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Cristiano Ronaldo y el ganar y ganar

2017-06-02

Bajó de la escalerilla del avión por detrás de Sergio Ramos y Marcelo y de...

Eleonora Giovio

Cardiff está empapelada de fotos de Gareth Bale, que este viernes bajó del avión del Madrid con el rostro serio y bajo unos nubarrones negros. El protagonista por excelencia es él —aunque no será titular—, porque la final se juega en su casa. Parte de los focos los acapararon también Sergio Ramos y Marcelo. Los dos capitanes acompañaron a Zidane en la rueda de prensa. Cristiano Ronaldo, el hombre que con sus goles en cuartos y semifinales allanó el camino del Madrid hacia Cardiff, vivió la víspera apartado de los flashes.

Bajó de la escalerilla del avión por detrás de Sergio Ramos y Marcelo y de ahí, escondido detrás de unas gafas de sol, puso rumbo al hotel de concentración. La plantilla, con Florentino Pérez encabezando la expedición, entró al Mercure por una puerta trasera para evitar que la policía cortara una de las arterias de la ciudad.

Por la tarde, Cristiano Ronaldo pisó el césped del Millennium Stadium. La cubierta impedía ver el color del cielo y saber si hacía frío o calor. “Si al estadio le han puesto techo, habrá que usarlo de vez en cuando”, bromeaba Gigi Buffon, capitán de la Juve. Cristiano Ronaldo se ha enfrentado cuatro veces al portero bianconero y le ha marcado cinco tantos. Nunca Buffon ha mantenido la portería a cero cuando ha tenido enfrente al portugués con la camiseta del Madrid. “Para mí Cristiano es un ejemplo, no sólo como futbolista , sino también como deportista. Es un ejemplo para los mayores y para los más pequeños”, dijo el guardameta de la Juve. “A mis 39 años creía que no me quedaba nada por aprender, pero siempre se lo digo a mis amigos: futbolistas como Cristiano Ronaldo me han enseñado a tener siempre hambre pese a ganarlo todo y a tener humildad para ponerse en discusión”, prosiguió el capitán de la Juve.

El hambre de Cristiano —el primer futbolista en alcanzar los 100 goles en Champions— puede ser un arma de doble filo. Lo había sido hasta que pactó con Zidane sus descansos. El portugués quería jugarlo todo, marcar siempre y no parar nunca. Las dos últimas veces que el Madrid llegó a la final de la Champions (2014 y 2016) lo hizo con un Cristiano desgastado. En Lisboa jugó sólo porque era la final. La inflamación del cartílago de una rodilla le había limitado en las últimas semanas de competición. En Milán también jugó sin estar al máximo, castigado por una temporada larga y exigente.

A Cardiff llega en su mejor momento porque Zidane le hizo ver que había otras maneras de ser protagonista. Que descansando de vez en cuando no se caía el mundo. Todo lo contrario, que llegaría a ser decisivo cuando más lo necesitaba el equipo y cuando se juegan los títulos.

Salvo su primera temporada, en la que se perdió semanas de competición por una lesión, Cristiano nunca había marcado tan poco como este año (si es que 40 goles en 51 partidos pueden calificarse de pocos), pero sus goles han pesado mucho en Europa. Anotó un doblete en el Allianz, un triplete en el partido de vuelta en el Bernabéu y otros tres contra el Atlético un par de semanas después en la ida de las semifinales. Casi todos, además, han sido goles de nueve puro. Del área siempre había huido, para explotar mejor su velocidad, regate y características físicas. Hasta en eso se ha dosificado.

Este viernes, después de la charla de Zidane en el terreno de juego antes de que empezara el entrenamiento, se escucharon los aplausos de toda la plantilla. Cristiano fue el primero en romper filas y correr hacia los balones. Bromeó con un recogepelotas que lo estaba mirando y no se esperaba que le lanzara el balón. “Cristiano, al final es una buena persona, se preocupa por los demás. Lo que destaco de él son sus ganas de ganar, siempre, incluso en los entrenamientos. Tiene esa cosa dentro de querer ganar y ganar. Es un líder nato”, dijo Zidane. “Demasiada humildad no es buena, tenemos que demostrar nuestro carácter”, dijo Cristiano antes de viajar a Cardiff.



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