Internacional - Política

Los alemanes se sienten odiados por Trump

2017-05-27

El portavoz de Trump, Sean Spicer, salió al encuentro de los periodistas alemanes enviados...

(ABC.ES).- La República Federal de Alemania, rendida a las relaciones trasatlánticas desde su fundación en 1949, sufrió ayer una crisis de identidad internacional cuando varios medios de comunicación germanos publicaron unas declaraciones de Donald Trump durante la cumbre de la OTAN en Bruselas. “Los alemanes son malos, muy malos”, había dicho el presidente norteamericano mientras reprochaba a la industria alemana sus florecientes exportaciones. “¡Miren solamente la cantidad de coches que venden en EU! … vamos a parar eso”. El alboroto diplomático era tan fogoso a las pocas horas que el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, uno de los presentes en el momento de la afrenta, salió a desmentirla desde Taormina. Trump no quiso ser “agresivo” con Alemania, explicó, “fue una conversación franca y constructiva sobre comercio”, al tiempo que atribuía el revuelo, con menos acierto que buena intención, a un fallo de los traductores. “Bad no significa malo”, se esforzaba Juncker por disculpar a Trump, sin recibir demasiada ayuda, por otra parte, de otro de los presentes en la conversación origen del problema, Donald Tusk, para quien en estos casos, “se necesitan más bien fontaneros profesionales que diplomáticos indiscretos”.

La canciller Merkel, todavía reunida con el presidente de EU, prefirió dejar que la polémica hablase por sí sola y su portavoz, Steffen Seibert, se limitó a asegurar con cierta ironía que “la confianza depositada en el gobierno de EU sigue siendo la misma a nivel político, pero hay que reconocer que algunas cosas son ahora un poco más imprevisibles”. El candidato socialdemócrata a la Cancillería de Berlín, Martin Schulz, adoptó sin embargo un tono de agravio y dijo que “Alemania no tiene por qué soportar ese trato humillante”, mientras el también socialdemócrata alemán de Exteriores, Sigmar Gabriel, reconoció que “hay hechos que nos están irritando” en las relaciones bilaterales. Las reacciones de queja surgieron desde los más insospechados rincones de la política alemana e incluso el siempre sereno y piadoso presidente del Consejo Evangélico, el obispo Heinrich Bedrof-Strohm, bromeó sobre Trump: “bueno, Dios dice que amemos al prójimo, pero no cuánto ni por cuánto tiempo”.

El portavoz de Trump, Sean Spicer, salió al encuentro de los periodistas alemanes enviados al G7 y les explicó que la palabra “bad” (malo), puesta en boca del presidente de EU, era una falsa noticia. Aseguró que Trump siente un “reverente respeto por Alemania”, aunque considera “injusta” la situación comercial. Pero no logró convencer a la prensa germana, que anoche seguía elaborando listas de los motivos por los que “Trump odia a Alemania”, entre los que se cita el éxito económico alemán, la amistad con Obama, la política de refugiados, el posicionamiento en organizaciones internacionales y la mentalidad alemana, que a diferencia de Trump, repele el riesgo. Bild mencionaba también al abuelo de Trump, alemán que emigró a EU y no fue admitido de vuelta por haberse escaqueado del cumplimiento del servicio militar.



JMRS