará humillación o amenaza", advirtió.

Mientras el vencedor recibía felicitaciones de numerosos líderes y políticos mundiales - una de las más destacadas por los medios iraníes fue un tuit del ex ministro español Javier Solana refiriéndose a "otra oportunidad para Irán y la región" -, el líder supremo Ali Jamenei usó también Twitter para evaluar el resultado. "Atender a las clases humildes, a las regiones y pueblos deprimidos, priorización, lucha contra la corrupción y los problemas sociales deben encabezar la agenda del próximo gobierno", declaró.

La máxima autoridad de la República Islámica, que pese a la capacidad de maniobra del presidente en política doméstica e internacional - Rohaní podrá servirse de un Parlamento mayormente afín - siempre tiene la última palabra, agradeció "a cada uno de los participantes" su voto, así como "a aquellos a quienes les conminaron a cumplir con su labor". Necesitado de la alta participación para legitimar su sistema de gobierno, Jamenei había pedido una participación masiva, y los iraníes respondieron con creces.

Cifra de participación histórica

En rueda de prensa a primera hora de la mañana, el viceministro del Interior, Ali Asgar Ahmadí, detalló que la participación en las doceavas elecciones presidenciales desde la Revolución superó el 70%. Finalmente, fue de un 73,1%. Se trata de una de las más altas de la historia republicana - la masiva afluencia a las urnas notada por este periódico durante la jornada electoral hacía vaticinar tamaña cifra - y superó, por ejemplo, la participación en las últimas generales españolas.

La afluencia subió en cuatro décimas porcentuales respecto a las presidenciales que ganó Rohani en 2013. Su renta de votos subió cerca de cinco millones respecto a entonces, hasta los 23 millones y medio; su principal rival, Ibrahim Reisí, recopiló 15,8 millones de papeletas, bastantes más que el dividido voto de hace cuatro años. "El voto de 16 millones de iraníes buscando el cambio es un gran activo y no debería ser ignorado", dijo, tras conocer el resultado, el clérigo y jurista derrotado, sin felicitar al ganador.

Hasan Rohani, que al igual que su contrincante posee el título honorífico de hoyatoleslam - para los clérigos considerados "doctos" o "pruebas del islam" - tiene por delante la tarea de elegir un ejecutivo que cumpla su programa. Sus principales retos son la recuperación económica, especialmente en lo referido al desempleo, la lucha contra la corrupción, el fomento de la paz social y la concreción del papel de Irán en el exterior; especialmente, en lo referido al acuerdo nuclear y el alzamiento de sanciones.

Dos obstáculos: Arabia Saudí y Estados Unidos

El próximo presidente tendrá como obstáculos a dos países cuyos líderes se reunieron precisamente ayer: Arabia Saudí, polo opuesto regional, y EU, cuyo presidente, Donald Trump, ha criticado el pacto nuclear incontables ocasiones y ha llegado a amenazar con un ataque. No obstante, ayer, cuando la prensa preguntó a Rex Tillerson, secretario de Estado de EU, si estaba cerrado al contacto diplomático con Irán, este respondió: "Con toda probabilidad, vamos a hablar, en el momento adecuado".

El pacto nuclear, firmado en 2015 entre Irán, EU, el resto del Consejo de Seguridad de la ONU y Alemania, permitió suspender un programa atómico militar iraní a cambio de levantar sanciones. Pese a que la oposición, con un discurso populista, había acusado a Rohani de no obtener el rédito necesario del alzamiento de sanciones, todos los candidatos se habían comprometido a mantenerlo. La principal razón es que Rohani lo había firmado con el visto bueno de Jamenei.

Durante la campaña, en un anuncio sorpresivo que también se consideró que contaba con la aprobación del Líder, Hasan Rohani prometió trabajar para acabar con todas las sanciones no nucleares, como las impuestas por los misiles balísticos. Esto requerirá una dosis extra de pericia de un presidente apodado en el pasado 'el jeque diplomático'. "La percepción [de Irán] que se tiene en el mundo es importante. Corregirla lleva años", advierte Hamid Ahmadí, profesor de Política de la Universidad de Teherán.

"Estoy muy contenta y esperanzada sobre el futuro. Nosotros hicimos nuestra parte. Ahora, es el turno de Rohani", se expresó a este periódico Shirin, una joven estudiante que había apostado por la candidatura ganadora. "Entendemos que, incluso si el sistema tiene limitaciones, si votamos, luego podemos exigir un resultado; si no lo hacemos, ellos pueden elegir a quien quieran y, nosotros, no podemos decir nada", añadió.

Este pensamiento domina las mentes de chicas y chicos que, juntos y bien pegados, marcharon por el norte acomodado de Teherán - así como por otras ciudades religiosas como Qom y Mashad - hasta bien entrada la noche, en un ambiente festivo como pocas veces se recuerda. "Los jóvenes sufrimos de falta de esperanza", se había quejado a pie de urna Sara, universitaria. "Nos preocupa el empleo claro, pero sobre todo necesitamos esperanza. Por eso voto", dijo.

La victoria incontestable de Rohani sobre Reisí - ninguno de los otros dos candidatos, el conservador Mir-Salim y el reformista Hashemi-Taba, pasó del medio millón de votos - es un golpe duro para el entorno de la línea dura, particularmente para los aislacionistas.



JMRS
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