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El IS instaura su régimen de horror en Filipinas, con decapitaciones y esclavas sexuales 

2017-06-29

Según Reuters, entre los fallecidos hay cinco decapitados, lo que confirmaría los...

ISMAEL ARANA / El Mundo

El Ejército filipino informó hoy del hallazgo de 17 cadáveres de civiles, varios de ellos mutilados, en la ciudad sureña de Marawi, en donde mantienen feroces enfrentamientos con militantes afines al Estado Islámico (IS) desde hace más de un mes. Según advirtieron, el número de residentes asesinados por las "atrocidades" de los rebeldes podría incrementarse a medida que los soldados vayan recuperando más terreno.

Los cuerpos fueron recuperados mientras las tropas ejecutaban una operación de limpieza cerca de Gadungan, uno de los sectores más castigados por los combates. "Creemos que los cadáveres pertenecen a civiles indefensos asesinados por Maute y Abu Sayyaf", declaró el general Rolando Bautista en referencia a los dos grupos rebeldes que han proclamado públicamente su fidelidad al IS. "Esto es una manifestación de su brutalidad. Los mataron a sangre fría".

Según Reuters, entre los fallecidos hay cinco decapitados, lo que confirmaría los relatos de algunos vecinos huidos en los días previos, que afirmaban haber visto tirados en medio de la calle los cuerpos sin cabeza de varias personas. De acuerdo con el último parte militar, el hallazgo eleva el parte de bajas a 44 civiles, 71 soldados y policías y 299 militantes, además de unos 246,000 desplazados.

Los islamistas se hicieron con el control de la ciudad el pasado 23 de mayo, cuando policías y soldados gubernamentales trataron de arrestar al líder de Abu Sayyaf y emir del IS en el Sudeste Asiático, Isnilon Hapilon, que se hallaba escondido en una casa. Para su sorpresa, los rebeldes resistieron con fiereza y contraatacaron apoderándose de amplios sectores de esta urbe de 200,000 habitantes. Desde entonces, las fuerzas gubernamentales han tratado de arrebatarles la plaza pero, pese a sus ataques por tierra y aire y a contar con el apoyo técnico de las fuerzas estadounidenses, los milicianos -entre 150 y 200 en la actualidad- permanecen fuertemente atrincherados en túneles y edificios bombardeados.

Además, se cree que los seguidores del califato retienen a docenas de rehenes, incluido un cura católico. Según dijeron los militares el martes, algunos de ellos están siendo obligados a empuñar las armas contra las fuerzas gubernamentales, a auxiliar a los rebeldes heridos y a saquear casas. Además, varias mujeres habrían sido obligadas a convertirse al Islam para después ser casadas con militantes del grupo Maute y ser utilizadas como esclavas sexuales.

Ante los rumores vertidos en los días pasados de que uno de los líderes del grupo rebelde, Abdulá Maute, había solicitado negociar la liberación del cura a cambio de la puesta en libertad de sus padres, en manos del Gobierno desde principios de mes, el portavoz del Ejército, Restituto Padilla, se mostró contundente: "mantenemos una política de no negociación".

Padilla también dijo que espera capturar a Hapilon, por el que EU ofrece una recompensa de 5 millones de dólares, "vivo o muerto". No obstante, los últimos informes sobre el cabecilla apuntan a que ya ha abandonado la ciudad, probablemente aprovechando el alto el fuego de ocho horas que se dictó el domingo con motivo de la celebración final del Ramadán.

Por su parte, el presidente del país, Rodrigo Duterte, intervino hoy en un acto en el que recibió cientos de rifles de asalto de manos de China para esta campaña militar diciendo que el país está lidiando con "una situación muy peligrosa" a causa de los jóvenes musulmanes inspirados por la "locura de masas" del IS.

La capacidad de combate mostrada por los rebeldes, su acceso a armamento pesado y el uso de combatientes extranjeros han aumentado los temores a que la batalla de Marawi sea tan solo el comienzo de una campaña más amplia en la región, sobre todo ahora que el IS está sufriendo grandes bajas en Siria e Irak.

Hoy mismo, el comandante estadounidense para las fuerzas de EU en el Pacífico, Harry Harris, instó a los países de la zona a colaborar con Canberra y Washington para frenar a los radicales. "Marawi es una llamada de atención para todas las naciones del Indo-Pacífico", aseguró en un acto. "Estos terroristas están usando las mismas tácticas de combate que hemos visto en Oriente Medio. Es la primera vez que fuerzas inspiradas por el IS se unen para luchar a este tipo de escala", advirtió.



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