Muy Oportuno

Sin reflectores

2017-08-09

Mientras los reflectores exaltan, a veces hasta el aburrimiento, a personajes por sus gestas,...

Por: P.Fernando Pascual, L.C.

Hay miles de seres humanos cuyas vidas transcurre en la más perfecta "normalidad", acompañada de la belleza del amor auténtico.

No aparecen en la prensa. No tienen páginas de Internet con miles de amigos. No reciben ni críticas ni aplausos en los grandes medios informativos.

Son hombres y mujeres que viven sus deberes como servicio, que ayudan en la familia y la parroquia, que tienden la mano a amigos y enemigos.

Son personas concretas que escriben páginas hermosas de la historia humana. No la historia que aparece en los libros, sino la historia que construye el bien en lo pequeño y cotidiano.

Mientras los reflectores exaltan, a veces hasta el aburrimiento, a personajes por sus gestas, algunos con manchas oscuras que quedan cuidadosamente escondidas, da alegría encontrarse con gente sencilla que ama sin aplausos.

Esa gente sencilla brilla, ciertamente, entre quienes están cerca. Familiares y amigos conocen los gestos, ven los sufrimientos, agradecen la paciencia de esos humildes que hacen el bien con alegría interior.

Los aplausos del mundo ensalzan a quienes no lo merecen. Por eso valen hoy, como siempre, las palabras de Jesús: "¡Ay cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!, pues de ese modo trataban sus padres a los falsos profetas" (Lc 6,26).

Sin que muchos lo perciban, también hoy existen viudas que dan todo lo que tienen para vivir, que dejan a un lado su propio bienestar para un gesto que solo Dios puede apreciar plenamente (cf. Mc 12,41-44).

Los reflectores buscan brillo caduco y fama vacía. Sólo los ojos de Dios penetran en los corazones y perciben la magnanimidad de las personas que aman, luchan, sufren, piden perdón y perdonan, rezan y trabajan cada día como obreros humildes de la viña del Señor...



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