Internacional - Política

Diario de la primera semana de Leopoldo López fuera de prisión y sus dibujos en la cárcel de Ramo Verde 

2017-07-17

Leopoldo López ya no es el mismo. Ni emocional ni física ni políticamente. No...

DANIEL LOZANODIEGO SANTANDER / El Mundo

Su desayuno, zumo y arepas, como cuando era libre. Por las noches le ha leído cuentos a sus dos hijos

En su casa de Caracas se ha reunido con Zapatero

'Crónica' reconstruye los siete primeros días de arresto domiciliario del preso político más famoso del mundo

Leopoldo López ya no es el mismo. Ni emocional ni física ni políticamente. No es aquel dirigente irreverente y rebelde que con un discurso encendido se entregó a los militares de la Guardia Nacional el 12 de febrero de 2014. Tres años y cinco meses en la cárcel de Ramo Verde, muchos días absolutamente aislado, hicieron mella en el economista de 46 años, en cuerpo, mente y espíritu.

El 'Mandela' criollo está en transición, entre el volcánico líder político que fue y el presidenciable que emerge para una Venezuela a la deriva. Entre medias, el hombre que volvió de madrugada a su casa para hacerse su primera foto en arresto domiciliario. Un hombre al que las heridas le han cambiado. Crónica reconstruye su primera semana tras salir de la cárcel, durante la cual los ojos del mundo se han depositado sobre su casa de Caracas. La misma semana en la que López empezó a recuperar el tiempo perdido.

Sábado, 8

LA LLEGADA A CASA

Nadie lo esperaba, ni siquiera la mujer que fue su cordón umbilical con el mundo. Leopoldo abrazó en la entrada de su casa a Lilian Tintori, un abrazo que premiaba las vueltas que su compañera de vida dio alrededor del mundo para que ni él ni su causa desaparecieran tras las rejas. Subió corriendo las escaleras para besar a Manuela, su hija de siete años, y a Leopoldo Santiago, su hijo de cuatro. Ambos estaban dormidos en plena madrugada. Han crecido anestesiando su ausencia con la excusa que les dio su madre un día: papá está en ese sitio tan feo, al que vais de vez en cuando a visitarle, trabajando por Venezuela.

Poco antes de las cuatro de la madrugada también despertó a su madre, Antonieta Mendoza de López. Más tarde fue Manuela la que llamó al abuelo, Leopoldo López Gil, exiliado en España tras la embestida del militar radical Diosdado Cabello contra el diario El Nacional, de cuya directiva forma parte.

Las emociones corrían subidas en un tiovivo. Cuando Mendoza llegó a casa de su hijo ya sintió la tranquilidad que desprendía. Así llegó el primer desayuno en familia: zumo de papaya, arepa con queso blanco rayado, huevos revueltos, alubias negras y café negro. Fue un desayuno plenamente criollo que le supo a gloria. Antes de salir de prisión, el dirigente pasó más de 30 días absolutamente aislado, sin ver a familiares ni abogados, sin leer un solo diario. Durante ese tiempo enfermó: le dieron una arepa en mal estado que le causó vómitos y diarrea.

En ese momento ya era noticia mundial. Se escuchaba a la gente que se reunía frente a la casa. Periodistas, dirigentes de su partido, Voluntad Popular (VP) y de la oposición contactaban con unos y con otros para conocer detalles de la excarcelación de quien fuera alcalde del municipio de Chacao.

López redactó su mensaje al país en un papel y se lo entregó a Freddy Guevara, su mano derecha en VP y actual vicepresidente del Parlamento. Pero no pudo contenerse, trepó el muro como si fuera un símbolo y agitó la bandera tricolor venezolana para repetir el emblema que le acompañó todo este tiempo: "El que se cansa pierde". "No estoy dispuesto a claudicar en mi lucha", dijo.

Domingo, 9

UN NUEVO CUERPO DE MÚSCULOS

La primera noche en casa fue el regreso al silencio y al sonido de los pájaros que le acompañaban en la celda. Le está costando adaptarse a un hogar que hoy le parece inmenso, el refugio de una familia que siempre vivió en la abundancia. Le impresionan los colores de la vegetación y de la casa. Y también los "nuevos" sonidos de las aves.

López repasa las fotografías que se exhiben en las distintas habitaciones, sobre todo las de deportes extremos que ha practicado con su esposa, incluso cruzando a nado el río Orinoco. La velocidad de las primeras horas dejó sobre el tapete un interrogante: ¿cuál es su verdadero estado físico? El Tribunal Supremo justificó la casa por cárcel como una medida humanitaria por su " situación de salud". En cambio, la musculatura que exhibió causó asombro en España. No así en Venezuela: a lo largo de los más de 40 meses, sus músculos fueron creciendo al ritmo de sus entrenamientos; cada una de sus imágenes entre rejas así lo confirmaban.

Antes acostumbraba a correr cada mañana, ya fuera con bomberos y policías de su municipio o con sus compañeros de rutina. Como triatleta llegó a participar en medio Iron Man: 1,9 km de natación, 90 de ciclismo y 21,1 de atletismo. En Ramo Verde se tuvo que conformar con el baloncesto y las pesas, convencido de que si fortalecía su cuerpo solidificaba su alma.

El vídeo que Cabello mostró en su show televisivo como prueba de vida en mayo confirmó su transformación física. Leopoldo, en camiseta de tirantes y con los brazos cruzados en actitud desafiante. Sus bíceps a punto de explotar, hombros y pectoral marcados, cuello poderoso. Una imagen en las antípodas de los dirigentes de la revolución, con el sobrepeso del poder. Pero en su último mes en prisión, castigado en una celda de aislamiento y atacado por la intoxicación, perdió seis kilos y parte de su masa muscular. Su familia subrayó que tiene problemas en la vista tras sus largas sesiones de lectura en la oscuridad.

Pasan las horas y los juegos con los niños, de quienes no se despega. Mientras, su mujer acude a la marcha opositora de los 100 días para dejar claro que "Leopoldo ya no es el mismo".

Lunes, 10

LA MEDITACIÓN... Y UN CUENTO

Quienes le rodean confirman las sospechas de los dos primeros días: Leopoldo está mucho más tranquilo, más calmado y, al conversar con él, son constantes las referencias a pasajes de la Biblia, uno de los pilares que lo mantuvo en pie dentro de su celda. En Ramo Verde aprendió a meditar. El prisionero de Maduro es católico practicante, pero no había pasado la barrera de meterse a los temas espirituales más profundamente. Ahora sí.

"Ya habrá tiempo para eso", repite para sorpresa de sus colaboradores quien antes presionaba por la inmediatez de las cosas. Observa y escucha con atención. Rebosante de felicidad. "Es como si le hubieran metido en el túnel del tiempo", sostiene su padre, con quien habla todos los días. La impaciencia juvenil ha dado paso a la madurez.

La noche acaba como las anteriores: leyendo un cuento a sus niños.

Martes, 11

CANTANDO CON LA GUITARRA

López va recuperando el pulso político. Sus colaboradores más cercanos y los dirigentes de VP Freddy Guevara, Juan Andrés Mejía y David Smolanski despachan casi todos los días con el jefe, ya hoy convertidos en un influyente grupo de alcaldes y diputados. En medio de conversaciones sobre el destino del país, López toma un cuatro (pequeña guitarra de cuatro cuerdas) que aprendió a tocar en la cárcel y comienza a cantar. Para dejar muy claro que los tiempos han cambiado. Se le nota feliz, pero sus compañeros también perciben dolor. Narra sus anécdotas de cuatro años como si hubieran sucedido ayer, cuatro años durante los cuales perdió a su mejor amigo. La mitad del tiempo que lleva sin abrazar a su padre.

Hoy también es el turno de sus compañeros de la Unidad Democrática, con Julio Borges, presidente de la Asamblea, a la cabeza del llamado G9, los nueve partidos más importantes de la oposición.

En la reunión queda muy clara la confianza plena del líder de VP en la consulta popular que se celebra este domingo, donde los venezolanos decidirán si rechazan la Asamblea Constituyente que convocó Maduro para atornillarse en el poder. Así lo reitera a sus compañeros de travesía. López mantiene intacta su visiónde presión en la calle para buscar una salida política. Está decidido a mantenerse firme aun con el riesgo de regresar a la cárcel.

Las medidas que le han impuesto le prohíben apariciones públicas, declaraciones, redes sociales, como a los otros presos en sus domicilios. El objetivo es mantenerle invisible. Pero Leopoldo López ya ha demostrado que no es un preso común.

Miércoles, 12

LA VISITA DE ZAPATERO

La casa del preso político más famoso del mundo se convierte en algo parecido a un cónclave mundial sobre lo que ocurre en Venezuela. López habla con Rajoy, con Aznar y con Luis Almagro, secretario general de la OEA. Y por la tarde recibe a Zapatero. Es el cuarto encuentro con el ex presidente del Gobierno, clave en su liberación a medias. En su familia le llaman "el mensajero del Gobierno", pero entre los dos reina un clima de confianza. Sabe que Zapatero le consiguió beneficios para su día a día en la cárcel.

Mentalmente, López tampoco es el mismo: se leyó de arriba abajo la historia de Venezuela, sacando incluso un diplomado mientras estaba en prisión. Luego se paseó por la política, la literatura... siempre bajo la dirección de su hermana y librera, Diana López. "Hermana, no me dejaban estudiar", se excusó López ante ella en su primera charla. Eso sucedió durante su aislamiento; el resto del tiempo los libros fueron su compañía. Uno cada dos días. Al final se fascinó por la poesía de Rafael Cadenas, Eugenio Montejo y Yolanda Pantin. También por los narradores Ana Teresa Torres, Federico Vegas, Francisco Suniaga, Héctor Abad y William Ospina.

Jueves, 13

NIÑOS Y DIBUJOS

En Ramo Verde, López tuvo una relación muy especial con un gavilán al que cuidó tras haber caído dentro de la cárcel. Sufrió mucho cuando se lo quitaron: no sólo le daba compañía; también representaba un sueño de libertad. Pero el preso estaba convencido de que el pájaro construyó su nido en la torre del presidio, incluso escuchaba ese ruido como parte de su silencio.

López por fin escucha su música, porque en la cárcel también se la quitaron. Allá oía la prestada: la del vigilante y la del barrio popular cercano (vallenato, reguetón u otros ritmos latinos).

Cuando se fue, tenía dos perros; ahora son cinco. También le regalaron dos loros, que incluso se pone en el hombro.

Otra de sus fascinaciones ahora es leer noticias. Está impresionado por el arrojo de los venezolanos en las protestas, que ya se han cobrado la vida de 95 personas. Una de las noticias de hoy le llenó de rabia: la detención de Carlos Graffé, uno de sus chicos del partido que él mismo construyó recorriendo Venezuela de arriba abajo.

Pero sobre todas las actividades políticas o intelectuales están sus hijos. López los ha vestido todas las mañanas y ha desayunado con ellos. A la vuelta del cole pinta con Leopoldito o juega al ajedrez con Manuela. Comenzó a caer lluvia sobre Caracas y también jugaron con la lluvia. Los dos han sido modelos para sus dibujos en la cárcel, los mismos que acompañan este diario de su primera semana.

Hoy es el último día de curso de Leopoldito, el mismo que le recibió con un pijama de Spiderman. Después de vestirlo, el niño le dice: "Bueno, vámonos, papá".

-No, yo no puedo ir.

-¿Por qué si van a estar todos los papás? Yo tengo mucho tiempo sin papá.



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