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La responsabilidad de Cristiano Ronaldo

2017-08-02

Con el punto de partida obligado de la inocencia del jugador (la vía judicial lo...

Editorial, El País


La comparecencia de Cristiano Ronaldo ante el juzgado de instrucción de Pozuelo de Alarcón para responder a las acusaciones por un presunto fraude fiscal de 14,7 millones ha provocado un debate público sobre la tributación de los futbolistas de élite. En ese debate, similar al que en su día causó la acusación contra Lionel Messi, aparecen alegatos contra la desigualdad fiscal y protestas por la supuesta confusión de las normas tributarias. Todo esto es pertinente, pero no se va a sustanciar en el proceso judicial, sea largo o corto, de Ronaldo. Aunque, por supuesto, Hacienda debe tomar nota.

Con el punto de partida obligado de la inocencia del jugador (la vía judicial lo confirmará o desmentirá) hay que hacer dos observaciones que vienen al caso. La primera es que el declarante (en este caso, el jugador) es responsable de su declaración fiscal, aunque la presenten otros agentes o sus abogados. La norma es sencilla e invalida cualquier intento de escudarse en los “yo no sabía” o “eso lo llevaban mis asesores”. Es la misma que se aplica a todos los ciudadanos. La segunda es que el jugador no está inerme ante la ley, ni se le conduce a un callejón sin salida. Tiene tantos derechos o más que cualquier contribuyente y su notoriedad, por más que promueva revuelo mediático —como antes sucedió en el caso de Messi—, no merma un ápice esos derechos. El jugador dispone además del recurso a un pacto previo con Hacienda, que limitaría el alcance de las sanciones que puedan recaer sobre él.

Ronaldo hoy y antes Messi suscitan otra cuestión: el recurso a estructuras fiscales complejas o enmarañadas construidas por despachos para “optimizar” o evadir impuestos. Los asesores deberían ser llamados a declarar junto con sus clientes. Porque son sus esquemas de presunta optimización los que comprometen a los clientes y quedan en evidencia legal.



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