Automotriz

Más de tres años de prisión en EU para el primer implicado en el dieselgate' de Volkswagen 

2017-08-25

l juez tomó nota, pero consideró que lamentar lo que hizo no le excusa por su...

Sandro Pozzi, El País

James Liang, que durante más de tres décadas trabajó como ingeniero para Volkswagen, ha sido condenado este viernes por un tribunal en Detroit a un total de 40 meses de prisión por desarrollar el sistema que permitió engañar los controles en las emisiones de vehículos con motores diésel. Además, deberá de abonar 200,000 dólares de multa. El coste del fraude se estima en unos 25,000 millones de dólares.

Liang, de 63 años de edad, ya se declaró culpable cuando fue arrestado hace un año y cooperó con la investigación. El juez tomó nota, pero consideró que lamentar lo que hizo no le excusa por su conducta y con su sentencia fue más lejos de lo que había solicitado la fiscalía. La acusación pidió una pena de tres años de prisión y una sanción de 20,000 dólares, diez veces menos de los anunciado.

VW instaló en secreto un sistema informático que era capaz de identificar cuando el vehículo estaba siendo sometido a las pruebas de emisiones. En ese momento se activaban los controles. Liang se convirtió en el primer acusado al año de destaparse el fraude. Formaba parte del núcleo duro de ingenieros que diseñó la trampa electrónica. Trabajaba para la división en EE UU desde 2008.

A comienzos de mes también admitió su culpabilidad en el fraude Oliver Schmidt, un antiguo ejecutivo de VW que también está implicado en el escándalo de las emisiones. En su caso se enfrenta a siete años de prisión y una multa de 400,000 dólares por conspirar para engañar a los reguladores del medioambiente en Estados Unidos. La sentencia está prevista para el próximo 6 de diciembre.

La justicia estadounidense presentó cargos contra ocho empleados de VW hasta la fecha. El fabricante alemán, por su parte, tuvo que admitir también su culpabilidad para poder llegar a un pacto financiero que le permitiera pasar página. El escándalo de las emisiones afectó a cerca de 11 millones de vehículos diésel en todo el mundo, de los que casi 600,000 unidades se vendieron en EE UU.


 



regina