Como Anillo al Dedo

Más cerca de la Libertad en Venezuela 

2017-07-11

Leopoldo podrá hablar con sus hijos todos los días. No es una alegría completa...

LILIAN TINTORI / El Mundo

La autora recuerda las familias de presos políticos en Venezuela en su primer artículo tras la excarcelación de su esposo Leopoldo López

No puedo empezar estas notas sin agradecer al pueblo español, a sus instituciones, a su dirigencia política y a su Gobierno por la enorme solidaridad que han demostrado con el pueblo venezolano, con mi esposo Leopoldo y conmigo.

Leopoldo está en casa. No puedo esconder la alegría y la fuerza que representa para mí y para mis hijos sentir que el hogar está completo de nuevo. No es Libertad plena, que es lo que realmente corresponde a Leopoldo porque es inocente de todo lo que injustamente se le acusa. Mi esposo ha recibido, de forma unilateralmente decidida por el régimen, una medida sustitutiva de casa por cárcel. Sin embargo, mi pequeña alegría personal se refiere a que en esta casa por cárcel no será más torturado, ni aislado, ni incomunicado, ni se le privará de luz, no se le privará de la prensa, de sus libros, de poder escribir, de oír radio o de conversar con otras personas, de poder dormir completo sin que nadie lo despierte con armas largas en su pecho. Leopoldo podrá hablar con sus hijos todos los días. No es una alegría completa pero sí es una tranquilidad que como esposa y madre celebro en mi interior. Es, a fin de cuentas, un pequeño paso de justicia que hoy, no tengo duda, nos llevará a la libertad plena de Leopoldo.

Y aunque no puedo esconder esta pequeña satisfacción personal, al mismo tiempo nacen en mí de forma automática emociones encontradas: no puedo dejar de pensar en todas las familias de los presos políticos con quienes he compartido, codo a codo, esta lucha titánica contra la injusticia. Esas familias heroicas que resisten con dignidad los atropellos de la tiranía hoy siguen sufriendo la injusta separación con sus seres queridos, siguen estando incompletas, siguen sufriendo los tratos crueles e inhumanos de una dictadura que los mantiene castigados por atreverse a pensar distinto o soñar con un mejor país. Esta lucha no termina aquí, muy por el contrario no hace más que impulsar con mayor fuerza y con mayor fe mi determinación de luchar por reconquistar la libertad de todos los presos políticos y la reparación de las injusticias por las que han pasado nuestras familias. Hoy, más que antes, sé que sí se puede y que sí vamos avanzando con paso firme hacia esa mejor Venezuela que todos soñamos y por la cual muchos han sacrificado hasta sus vidas. No es en vano, no será jamás en vano.

Nunca se nos van a olvidar las violaciones sistemáticas de los Derechos Humanos y vamos a trabajar día y noche para que más nunca exista en Venezuela un preso político ni se torture a un venezolano. Los Derechos Humanos deben ser la base de todo.

Los Derechos Humanos no se negocian, los valores no se negocian, la dignidad no se negocia. Mi esposo lo ha dicho muy claro: "No estoy dispuesto a claudicar en mi lucha. Si por ello debo regresar a una celda en Ramo Verde estoy dispuesto a hacerlo".

Leopoldo está firme, Leopoldo está claro y consciente del sacrificio de los venezolanos. Y por eso, con fuerza y determinación, ha promovido y apoya la decisión de ir a una consulta popular donde sean los venezolanos quienes decidan su futuro, su destino que no puede ser otro que la Paz y la Libertad en democracia.

La consulta popular establecida para el próximo 16 de julio es una herramienta constitucional que se sustenta en los artículos 5, 70, 333 y 350 de nuestra Carta Magna. Es una expresión directa del poder soberano que no es otra que la expresión de la voluntad popular.

Los venezolanos hemos recorrido e intentado todas las vías democráticas posibles para buscar una solución al desastre al que nos ha llevado la dictadura de Nicolás Maduro. Ganamos en el año 2015 una Asamblea Nacional que el régimen, dando un golpe de Estado, desconoció e intentó anular. Promovimos un referéndum revocatorio para que fuese el pueblo quien decidiera la continuidad o el final de la tiranía de Maduro pero el régimen apoyado en la complicidad de unos rectores electorales violó nuestro derecho humano a elegir. Como si fuera poco también evitaron convocar elecciones regionales porque saben que no existe elección alguna que puedan ganar: saben que han perdido por siempre el apoyo y la credibilidad de este pueblo. Ahora, de forma autoritaria, violatoria de nuestra Constitución y de los Derechos Humanos, pretenden imponer una supuesta Constituyente que no es más que un fraude con el que pretenden engañar al pueblo para quedarse por siempre en sus espacios de poder privilegiados.

Y frente a todos estos atropellos e injusticias, no podemos hoy, quienes hemos sufrido la persecución en primera persona, dejar de hablar de aquellos venezolanos que por culpa de esta dictadura buscan alimentos en medio de la basura. No podemos ser indiferentes ante la enfermedad y el sufrimiento de miles de venezolanos que no encuentran medicinas para su cura. No podemos olvidar a quienes han sido vilmente asesinados por la represión o por la inseguridad que esta dictadura promueve y ejecuta. No podemos, por supuesto, dejar de pensar en nuestros familiares que padecen la injusticia de una dictadura que los encarcela, aísla, tortura y somete a vejaciones diarias con tal de intentar callar sus poderosas voces de libertad.

¿Hasta cuándo tanto cinismo? ¿Hasta cuándo tanto dolor? ¿Hasta cuándo tanta injusticia? ¿Hasta cuándo tanto sufrimiento? ¿Hasta cuándo esta dictadura?

Hasta que este 16 de julio todos los venezolanos, en ríos y mares de millones de voluntades, le digamos al régimen que se acabó su tiempo de opresión, injusticias, engaños y corrupción.

Este 16 de julio es nuestra obligación hacerle saber al mundo entero, a nuestros hermanos de la fuerza armada y la cúpula de esta dictadura que somos los venezolanos quienes decidimos nuestro destino de Libertad y de Paz. Que no somos un pueblo sumiso que acepta de rodillas la opresión y que en nuestra sangre corre la fuerza libertadora de América toda.

Venezuela resurgirá de la cenizas y volverá a ser una nación alegre, fuerte y llena de fe en un futuro iluminado por la madurez de quienes han conquistado, con sacrificio y amor, la libertad de ser lo que merecemos ser: una mejor Venezuela.

* Lilian Tintori es esposa de Leopoldo López y activista por la democracia en Venezuela.



arturo

Notas Relacionadas

No hay notas relacionadas ...



Ver publicaciones anteriores de esta Columna

Utilidades Para Usted de El Periódico de México