Internacional - Seguridad y Justicia

Las FARC desaparecen como grupo armado en Colombia 

2017-06-27

JOSÉ FAJARDO / El Mundo 

"Adiós a las armas, adiós a la guerra, bienvenida la paz", dice Rodrigo Londoño alias Timochenko, líder de las FARC. Los guerrilleros aplauden y ondean banderas rojas con la hoz y el martillo. Aparece en escena el presidente Juan Manuel Santos. Ambos, protagonistas del acuerdo histórico que pone fin a más de medio siglo de guerra en Colombia, se dan la mano. Una pareja de combatientes les entrega un bebé recién nacido. "Es una niña que acaba de nacer en este nuevo país en paz", dice el mandatario. Y alguien suelta en el escenario decenas de mariposas blancas.

El 27 de junio de 2017 será recordado como el día en que las FARC, la guerrilla más antigua y potente de América, desapareció como grupo armado. "Guerrilleros y guerrilleras ayer del ejército del pueblo, hoy militantes de la esperanza del pueblo. Colombianos: hoy nos congregamos para culminar la dejación de armas. Este día no termina la existencia de las FARC: ponemos fin a nuestro alzamiento armado de 53 años, pero seguiremos existiendo como un movimiento democrático y pacífico. Es la apertura de una nueva era", asegura Timochenko.

"Hoy con emoción constatamos el fin de esta guerra absurda que no sólo duró más de cinco décadas, sino que causó algo peor: ocho millones de víctimas y 220,000 compatriotas muertos", dice Santos. Tras dos mandatos presidenciales dedicados a conseguir la paz en Colombia, el presidente es consciente de que con la dejación de armas ya no hay vuelta atrás para la guerrilla.

"Hay días que marcan nuestras vidas: hoy es un día muy especial que jamás olvidaremos, es el día en que las armas se cambiaron por las palabras. Puedo decir desde el fondo de mi corazón que por llegar a este día, por vivir este día, por lograr este día, ha valido la pena ser presidente de Colombia", asegura el último galardonado con el Nobel de la Paz.

La ceremonia se celebra en Mesetas, en el departamento del Meta, al sur del país, una zona de dominio histórico de las FARC. En su discurso ante la comunidad internacional, Timochenko (vestido de civil: camisa azul de manga corta, boina y gafas de sol), aprovecha para recordar el exterminio de miles de miembros de la Unión Patriótica, una formación política de izquierdas que surgió tras la desmovilización de las guerrillas a mediados de los 80. El riesgo de que esto se repita es uno de los mayores temores del Secretariado de las FARC.

"Las trágicas experiencias del pasado no podrán repetirse. Nosotros no le fallamos a Colombia. Honramos hoy nuestra palabra, con buena fe. Esperamos que el Estado cumpla la suya", dice el líder de la guerrilla, que denuncia la "amenaza paramilitar", retrasos en la implementación del acuerdo en cuestiones como la amnistía y el indulto de los presos y el riesgo de que no se cumpla todo lo pactado ante un escenario de elecciones presidenciales en 2018. El partido conservador Centro Democrático liderado por Álvaro Uribe ha manifestado que si gana el próximo año hará lo posible por cambiar algunos puntos del acuerdo.

"¿Saben por qué será sustituido ese aparato destructivo? Por una caja de madera: esa que llaman urna electoral", responde Santos. Frente a las reivindicaciones por parte de las FARC, el discurso del presidente es más conciliador. Cita al intelectual francés del siglo XIX Victor Hugo: "Ese día serán una sola nación, ya no harán llamados a la guerra, sino a la civilización".

El jefe de la misión de las Naciones Unidas en el país, Jean Arnault, también participa en la ceremonia. "En un mundo golpeado por distintas formas de violencia y por movimientos sin precedentes de refugiados, el proceso de paz en Colombia es un motivo de esperanza y un ejemplo poderoso para la comunidad internacional".

La ONU ya tiene en su poder 7.132 fusiles, pistolas y lanzagranadas, todas las armas individuales aportadas por cada uno de los guerrilleros. Según adelanta Jean Arnault, las FARC se quedarán con 700 armas en los 26 campamentos en los que se reparten por todo el país para garantizar su seguridad hasta el 1 de agosto, cuando se retirarán los contenedores de estas zonas.

También queda pendiente el asunto de las 900 caletas con explosivos, municiones y armamento inestable escondidas en zonas de difícil acceso por todo el país. La ONU ha confirmado que ha destruido 77. El 1 de septiembre todas debería haber sido inhabilitadas, pero si no se cumple el plazo (algo que parece imposible), las caletas quedarán a disposición del Gobierno, al que ayudarán ex integrantes de las FARC para el desmantelamiento.

En este y otros aspectos todavía nebulosos jugará un papel destacado la ONU. El Gobierno deberá solicitar antes del 10 de julio ante el Consejo de Seguridad si quiere que se amplíe la misión en Colombia. Mientras tanto, la sociedad se debate entre la ilusión por el fin de las FARC (hasta los 'uribistas', principal fuerza de la oposición, manifiestan que la dejación de armas es una gran noticia) y el temor por el resurgimiento de nuevas fuerzas armadas que pretenden ocupar el vacío de poder en las regiones.

Tanto Santos como "Timochenko" terminan sus discursos con un mensaje de esperanza. Así concluye el presidente colombiano: "Espero que estemos a la altura de la paz que hemos logrado, a la altura de nuestros hijos que hoy nos miran con ojos de esperanza, a la altura de la Historia. No dejemos perder este momento, este logro que es de todos los colombianos. Somos un solo pueblo: ¡que viva la paz!".



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