Internacional - Política

Michel Temer usa al ejército para apaciguar las protestas en su contra 

2017-05-25

El ministro de Defensa Raul Jugmann insistió en un discurso televisado que el presidente...

Simon Romero y Dom Phillips, The New York Times


RÍO DE JANEIRO – El presidente brasileño, asediado por protestas, desplegó a tropas federales el miércoles 24 de mayo en la capital, Brasilia, después de que manifestantes se enfrentaron con las fuerzas de seguridad.

El ministro de Defensa Raul Jugmann insistió en un discurso televisado que el presidente Michel Temer solo intentaba restaurar el orden al pedirle a las tropas que patrullaran algunas áreas. Algunos manifestantes prendieron fuego a uno de los edificios más conocidos de la capital, el Ministerio de Agricultura, y otras sedes gubernamentales fueron vandalizadas.

Funcionarios regionales estiman que hasta 35,000 personas participaron en la manifestación del miércoles.

“Una protesta que debía ser pacífica se deterioró en violencia, vandalismo y falta de respeto”, acusó Jungmann.

El uso de las fuerzas armadas en Brasil es un tema delicado para críticos de la dictadura militar que gobernó el país de 1964 a 1985, cuando un sinnúmero de brasileños fueron víctimas de abusos a los derechos humanos, incluida la expresidenta Dilma Rousseff.

El profesor de Ciencia Política Jairo Nicolau, de la Universidad Federal de Río de Janeiro, dijo que fue un “error” desplegar a las fuerzas armadas.

“Es una mala señal, indica debilidad por parte del gobierno”, dijo Nicolau. “Estamos en un momento de mucha inseguridad y cualquier acto de este tipo solo genera más inestabilidad. Hemos tenido manifestaciones mucho peores que fueron controladas por la policía civil”.

Las tensiones van en aumento en Brasil debido a un escándalo vinculado al gobierno de Temer, desatado después de que un empresario de la compañía alimentaria JBS grabó una conversación con el mandatario en la que este parece sancionar el pago de sobornos para comprar el silencio de alguien y posiblemente entorpecer investigaciones anticorrupción. La revelación de esos audios, el 18 de mayo, hizo que se desplomaran los mercados en Brasil, que se abriera una investigación oficial contra Temer y que se desataran los llamados para que este renuncie. El presidente se ha negado y ha estado a la defensiva.

Durante las protestas fueron evacuados varios edificios del gobierno, de acuerdo con medios locales, y una sesión del congreso fue suspendida después de que políticos opositores y partidarios de Temer empezaron a gritarse.

Los bomberos lograron controlar las llamas en el Ministerio de Agricultura.

La Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal de Brasil, que incluye a Brasilia, culpó de la violencia a los manifestantes que intentaron saltarse un cordón policial.

“Intentaron invadir el perímetro de seguridad”, señaló la secretaría en un comunicado, pero fueron detenidos por la policía, “que usó fuerza progresiva”.

Sin embargo, algunos manifestantes disputaron esa versión oficial.

Victor Guimarães, de 26 años y activista del Movimiento de Trabajadores Rurales sin Tierra, dijo que estaba frente al congreso cuando la policía empezó a atacar a los manifestantes.

“Todavía no llegaba el contingente más grande de la protesta, y aun así lanzaron granadas, gas lacrimógeno y balas de goma”, dijo Guimarães.

Algunos de los manifestantes usaron escudos y otros lanzaron sus propias granadas de mano.

“La policía quería expulsar a todos de la explanada”, dijo Guimarães, quien añadió que fue golpeado en la cabeza por un proyectil –posiblemente un envase de gas lacrimógeno vacío–.

Además de las manifestaciones en Brasilia, los policías que resguardaban las protestas en Río de Janeiro fueron atacados por manifestantes con tirachinas. Los legisladores en Río debatían en ese momento medidas de austeridad para paliar la crisis financiera del estado.

Temer intenta que sean aprobadas medidas similares, poco populares, en el congreso federal.

Asimismo, el presidente se ha puesto a la defensiva en contra del empresario Joesley Batista, de la compañía cárnica JBS, al acusarlo de que manipuló el audio de su conversación en marzo. Dijo que buscará que el Supremo Tribunal Federal suspenda la pesquisa por corrupción que pesan contra él.

Temer también ha sido acusado de recibir millones de dólares en sobornos y pagos ilegales de campaña, y de intentar obstruir investigaciones anticorrupción. No obstante, esos cargos no han avanzado porque un presidente brasileño tiene fuero contra cargos no relacionados a su gestión y las denuncias datan de cuando era vicepresidente de Rousseff. Asumió el poder de manera interna hace un año cuando ella fue destituida en un juicio político por presuntamente manipular las cuentas públicas.

Nicolau, el politólogo de la Universidad Federal de Río de Janeiro, pronosticó que las protestas contra Temer solo empeorarán.

“Las veo como una radicalización que será cada vez más fuerte”, dijo. “La insatisfacción es enorme”.



yoselin

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