Internacional - Política

Irán eclipsa el proceso de paz en el viaje de Trump a Tierra Santa

2017-05-22

A las pocas horas fue más allá y prometió al primer ministro, Benjamin...

Mikel Ayestaran / abc.es

Donald Trumpcambió este lunes Riad por Jerusalén, segunda parada de su primer viaje oficial desde que llegó a la Casa Blanca, pero en sus apuntes trajo los mismos mensajes de alerta sobre Irán, la gran amenaza regional para sus dos grandes aliados. «Estados Unidos e Israel pueden afirmar con una sola voz que Irán jamás debe ser autorizada a poseer un arma nuclear -nunca jamás- y que debe cesar la financiación, el entrenamiento y el equipamiento mortíferos de terroristas y milicias», declaró Trump en la residencia del presidente israelí, Reuven Rivlin.

A las pocas horas fue más allá y prometió al primer ministro, Benjamin Netanyahu, que «Irán nunca tendrá armas nucleares». El líder estadounidense quiso reforzar su apoyo a Israel recordando la alianza lograda en su paso por Riad, en el que «muchos han expresado su resolución a ayudar a acabar con el terrorismo y la propagación de la radicalización. Muchos países musulmanes ya han dado pasos para comenzar a seguir este compromiso y cada vez más vuestros vecinos árabes se dan cuenta de que tienen una causa común con vosotros en la amenaza que plantea Irán».

Un anuncio de la creación del que algunos analistas califican ya como «eje del bien» formado por Israel y países musulmanes suníes como Egipto, Jordania o Arabia Saudí, frente a la gran potencia chií.

En Arabia Saudí, Trump cerró el acuerdo de venta de armas más importante de la historia de EU (110,000 millones de dólares) y desde allí viajó directo a la segunda parada de su gira, Israel y Palestina.

Las alusiones constantes a Irán en cada una de sus intervenciones eclipsaron al tema que parecía iba ser el número uno en su agenda: recuperar el proceso de paz entre israelíes y palestinos. Trump señaló que «estamos ante una rara oportunidad de lograr la paz», pero no desveló la estrategia que tiene en mente para resolver el conflicto.

La segunda jornada del viaje en Tierra Santa incluye este martes un viaje a Belén, donde se reunirá con su homónimo palestino Mahmud Abás, que en su reciente visita a la Casa Blanca le confesó que gracias a él había recuperado «la esperanza» en una salida pacífica al conflicto.

Acosado por los problemas internos en su país, a lo largo de esta gira Trump está siendo agasajado por saudíes e israelíes y ha adoptado la pose de gran negociador y de líder con ganas de rebasar líneas que ninguno de sus antecesores había rebasado. Es el primer presidente de EU que incluye al estado judío en su primera gira internacional tras tomar posesión, el Air Force One fue el primer avión en cubrir la ruta directa entre Arabia Saudí e Israel, dos países con un mismo enemigo común en la región, Irán, pero sin relaciones diplomáticas, y para completar los actos sin precedentes de la jornada para un presidente de EU en el cargo, visitó la Ciudad Vieja de Jerusalén.

Del aeropuerto del Tel Aviv se desplazó en helicóptero a Jerusalén y tras ver al presidente Rivlin se dirigió al Santo Sepulcro, en el que la tradición cristiana sitúa el lugar de la crucifixión, enterramiento y resurrección de Jesús, y posteriormente al Muro de las Lamentaciones, donde se puso la kipá (pequeña gorra de uso obligatorio en este lugar santo) y rezó durante unos minutos.

Estos lugares son tan sagrados para cristianos y judíos como delicados para la diplomacia internacional y hasta ahora los mandatarios estadounidenses y europeos en visita oficial evitaban visitarlos por el significado político que tienen, al estar en la zona este de Jerusalén, ocupada por Israel en la Guerra de los Seis Días hace 50 años.

Fue una visita simbólica y mediática, pero que Trump exigió hacerla sin Netanyahu, ni ningún otro cargo oficial, a excepción del rabino del muro, Shmuel Ravinovich. Las medidas de seguridad y la huelga general de los palestinos en solidaridad con el millar de presos en cárceles israelíes que llevan más de un mes en huelga de hambre y que afectó a Cisjordania y a Jerusalén oriental, vaciaron una Ciudad Vieja que Trump visitó a solas acompañado de los suyos.

Pese a los miles de kilómetros de distancia, los escándalos que le rodean en EU le siguieron hasta el hotel King David de Jerusalén, convertido en su cuartel general, y tuvo que aclarar ante la prensa que «nunca mencioné la palabra o el nombre de Israel» en el encuentro que mantuvo en su despacho con el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, en el que reveló información confidencial sobre el grupo yihadista Daesh. «Todos dicen que lo dije, así que tenéis otra historia errónea. Nunca mencioné la palabra Israel», zanjó un presidente, para quien la cooperación de inteligencia con Israel es «estupenda, genial, nunca ha sido mejor».



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